sábado, 6 de junio de 2020


6 de Junio

San Marcelino Champagnat


Fundador de los Hermanos Maristas

1789-1840

Todo en honor de Jesús, pero por medio de María. Todo por María, para llevar hacia Jesús”

Breve
Catequista y sacerdote insigne. Fué compañero del Cura de Ars, famoso por sus confrontaciones directas con el demonio. Ejerció una poderosa influencia en la juventud francesa, diezmada y devastada espiritualmente, luego de la Revolución Francesa, y las Guerras Napoleónicas.

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Nació en 1789 cerca de Lyon, Francia. Su padre, que llegó a ser alcalde del pueblo, por defender y favorecer la religión, tuvo que sufrir mucho durante la revolución francesa.

La mamá, era sumamente devota de la Virgen Santísima, y le infundió una gran devoción mariana a Marcelino, desde muy pequeño, y le consagró su hijo a la Madre de Dios.

Una tía muy piadosa, le leía Vidas de Santos, y estas lecturas, lo fueron entusiasmando por la vida de apostolado. La lectura de las Vidas de los Santos, lo entusiasma mucho, por la virtud contagiosa de los santos.

Creció sin asistir a la escuela, pero las lecturas caseras, lo fueron formando, en un fuerte amor por la religión.

Desde muy niño, demostró mucha capacidad para aprender la albañilería, y la practicó en su niñez, y después este oficio, le va a ser muy útil en sus fundaciones. También era ágil para el negocio. Compraba corderillos, los engordaba, y luego los vendía, y así fue haciendo sus ahorros, con los cuales, más tarde, le ayudará a costearse sus estudios.

Terminada la revolución francesa, el Cardenal Fresh (tío de Napoleón), se propuso conseguir vocaciones para el sacerdocio, y fundó varios seminarios, Cerca del pueblo de Marcelino, abrieron un seminario menor, y un sacerdote visitador, llegó a la casa de los Champagnat, a invitar a alguno de los jóvenes, a ingresar en el nuevo seminario.

A Marcelino le entusiasmó la idea, pero su padre y su tío, decían que él no servía para los estudios, sino para los oficios manuales. Sin embargo, el joven insistió, y le permitieron entrar en el seminario.

Serias dificultades con los estudios
Como le habían anunciado el papá y el tío, los estudios le resultaron sumamente difíciles, y estuvo a punto de ser echado del seminario, por sus bajas notas en los exámenes, Pero su buena conducta, y el hacerse repetir las clases, por unos buenos amigos, le permitieron poder seguir estudiando para el sacerdocio.

En el seminario tenía otro compañero, que como él, tenía menos memoria, y menos aptitud para los estudios que los demás, pero los dos sobresalían en piedad y en buena conducta, y esto les iba a ser inmensamente útil en la vida. El compañero de Marcelino, se llamaba Juan María Vianney, que después fue el Santo Cura de Ars, famoso en todo el mundo.

Poco antes de recibir la ordenación sacerdotal, él y otros 12 compañeros, hicieron el propósito de fundar una Comunidad religiosa, que propagara la devoción a la Santísima Virgen, y fueron en peregrinación a un santuario mariano, a encomendar esta gracia. Marcelino, logrará cumplir este buen deseo de sus compañeros.

Ordenación y primeros oficios
En 1816 fue ordenado sacerdote, y lo nombraron como coadjutor o vicario, de un sacerdote anciano, en un pueblecito, donde los hombres pasaban sus ratos libres en las cantinas, tomando licor, y la juventud en bailaderos para nada santos. La ignorancia religiosa, era sumamente grande.

Marcelino se dedicó con toda su alma, a tratar de acabar con las borracheras y los bailaderos, y a procurar instruir a sus fieles, lo mejor posible en la religión. Como tenía una especial cualidad para atraer a la juventud, pronto se vio rodeado de muchos jóvenes, que deseaban ser instruidos en la religión. Y hasta tal punto, les gustaba su clase de catequesis, que antes de que abrieran la iglesia, a las seis de la mañana, ya estaban allí esperando en la puerta, para entrar a escucharle.

Fundador
Marcelino era todavía muy joven, apenas tenía 27 años, y ya resultó fundador de una nueva comunidad. Era de elevada estatura, robusto, de carácter enérgico y amable a la vez. Alto en su aspecto físico, y gigante en la virtud.

