lunes, 26 de agosto de 2024

 26 de Agosto 2024


Santa María de Jesús Crucificado (Mariam) Baouardy
Virgen Carmelita
(† 1878)

Patrona de la Paz para la Tierra Santa
Éxtasis y elevación. Recibió los estigmas del Señor

"Dónde está la caridad allí también está Dios. Si pensáis en hacer el bien a vuestro hermano, Dios pensará en vosotros”

Martirologio Romano: En la ciudad de Belén, en Tierra Santa, Santa María de Jesús Crucificado (Mariam) Baouardy, virgen de la Orden de las Carmelitas Descalzas, que, colmada de carismas místicos, unió la vida contemplativa, con una singular caridad.

Mariam Baouardy, nació el 5 de enero de 1846, en Ibillin, una pequeña aldea de Galilea, a mitad de camino entre Nazareth y Haifa, en una familia de rito griego-católico. Pero Mariam, no tenía aún 3 años, cuando su padre muere, confiándola a la fiel custodia de San José. Algunos días más tarde muere su madre. Es así que su hermano Boulos, es adoptado por una tía, y Mariam por un tío de buena condición.

Se recibe en el Carmelo de Pau en junio de 1867, dónde toma el nombre de Hermana María de Jesús Crucificado. Su sencillez y su generosidad, conquistan los corazones de todos. Don de profecía, ataques del demonio o éxtasis, entre todas las gracias divinas, de las cuales está colmada, está aquella de saberse, de manera muy intensa, ser ‘nada’ frente a Dios, y cuando habla de ella misma, se llama "la pequeña nada", es realmente la expresión profunda de su ser.

Funda el Carmelo de Belén y Nazareth. Muere, el 26 de agosto de 1878, a los 32 años.

Mariam Baouardy nació el 5 de enero de 1846, en Ibillin, una pequeña aldea de Galilea, a mitad de camino entre Nazareth y Haifa, en una familia de rito greco-católico. Sus padres no lograban traer al mundo un hijo que sobreviviese: doce niños les murieron uno después de otro, siendo todos ellos muy pequeños. En su profundo dolor y confianza en Dios, decidieron entonces hacer una peregrinación a Belén, para ir a rogar ante el Pesebre, y pedir la gracia de una hija. Es así como Mariam vino al mundo. Y luego de ella, el siguiente año, su hermano Boulos.

Pero Mariam no tenía aún 3 años, cuando su padre muere, confiándola a la fiel custodia de San José. Algunos días más tarde muere su madre. Es así que Boulos es adoptado por una tía, y Mariam por un tío de buena condición.

De sus años de infancia en Galilea, le quedará, a la vez, ese maravillarse delante de la belleza de la Creación, de la luz, de los paisajes dónde todo le habla de Dios, y del sentimiento, muy fuerte, de que “todo pasa”.

Una experiencia de niña, es decisiva para su vida futura: juega con dos pequeños pajarillos, y quiere hacerlos tomar un baño, pero estos no resisten y mueren entre sus manos. Toda triste, siente entonces interiormente estas palabras: "¿Ves?, es así que todo pasa; pero si quieres darme tu corazón, yo me quedaré siempre contigo”.

A los 8 años, hace su primera comunión. Poco después, su tío parte para Alejandría, con toda la familia.

Mariam tiene 12 años, cuando se entera que su tío quiere casarla. Decidida a darse totalmente a Dios, ella rechaza la proposición. Tratan de persuadirla, y la amenazan. Ni las humillaciones, ni los malos tratos, pueden cambiar su resolución. Después de tres meses, ella encuentra a un viejo criado de la casa, para mandar una carta a su hermano, que se había quedado en Galilea para que venga a ayudarla.

Escuchando la narración de sus sufrimientos, el criado, que era musulmán, la exhorta a dejar a los cristianos, y a abrasar su religión. Mariam rechaza. Encolerizado, el hombre saca su cimitarra, y le corta la garganta, abandonándola luego en una callejuela oscura. Era el 8 de septiembre.

Pero su hora, no había llegado todavía, y ella se despierta en una gruta, cerca de una joven mujer, que se parecía a una religiosa. Durante cuatro semanas, esta señora la cuida, la nutre, la instruye. Después de lo cual, al estar ya curada, aquella que más tarde dirá que es la Virgen María, la lleva a una iglesia, y allí la deja.

