sábado, 29 de febrero de 2020


29 de febrero

San Dositeo de Palestina, eremita ( s. IV )


Cuenta una antiquísima biografía suya, que pasó los años de su juventud, alineado en las filas del ejército, peleón como el primero, y entusiasta de las victorias como el que más.

Era cristiano. Entre guerra y guerra, tuvo la oportunidad de visitar los Santos Lugares; como peregrino piadoso, y fue rememorando los acontecimientos de la Salvación que allí se realizaron; su amor a Jesucristo, fue creciendo entre las piedras, que ahora podía tocar y besar; en Getsemaní se quedó profundamente impresionado, ante la visión de un cuadro, que representaba los tormentos del Infierno. Aquello fue la ocasión, para que diera un vuelco su vida.

Decidió abandonar sus bien estudiados planes de futuro, y los cambió para hacerse monje en Gaza (Palestina); desde entonces, intentó poner en juego todas sus energías, con el fin de lograr la más perfecta imitación de Jesucristo, bajo la dirección del abad San Doroteo.

Desprendimiento, es la palabra-clave desde entonces para él. Comprendió con claridad, que cualquier persona, cosa y situación de la tierra, podría servirle de enredo y estorbo, para el anhelo del Cielo.

Y con el paso del tiempo, cuentan sus biógrafos, logró un desapego tan completo y perfecto de todas las cosas, manifestado incluso en el desprendimiento, de los libros para los rezos, y de las herramientas con las que trabajaba su huerto.

Debían tener razón, porque ¡tantas veces se oculta el apego a las cosas, detrás de la razonable excusa, de poseer las cosas consideradas imprescindibles, para el ejercicio de la profesión, o de las que son un medio para vivir!.

De esta manera, se presenta al asceta San Dositeo, como un inmenso amor a Dios; un hombre cuya voluntad está plena de deseos, de ansias, de anhelos de vivir en exclusividad para el Señor, con la decisión de entrar,¡ en su eterna posesión, sin la rémora o lastre, que pueda suponer, el más ínfimo cariño a las cosas terrenas.

Pensándolo bien, no es extraño que con esa desnudez heroica de afectos, a lo que la mayoría de los mortales aprecian, Dositeo haya dado una prueba más, al acertar a morirse en el día del año, que sólo cada cuatro llega. Así, ni siquiera está apegado a su recuerdo.

Oración: Te pedimos Señor y Dios nuestro, que a imitación de San Dositeo, eremita, podamos sólo pensar en Tí, y en la gloria de tu Santo Nombre, y en el Reino de los Cielos. Ayúdanos a alcanzar la perfección, por el camino del desprendimiento, y la perfecta obediencia a tus órdenes, que siempre llegan a nuestro corazón, cuando sabemos hacer silencio interior. A Tí Señor, que no tenías dónde recostar tu cabeza, siendo que todo el Universo te pertenece. Amén.

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