Le había consagrado su sacerdocio a la Virgen María, y en una de sus visitas al Santuario Mariano de la Fourviere, recibió la inspiración de dedicarse a fundar, una congregación religiosa, dedicada a enseñar catecismo a los niños, y a propagar la devoción a Nuestra Señora. Esto sucedió en 1816, y una placa en dicho santuario, recuerda este importante acontecimiento,

La causa inmediata
Lo que movió inmediatamente a Marcelino, a fundar la Comunidad de Hermanos Maristas, fue que al visitar a un joven enfermo; se dio cuenta de que aquel pobre muchacho, ignoraba totalmente la religión. Se puso a pensar, que en ese mismo estado, debían estar miles y miles de jóvenes, por falta de maestros que les enseñaran el catecismo, Lo preparó a bien morir, y se propuso buscar compañeros, que le ayudaran a instruir cristianamente a la juventud.

Humildes comienzos
El 2 de Enero de 1817, empezó la nueva comunidad de Hermanos Maristas, en una casita, que era una verdadera Cueva de Belén, por su pobreza. Sus jóvenes compañeros, se dedicaban a estudiar religión, y a cultivar un campo para conseguir su subsistencia. El santo los formaba estrictamente en pobreza, castidad y obediencia, para que luego fueran verdaderos apóstoles.

Admirable expansión
Pronto, empezaron a llegar peticiones de maestros de religión, para parroquias y más parroquias, Marcelino enviaba a los que ya tenía mejor preparados, y la casa se le volvía a llenar de aspirantes. Siempre tenía más peticiones de parroquias, para que les envíe hermanos catequistas, que jóvenes ya preparados para ser enviados. Y como su casa se llenó hasta el extremo, él mismo se dedicó a ayudar a sus novicios, y aprovechando sus conocimientos de albañilería, a ensanchar el edificio.

Su método de enseñanza
Ante todo, las labores de sus religiosos, estaban todas dirigidas, a hacer conocer y amar más a Dios, y a nuestra religión. El método empleado, era el de la más exquisita caridad con todos. Marcelino no podía olvidar, como una vez un profesor, públicamente puso un sobrenombre humillante a un alumno, y entonces los compañeros de ese pobre muchacho, empezaron a humillarlo, hasta desesperarlo.

Por eso prohibió rotundamente, todo trato humillante para con los alumnos. Quitó los castigos físicos y deprimentes. Le dio mucha importancia al canto, como medio de hacer más alegre, y más eficaz la catequesis. Fue precursor de la escuela activa, en la cual los alumnos, participan positivamente en las clases. Cada religioso, debía dedicar una hora por día, a prepararse en catequesis y en pedagogía, para saber enseñar lo mejor posible.

Devoción Mariana
La quinta esencia de la pedagogía de San Marcelino, era su gran devoción a la Virgen Santísima. Repetía a sus religiosos: "Todo en honor de Jesús, pero por medio de María. Todo por María, para llevar hacia Jesús".

Y les decía, "Nuestra Comunidad, pertenece por completo a Nuestra Señora, la Madre de Dios. Nuestras actividades, deben de estar dirigidas a hacerla amar, estimar y glorificar. Inculquemos su devoción a nuestros jóvenes, y así los llevaremos más fácilmente, hacia Jesucristo".

Muerte joven
Marcelino murió muy joven, con apenas de 51 años, el 6 de Junio de 1840. Los últimos 15 años, había sufrido de una gastritis aguda, y un cáncer al estómago, que le ocasionó la muerte. Al morir, dejaba 40 casas de Hermanos Maristas. Ahora sus religiosos son más de 6.000 en 870 colegios, en muy diversos países.

Beatificado el 29 de mayo de 1955, por el Papa Pío XII.

Canonizado por su Santidad Juan Pablo II, el 18 de Abril de 1999. En esa ocasión, el Papa resaltó su fe inquebrantable, así como su fidelidad a Cristo, «incluso en las dificultades, en medio de un mundo que con frecuencia, había perdido el sentido de Dios».

«San Marcelino anunció el Evangelio, con un corazón ardiente. Mostró sensibilidad, a las necesidades espirituales y educativas de su época, especialmente a la ignorancia religiosa, y al abandono que experimentaba particularmente la juventud».

Bibliografía
Salesman, Eliecer, Pbro., Vida de los Santos, segunda edición

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, que suscitaste a San Marcelino Champagnat como educador insigne, haz que todos los educadores del mundo, puedan llevar adelante su misión, con perseverancia y Fe, en medio de tantos males sociales y espirituales. A Tí Señor, que enseñaste, todos los días de tu Apostolado en la Tierra, sin prisa y sin pausa. Amén.


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