Desde ese día, Mariam irá de ciudad en ciudad (Alejandría, Jerusalén, Beirut, Marsella…), como doméstica, eligiendo preferentemente las familias pobres, ayudándolas, pero dejándolas, en cuanto se encuentra demasiado honrada.

Así ella llegará a ser, de manera del todo particular, testigo de ese “universo invisible”. Ese universo que nosotros creemos sin verlo, y que ella ha experimentado, de una manera muy fuerte.

En Marsella: las Hermanas de San José

En el 1865, Mariam se encuentra en Marsella. Entra en contacto, con las Hermanas de San José de la Aparición. Tiene 19 años, pero sólo parece de 12 o 13. Habla mal el francés, y posee una salud frágil, pero de todos modos, es admitida al noviciado, y su alegría es enorme, por poder entregarse de este modo a Dios.

Siempre dispuesta para los trabajos más pesados, ella pasa la mayor parte de su tiempo, lavando o en la cocina, pero junto a dicha vida ordinaria, dos días por semanas revive la Pasión de Jesús, recibe los estigmas (que en su sencillez cree ser una enfermedad), y comienzan a manifestarse, toda clase de gracias extraordinarias. Algunas hermanas, quedan desconcertadas de ello, y al final de 2 años de noviciado, no es admitida a continuar en la Congregación. Es así que un conjunto de circunstancias la orientan hacia el Carmelo de Pau.

El Carmelo de Pau

Es recibida en junio de 1867. Allí, en medio de todas las pruebas que tendrá a atravesar, siempre encontrará amor y comprensión. Al ser una nueva Congregación, ingresa de nuevo al noviciado, dónde recibe el nombre de Hermana María de Jesús Crucificado.

Insiste en ser admitida como ‘hermana conversa’, ya que se encontraba más a gusto en el servicio de los otros, teniendo por otro lado, un gran problema para leer, lo que conllevaba una gran dificultad para recitar convenientemente el Oficio divino. Su sencillez y su generosidad, conquistan los corazones de todos.

Y sus palabras, dichas después de un éxtasis, son el fruto de su vida: "Dónde está la caridad allí también está Dios. Si pensáis en hacer el bien a vuestro hermano, Dios pensará en vosotros. Si hacéis un pozo para vuestro hermano, caeréis en él; el pozo será para vosotros. Pero, si hacéis un cielo para vuestro hermano, ese cielo será para vosotros…”.

Don de profecía, ataques del demonio o éxtasis, entre todas las gracias divinas de las cuales está colmada, está aquella de saberse, de manera muy intensa, ser ‘nada’ frente a Dios, y cuando habla de ella misma se llama "la pequeña nada", es realmente la expresión profunda de su ser.

Es lo que le hace penetrar, en la insondable profundidad de la misericordia divina, dónde encuentra su alegría y sus delicias, su vida. “La humildad es feliz de ser nada, ella no se apega a nada, ella no se cansa nunca de nada. ¡Está contenta, es feliz, dondequiera que esté es feliz, está satisfecha con todo… Felices los pequeños!”.

Allí está la fuente de su abandono, al corazón de las gracias más extrañas, y al corazón de los acontecimientos humanos, más desconcertantes.

La fundación del Carmelo de Mangalor en India

Al fin de 3 años, en el 1870, parte con un pequeño grupo, para fundar el primer monasterio de carmelitas en la India, en Mangalor. El viaje en barco hasta allí, es ya toda una aventura, ya que tres religiosas mueren antes de llegar.

De todos modos, son enviados refuerzos, y a finales de 1870, se puede inaugurar la vida claustral. Sus experiencias extraordinarias, continúan sin impedirle por ello, el afrontar los trabajos más pesados, y las agitaciones que vienen siempre anejas, a una nueva fundación.

Durante sus éxtasis, bien se la veía a veces resplandeciente su rostro, en la cocina o en otro lugar, bien participando en espíritu, de lo que ocurría en la iglesia, al momento de las persecuciones en China; bien sea que a veces el demonio, parecía tomar posesión de ella, en lo exterior de su cuerpo, haciéndole vivir terribles tormentos y combates.

De todos modos, las incomprensiones empezaron entonces a producirse, alrededor de ella, llegando a dudar de la autenticidad de lo que ella vivía. Sin embargo, pudo emitir sus votos al final de su noviciado el 21 de noviembre de 1871, pero las tensiones creadas en su entorno, acabaron por provocar su regreso al Carmelo de Pau, en el 1872.

