Domingo
22 de Mayo
SOLEMNIDAD
DE LA SANTISIMA TRINIDAD
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, al Dios que es, que era y
que viene (Ap,1-8)
Como
el sol ilumina todo pero no lo podemos mirar directamente, así
ocurre con Dios.
Breve
Trinidad:
Término teológico que desde el 200 A.D. denota la doctrina
central del cristianismo: Dios, que es uno y único en su sustancia o
naturaleza infinita, es al mismo tiempo tres personas distintas: El
Padre, El Hijo y El Espíritu Santo.
Hay
un solo Dios que es El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo. Pero Dios
Padre no es Dios Hijo, sino que eternamente engendra al Hijo, como El
Hijo es eternamente engendrado. El Espíritu Santo no ni El Padre ni
El Hijo sino una persona distinta que procede eternamente del Padre y
del Hijo. Las tres personas reciben una
misma adoración y gloria.
La
palabra "Trinidad" no aparece en la Biblia pero si aparece
el concepto Cf. Mt. 28,19. La palabra fue por primera vez utilizada
por Tertuliano
La
Trinidad explica la vocación de la humanidad a formar una sola
familia
«Dios
no es soledad, sino comunión perfecta», recuerda al rezar el
«Angelus»
La
Trinidad -Juan Pablo II, 15 junio 2003
«la
Unidad y la Trinidad de Dios es el primer misterio de la fe
católica».
«Dios
no es soledad, sino comunión perfecta. Del Dios comunión surge la
vocación de toda la humanidad a formar una sola gran familia, en la
que las diferentes razas y culturas se encuentran y se enriquecen
recíprocamente».
A
la luz de esta verdad fundamental de la fe, se comprende la gravedad
de todas las ofensas y ataques contra el ser humano y la dignidad de
la familia y el matrimonio.
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PRIMERA
LECTURA
Antes
de comenzar la tierra, la sabiduría fue engendrada
Lectura
del libro de los Proverbios 8, 22-31
Así
dice la sabiduría de Dios:
«El
Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus
obras antiquísimas.
En
un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra.
Antes de
los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas.
Todavía
no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui
engendrada.
No
había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del
orbe.
Cuando
colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre
la faz del abismo; cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba
las fuentes abismales.
Cuando
ponía un límite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato; cuando
asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como
aprendiz,
yo
era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia:
jugaba
con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres.
Palabra
de Dios.
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Salmo
responsorial
Sal
8, 4-5. 6-7a. 7b-9.(R.: 2a)
R.
Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la
tierra!
Cuando
contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que
has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser
humano, para darle poder? R.
Lo
hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y
dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.
Todo
lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta las
bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan
sendas por el mar. R.
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SEGUNDA
LECTURA
A
Dios, por medio de Cristo, en el amor derramado con el Espíritu
Lectura
de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos 5, 1-5
Hermanos:
Ya
que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con
Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por
él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos;
y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de
Dios.
Más
aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la
tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la
virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios
ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se
nos ha dado.
Palabra
de Dios.
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Aleluya
Ap
1,8
Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, al Dios que es, que era y
que viene
EVANGELIO
Todo
lo que tiene el Padre es mío; el Espíritu tomará de lo mío y os
lo anunciará
Lectura
del Santo Evangelio según San Juan 16, 12-15
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas
cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por
ahora; cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta
la Verdad Plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que
oye y os comunicará lo que está por venir.
Él
me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.
Todo
lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que tomará de lo
mío y os lo anunciará.»
Palabra
del Señor.
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Comentarios
Padre
Jordi Rivero
Proverbios
8, 22-31;
Romanos
5,1-5;
Juan
16, 12-15.
San
Agustín meditaba el misterio de la Santísima Trinidad en la playa.
Encontró un niño que recogía agua del mar con una concha. San
Agustín le preguntó que hacía y el niño respondió que estaba
metiendo el mar en un hoyo que había hecho en la arena. Cuando San
Agustín le explicó que eso era imposible, el niño respondió: "mas
imposible es que tú puedas meter en tu razón a la Trinidad".
Lamentablemente
la historia del niño frecuentemente se utiliza para concluir que no
se puede conocer nada de la Trinidad y solo hay que aceptarla como un
misterio. Pero si ésa hubiese sido la posición de San Agustín, no
hubiese escrito uno de los tratados mas importantes sobre la Trinidad
(De Trinitate)
Lo
que Agustín quiso enseñar es que La Trinidad sobrepasa a la razón
infinitamente y por eso la razón no basta para entenderla.
Nuestros
conceptos y nuestros criterios no pueden abarcar a Dios. No es la
razón la que ilumina a Dios, sino Dios el que ilumina nuestra razón.
La razón y el estudio son importantes, pero
sin la gracia no pueden adentrarse en los misterios de Dios.
Para
meditar sobre la Trinidad es necesario abrirse con humildad a Dios
para que Él nos ilumine. Solo entonces podremos usar la razón para
estudiar lo que de Él recibimos. Como el
sol ilumina todo pero no lo podemos mirar directamente, así ocurre
con Dios.
Recién
escuché el testimonio de un científico que hizo muchas
investigaciones sobre el Santo Sudario. Él comentó que hasta ahora
se pensaba que la ciencia podría verificar la autenticidad del
Sudario. Él ahora considera que mas bien será el Sudario el que
demostrará el origen y la razón de ser del universo.
