miércoles, 19 de febrero de 2020


19 de febrero

Álvaro de Zamora de Córdoba, Beato


(1430)

Predicador Dominico

Iniciador de la tradición cristiana del Via Crucis

Según refieren los testigos del proceso de su beatificación, vinieron los ángeles, y descargaron de sus carros aéreos, el material que era menester, para terminar el Via Crucis de Córdoba

Álvaro = Aquel que es el defensor de todos; es de origen germánico

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Martirologio Romano: En Córdoba, en la región española de Andalucía, conmemoración del beato Álvaro de Zamora, presbítero de la Orden de los Predicadores, que se hizo célebre por su modo de predicar y contemplar, la Pasión del Señor (c. 1430).
Fecha de beatificación: El Papa Benedicto XIV, aprobó su culto el 22 de septiembre de 1741.
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Álvaro de Córdoba, el beato, nació a mediados del siglo XIV, en Zamora (1360?), y murió en Córdoba en el año 1430. Perteneció a la noble familia Cardona.

Entró en el convento dominico, de San Pedro en Córdoba, en el año 1368. Fue un famoso y ardiente predicador, y con su ejemplo y sus obras, contribuyó a la reforma de la Orden, iniciada por el Beato Raimundo de Capua, y sus discípulos.

Pasa primero su vida, entre el claustro y la docencia, en la Universidad de Salamanca. En los albores del siglo XV, deja la cátedra, para recorrer los senderos de España, Provenza, Saboya e Italia, vibrante de inquietud, y con dinamismo paulino, aguijoneado por la urgencia del apostolado.

Los tiempos son difíciles, malos; pasó la peste negra asolando Europa, y dejando los conventos vacíos, que luego intentaron llenarse con gente no preparada, con lo que decayó la vida religiosa.

La corrupción de las costumbres, era un hecho generalizado, y los pastores se desentienden. Hay con ínfulas de legitimidad, tres tiaras; unos obedecen como legítimo al papa de Avignón, otros al de Roma, y otros al que está en Pisa. A Álvaro le duele en el alma, pero predica, observa, reza y hace penitencia, por la unidad tan deseada.

Sin embargo, el hecho decisivo que marcará el resto de su vida, fue después de volver de una peregrinación a Tierra Santa, ya que quedó impactado en el corazón, por el doloroso Camino del Calvario, recorrido por nuestro Salvador.

Deseoso de vivir una existencia en soledad y perfección, donde poder templar el espíritu, para un apostolado más provechoso, con el favor del rey Don Juan II de Castilla, del que era su confesor, pudo fundar a tres millas de Córdoba, el famoso y observante convento de Santo Domingo Escalaceli (Escalera del Cielo), donde había varios oratorios, que reproducían la “vía dolorosa”, por él venerada en Jerusalén.

Esta sagrada representación, fue imitada en otros conventos, dando origen, a la devoción tan bella del “Vía Crucis”, apreciadísima en la piedad cristiana.

Los gastos para construirlo, consumieron el donativo del rey y las limosnas de los cordobeses, por lo que los obreros, no pudieron continuar trabajando, por la falta de materiales. Fray Álvaro, pasa la noche en oración y penitencia. Y Dios oye su oración.

Según refieren los testigos del proceso de su beatificación, vinieron los ángeles, y descargaron de sus carros aéreos, el material que era menester. Por la mañana, los obreros reanudaron gozosos y asombrados la obra, mientras el alba sonreía, por los picos de la Sierra Morena. Así se construyó, sobre roca viva y penitentes oraciones, el convento de Santo Domingo de Escalaceli, el que fue el primer convento reformado de la Orden, en España, con el primer via crucis.

De noche, se retiraba a una gruta distante del convento, donde a imitación de su Santo Padre Domingo, oraba y se flagelaba. Con el tiempo, ésta se convirtió en meta de peregrinaciones para los fieles. Poseía el don de profecía y obró muchos milagros.

Murió el 19 de febrero de 1430, y fue sepultado en su convento.

Oración: Te pedimos Señor y Dios nuestro, que a imitación de Don Alvaro de Zamora, guardemos en nuestro corazón, una especial devoción de tu Sagrada Pasión, haciendo siempre un rezo especial, y breve todos los días Viernes a las 15.00 hs, por tu sagrado sacrificio en la Cruz, y acompañarte todos los días Jueves de 23.00 a 24.00, rodilla y frente en el suelo al menos tres veces, cuando sufriste y oraste en el huerto de Getsemaní, a la espera de ser aprehendido. A Tí Señor, que así lo hiciste y así lo has pedido, para que alcancemos la gracia de tu Misericordia. Amén.

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