El regreso a Pau

En aquel lugar halla su vida de simple ‘hermana conversa’ en medio del cariño de sus hermanas de religión, y su alma se dilata. Durante ciertos éxtasis ella, que es casi analfabeta, profiere repentinamente, en la exultación de su gratitud hacia Dios, poesías de una gran belleza, llenas de frescor y de un atractivo todo oriental, donde la creación entera canta a su Creador, o bien, enardecida por la aspiración de su alma hacia Dios, se la verá elevarse, hacia la cima de un árbol, milagrosamente sobre una rama, que no soportaría ni siquiera un ave.

“Todos duermen. Y Dios, tan lleno de bondad, tan grande, tan digno de alabanzas, ¡es olvidado!… ¡Nadie piensa en Él!… Veo que la naturaleza lo alaba; el cielo, las estrellas, los árboles, las hierbas, todo lo alaba; ¡y el hombre, que conoce sus beneficios, que debería alabarlo, duerme!… ¡Vamos, vamos a despertar el universo!”.

Numerosos también son, los que vienen a buscar cerca de ella, consuelo, consejos, ruegos, y que parten de su lado, iluminados y fortificados por su encuentro.

La fundación del Carmelo de Belén

Poco después de su regreso de Mangalor, comienza a hablar de la fundación de un Carmelo en Belén. Los obstáculos son numerosos, pero se disipan progresivamente, incluso de manera inesperada.

Por fin la autorización es dada por Roma, y el 20 de agosto de 1875, un pequeño grupo de carmelitas, se embarca para esta aventura. El Señor mismo guía a Mariam, hacia el lugar y la construcción. Puesto que es la única que habla árabe, ella se encarga particularmente de seguir los trabajos, “inmersa en la arena y en la cal”.

La comunidad puede venir a habitar, los lugares preparados, desde el 21 de noviembre de 1876, mientras que ciertos trabajos continúan.

Se preocupa también, por la fundación de un Carmelo en Nazareth, viajando allí y logrando que se compre, un terreno en agosto de 1878 para dicho fin. Durante este viaje le es revelado por Dios, el lugar de Emaús. Ella lo hace comprar a Berthe Dartigaux, para el Carmelo.

De vuelta en Belén, retoma la vigilancia de los trabajos, bajo un calor sofocante. Llevando de beber a los obreros, Mariam cae de una escalera, y se parte un brazo. La gangrena va afectarle muy velozmente, y muere algunos días después del suceso, el 26 de agosto de 1878, a los 32 años.

La presencia de Mariam, es para nosotras, un vínculo con todo el mundo árabe. Mariam, nos descubre este mundo invisible, tan cerca de nosotros, el cual es todo misericordia. Ella nos enseña a apostar toda nuestra vida, por “aquello que no pasa nunca”, aquello que únicamente “tiene peso”: Dios solo.

Mariam que es llamada por algunos “Patrona de la Paz” para la Tierra Santa, es para nosotros un estímulo, a dejarnos transfigurar por el Señor, a fin de convertirnos nosotros mismos, en artesanos de esta transfiguración del mundo, por la gracia de Dios. Testigo de un mundo ya transfigurado, Mariam nos conduce a ese primer día de la Creación, dónde el Cielo y la Tierra, no fueron separadas todavía, sino sólo la luz y las tinieblas: este día Uno, reflejo de la Unidad divina, dónde todo resplandece de esta Unidad.

Mariam ha sido atraída de modo particular por el Espíritu Santo, este Espíritu que aleteaba sobre las aguas, al principio de la Creación. Es este Espíritu Santo, que ella nos quiere entregar como herencia, ya que cuando Él viene a tomar sitio de nuestro “yo”, transfigura cada cosa, “crea de nuevo”: “Dirigíos al Espíritu Santo que inspira todo”.

El ‘yo’ es aquello que hace perder al mundo. Los que tienen el yo, llevan la tristeza y la angustia con ellos. No se puede tener juntos a Dios y al mundo. Aquel que no tiene el yo, tiene todas las virtudes y la paz y la alegría". Pero con el Espíritu Santo todo, incluso “una gota” sola, algo insignificante, llega a ser posible de gran transformación:

Espíritu Santo, inspiradme;
Amor de Dios, consumidme;
Al verdadero camino, conducidme;
María, Madre mía, miradme,
Con Jesús, bendecidme;
De todo mal, de toda ilusión,
De todo peligro, preservadme.


Fuente: Carmelholyland.org

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