lunes, 10 de febrero de 2020


10 de febrero

Santa Escolástica


(480-547)

Virgen y hermana gemela de San Benito de Nursia

«Te ruego que no me dejes esta noche, y que sigamos hablando de las delicias del cielo, hasta mañana»

Nació en el año 480, en Nursia, Italia. Su madre murió de parto. Es hermana gemela, de San Benito de Nursia. Ambos se entregaron a Dios desde muy jóvenes, y alcanzaron la santidad en la vida religiosa.

Después que su hermano se fuera a Montecasino, a establecer el famoso monasterio, ella se estableció a unas cinco millas de distancia, en Plombariola, donde fundó un monasterio, y la orden de las monjas benedictinas, la cual gobernó, siguiendo la regla de su hermano.

San Benito y Santa Escolástica, regularmente se reunían para orar juntos, y compartir sobre la vida espiritual. En una ocasión se hizo tarde, y San Benito quería irse. Vea lo que ocurrió.

Murió hacia el año 547. San Benito murió poco tiempo después.

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Oficio del 10 de Febrero,
Santa Escolástica, Virgen
Pudo más, porque amó más
De los libros de los Diálogos de San Gregorio Magno, Papa
(Libro 2,33:PL 66, 194-196)

Escolástica, hermana de Benito, dedicada desde su infancia al Señor Todopoderoso, solía visitar a su hermano una vez al año. El varón de Dios se encontraba con ella, fuera de las puertas del convento, en las posesiones del monasterio.

Cierto día vino Escolástica, como de costumbre, y su venerable hermano, bajó a verla con algunos discípulos, y pasaron el día entero, entonando las alabanzas de Dios, y entretenidos en santas conversaciones. Al anochecer cenaron juntos.

Con el interés de la conversación, se hizo tarde, y entonces aquella santa mujer, le dijo: «Te ruego que no me dejes esta noche, y que sigamos hablando de las delicias del cielo, hasta mañana».

A lo que respondió Benito: «¿Qué es lo que dices, hermana?. No me está permitido, permanecer fuera del convento». Pero aquella santa, al oír la negativa de su hermano, cruzando sus manos, las puso sobre la mesa, y apoyando en ellas la cabeza, oró al Dios Todopoderoso.

Al levantar la cabeza, comenzó a relampaguear, tronar y diluviar, de tal modo que ni Benito, ni los hermanos que le acompañaban, pudieron salir de aquel lugar.

Comenzó entonces el varón de Dios, a lamentarse y entristecerse, diciendo: «Que Dios te perdone, hermana. ¿Qué es lo que acabas hacer?».

Respondió ella: «Te lo pedí, y no quisiste escucharme; rogué a mi Dios, y me escuchó. Ahora sal, si puedes, despídeme, y vuelve al monasterio».

Benito, que no había querido quedarse voluntariamente, no tuvo al fin más remedio, que quedarse allí. Así pudieron pasar toda la noche en vela, en santas conversaciones sobre la vida espiritual, quedando cada uno gozoso, de las palabras que escuchaba de su hermano.

No es de extrañar que al fin, la mujer fuera más poderosa que el varón, ya que como dice San Juan: “Dios es amor”, y por esto, pudo más, porque amó más.

A los tres días, Benito, mirando al cielo, vio cómo el alma de su hermana, salía de su cuerpo en figura de paloma, y penetraba en el cielo. Él, congratulándose de su gran gloria, dio gracias al Dios Todopoderoso, con himnos y cánticos, y envió a unos hermanos, a que trajeran su cuerpo al monasterio, y lo depositaran en el sepulcro, que había preparado para sí.

Así ocurrió que estas dos almas, siempre unidas en Dios, no vieron tampoco sus cuerpos separados, ni siquiera en la sepultura.

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, te pedimos que por la intercesión y los méritos de Santa Escolástica, podamos siempre anteponer nuestro tiempo y nuestras reglas a las tuyas, ya que no sabemos, cuando será nuestro postrer momento, y el de nuestros seres queridos, y así poder partir llenos de Amor y Pureza, como lo hizo ella. A Tí Señor, que ocupaste todo tu tiempo en la Tierra, a orar, enseñar y curar. Amén.



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