Jesús
dice hoy en el Evangelio: "«Muchas cosas me quedan por deciros,
pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el
Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que
hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que
está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que
os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os
he dicho que tomará de lo mío y os lo anunciará.»
Jesús
nos habla a nosotros. Si somos sus discípulos nos abrimos al
Espíritu Santo.
Muchos
oían a Jesús enseñar pero no entraban en una relación de
discipulado. Recordemos al joven rico que se fue triste porque estaba
apegado a sus bienes. Recordemos a los que abandonaron a Jesús
cuando habló de comer Su Cuerpo (Cf. Jn 6). Hoy es igual. Pocos
de verdad se comprometen a seguir a Jesús.
El
discípulo está en formación toda su vida. Nunca podrá
graduarse porque el maestro llama a la perfección. La revelación
esta ya dada en Cristo, pero toda la vida estaremos creciendo en Él
si se lo permitimos. Jesús desea adentrarnos en el misterio de amor
que es la Trinidad. Un tesoro inagotable.
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Padre
Raniero Cantalamessa
[Traducción
del original italiano realizada por Zenit]
En
el Evangelio, procedente de los discursos de despedida de Jesús, se
perfilan en el fondo tres misteriosos sujetos inextricablemente
unidos entre sí. «Cuando venga Él, el
Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa... Todo
lo que tiene el Padre es mío [¡del Hijo !]».
Reflexionando sobre estos y otros textos del mismo tenor, la Iglesia
ha llegado a su fe en el Dios uno y trino.
Muchos
dicen: ¿qué enigma es éste de tres que son uno y de uno que son
tres?. ¿No sería más sencillo creer en un Dios único, y punto,
como hacen los judíos y los musulmanes?. La respuesta es fácil. La
Iglesia cree en la Trinidad no porque le guste complicar las cosas,
sino porque esta verdad le ha sido revelada por Cristo. La dificultad
de comprender el misterio de la Trinidad es un argumento a favor, no
en contra, de su verdad. Ningún hombre, dejado a sí mismo, habría
ideado jamás un misterio tal.
Después
de que el misterio nos ha sido revelado, intuimos que, si Dios
existe, no puede más que ser así: uno y trino al mismo tiempo. No
puede haber amor más que entre dos o más personas; si, por lo
tanto, «Dios es Amor», debe
haber en Él uno que ama, uno que es amado y el amor que les une.
También los cristianos son monoteístas;
creen en un Dios que es único , pero no solitario. ¿A
quién amaría Dios si estuviera absolutamente solo?. ¿Tal vez a sí
mismo?. Pero entonces el suyo no sería amor, sino egoísmo, o
narcisismo.
Desearía
recoger la gran y formidable enseñanza de vida que nos llega de la
Trinidad. Este misterio es la máxima
afirmación de que se puede ser iguales y diversos: iguales en
dignidad y diversos en características. ¿Y no es esto de
lo que tenemos la necesidad más urgente de aprender, para vivir
adecuadamente en este mundo?. ¿O sea, que
se puede ser diversos en color de la piel, cultura, sexo, raza y
religión, y en cambio gozar de igual dignidad, como personas
humanas?
Esta
enseñanza encuentra su primer y más natural campo de aplicación en
la familia. La familia debería ser un reflejo terreno de la
Trinidad. Está formada por personas diversas por sexo
(hombre y mujer) y por edad (padres e hijos), con todas las
consecuencias que se derivan de estas diversidades: distintos
sentimientos, diversas actitudes y gustos. El
éxito de un matrimonio y de una familia depende de la medida con la
que esta diversidad sepa tender a una unidad superior: unidad de
amor, de intenciones, de colaboración.
No
es verdad que un hombre y una mujer deban ser a la fuerza afines en
temperamento y dotes; que, para ponerse de acuerdo, tengan que ser
los dos alegres, vivaces, extrovertidos e instintivos, o los dos
introvertidos, tranquilos, reflexivos. Es más, sabemos qué
consecuencias negativas pueden derivarse, ya en el plano físico, de
matrimonios realizados entre parientes, dentro de un círculo
estrecho. Esposo y Esposa no tienen que ser «la media naranja» uno
del otro, en el sentido de dos mitades perfectamente iguales, sino en
el sentido de que cada uno es la mitad que le falta al otro y el
complemento del otro. Es lo que pretendía Dios cuando dijo: «No es
bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada»
(Gn 2,18). Todo esto supone el esfuerzo de aceptar la diversidad del
otro, que es para nosotros lo más difícil y aquello que sólo los
más maduros consiguen.
Vemos
también de aquí cómo es erróneo considerar a la Trinidad como un
misterio remoto de la vida, que hay que dejar a la especulación de
los teólogos. Al contrario: es un misterio cercanísimo. El motivo
es muy sencillo: hemos sido creados a imagen
del Dios uno y trino, llevamos su huella y estamos llamados a
realizar la misma síntesis sublime de unidad y diversidad.
Oración:
Te pedimos Señor, que a semejanza de tu propia naturaleza,
protejas a nuestras familias y a las del mundo entero brindándole
fuerzas y entusiasmo a todos los Esposos y Esposas en la diaria lucha
por el sustento y la armónica convivencia. A Tí Señor que elegiste
predicar en familia junto a los Apóstoles. Amén.
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