viernes, 20 de mayo de 2016

Sexta Feria, 20 de Mayo

SAN BERNARDINO DE SIENA


(1380-1444)

Cuerpo Incorrupto

En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor; caminad como hijos de la luz”

Breve
Sacerdote Franciscano de gran pureza de corazón. Fué contemporáneo de Santa Catalina de Siena, con quien supo compartir sus anhelos en torno al Reino de los Cielos. Gran defensor de la Paz. Se lo considera patrón de las personas que sufren de la ludopatía y los males respiratorios.
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Nacido en Massa Marittima, territorio de Siena, (hoy en región de Toscana, Italia), el año 1380.

Queda huérfano y es criado por una tía. Ya desde chico le gustaban las cosas de Dios. Componía altares e imitaba a los predicadores. De adolescente se cuidaba de hablar, y actuaba con pureza.

Cuando tenía 20 años hubo una gran peste en Italia que arrasó a Siena. Él y otros jóvenes amigos suyos fueron al hospital y sirvieron por 3 meses hasta que acabó la epidemia.

A los 22 años lo dejó todo para entrar en la comunidad franciscana. Tanto movía los corazones con su prédica que se cerraban las tiendas, y hasta las clases en la universidad para escucharle. Se convirtieron innumerables pecadores que venían a él arrepentidos.

Entró en la Orden de los Frailes Menores, se ordenó sacerdote, y desplegó por toda Italia una gran actividad como predicador, con notables frutos.

Propagó la devoción al santísimo nombre de Jesús. Tuvo un papel importante en la promoción intelectual y espiritual de su Orden; escribió, además, algunos tratados de teología.

Propaga la devoción a la Eucaristía. Acostumbraba a llevar consigo una tablilla, mostrando la Eucaristía con rayos saliendo de ella y en el medio, el monograma IHS que él ayudó a popularizar como símbolo de la Eucaristía. Fue gran reformador de la Orden Franciscana.

No le faltaron las pruebas: El Papa Martín V lo suspende como predicador, pero San Juan Capistrano, le ayuda a arreglar su situación.

Rechazó 3 episcopados, fundó más de 200 monasterios, e intervino para traer la paz entre dos bandos, los güelfos y los gibelinos.

A los 63 años se le apareció San Pedro Celestino, que le avisa de su muerte ya cercana, la que acontece en la vigilia de la Ascensión. Muere en 1444 y seis años después es canonizado por el papa Nicolás V.

Está sepultado en Aquila. Su cuerpo se encuentra incorrupto, y su ataúd sangró sin cesar hasta que vino la paz entre los bandos que peleaban en la ciudad.

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Oficio de lectura, 20 de mayo, San Bernardino de Siena, Presbítero
El nombre de Jesús, luz de los predicadores
De los sermones de San Bernardino de Siena
Sermón 49

El nombre de Jesús es la luz de los predicadores, pues es su resplandor el que hace anunciar y oír su palabra. ¿Por qué crees que se extendió tan rápidamente y con tanta fuerza la fe por el mundo entero, sino por la predicación del nombre de Jesús?. ¿No ha sido por esta luz y por el gusto de este nombre como nos llamó Dios a su luz maravillosa?. Iluminados todos y viendo ya la luz en esta luz, puede decirnos el Apóstol: En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor; caminad como hijos de la luz.

Es preciso predicar este nombre para que resplandezca y no quede oculto. Pero no debe ser predicado con el corazón impuro o la boca manchada, sino que hay que guardarlo y exponerlo en un vaso elegido.

Por esto dice el Señor, refiriéndose al Apóstol: “Ese hombre es un vaso elegido por mi para dar a conocer mi nombre a pueblos, reyes, y a los israelitas. Un vaso –dice– elegido por mí, como aquellos vasos elegidos en que se expone a la venta una bebida de agradable sabor, que el brillo y esplendor del recipiente invite a beber de ella; para dar a conocer –dice– mi nombre”.

Pues igual que con el fuego se limpian los campos, se consumen los hierbajos, las zarzas y las espinas inútiles, e igual también que cuando sale el sol y, disipadas las tinieblas, huyen los ladrones, los atracadores y los que andan errantes por la noche, así también cuando hablaba San Pablo a la gente era como el fragor de un trueno, o como un incendio crepitante, o como el sol que de pronto brilla con más claridad, y consumía la incredulidad, lucía la verdad y desaparecía el error como la cera que se derrite en el fuego.

San Pablo hablaba del nombre de Jesús en sus cartas, en sus milagros y ejemplos. Alababa y bendecía el nombre de Jesús.
El Apóstol llevaba este nombre, como una luz, a pueblos, reyes y a los israelitas, y con el nombre de Jesús iluminaba las naciones, proclamando por doquier aquellas palabras: La noche está avanzada, el día se viene encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz. Conduzcámonos como en pleno día, con dignidad.

Mostraba a todos la lámpara que arde y que ilumina sobre el candelero, anunciando en todo lugar a Jesús, y éste crucificado.

Por eso la Iglesia, esposa de Cristo, basándose en su testimonio, salta de júbilo con el Profeta, diciendo: Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas, es decir, siempre.

El Profeta le honra igualmente en este sentido: Cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su salvación, es decir, Jesús, el Salvador que él ha enviado.

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, concédenos que por los méritos e intercesión del amado San Bernardino de Siena, obtener la Paz en nuestros corazones, en nuestras Familias y en el Mundo Entero mediante la alabanza a tu Santo Nombre todos los días de nuestra Vida. Que las personas aquejadas por la atracción a los juegos de azar se vean pronto liberados sus corazones de tan terrible adicción, al igual que quienes tienen problemas respiratorios. A Tí Señor que viniste a darnos Tu Paz Amorosa y Misericordiosa. Amén.

-Rezar Padre Nuestro, Ave María y Gloria por la Paz en nuestros corazones, en las familias y en el Mundo Entero.



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