lunes, 23 de septiembre de 2019


Segunda Feria 23 de septiembre

San Pío de Pietrelcina


(1887-1968)

Sacerdote Capuchino. Místico. Confesor

Transverberación del corazón

Azotado y golpeado sin cesar, por el demonio

Patronazgo: enfermos, y sufrientes hospitalarios

El Padre Pío, nació como Francesco Forgione. Es uno de los más grandes místicos de nuestro tiempo. Nos enseñó el amor radical, al corazón de Jesús y a su Iglesia. Su vida era oración, sacrificio y pobreza.

Sacerdote capuchino
Celebró su primera misa, el 10 de Agosto de 1910. Ocho años más tarde, el 20 de Septiembre de 1918, aparecieron visiblemente, las llagas de Nuestro Señor en sus manos, pies y costado izquierdo del pecho, haciendo del Padre Pío, el primer sacerdote estigmatizado, en la historia de la Iglesia, ya que San Francisco de Asís, no era sacerdote.

Fue heroico en su apostolado sacerdotal, que duró 58 años. Grandes multitudes, de todas las nacionalidades, pasaron por su confesionario. Las conversiones fueron innumerables. Diariamente recibía, centenares de cartas de fieles, que pedían su consejo iluminado, y su dirección espiritual, la cual ha causado en quienes le escribían, un retorno a la serenidad, a la paz espiritual, y al coloquio con Dios.

Famoso confesor
El Padre Pío, pasaba hasta 16 horas diarias, en el confesionario. Algunos debían esperar hasta dos semanas, para lograr confesarse con él, porque el Señor les hacía ver, por medio de este sencillo sacerdote, la verdad del evangelio. Su vida se centraba en torno a la Eucaristía. Sus misas conmovían a los fieles, por su profunda devoción.

Amante de la Santísima Virgen
Toda su vida, no ha sido otra cosa, que una continua oración y penitencia, lo cual no impedía, que sembrase a su alrededor, felicidad y gran alegría, entre aquellos que escuchaban sus palabras, que eran llenas de sabiduría, y de un extraordinario sentido del humor.

A través de sus cartas, al Confesor se le descubren, insospechables y tremendos sufrimientos espirituales y físicos, seguidos de una dicha inefable, derivada de su íntima, y continua unión con Dios.

Llegaban a verle, multitud de peregrinos de todo el mundo, y además recibía numerosas cartas, pidiendo oración y consejo.

El Papa Juan Pablo II, en 1947, cuando era un sacerdote recién ordenado, fue a visitar al Padre Pío, y quedó profundamente impresionado, por su santidad. Ya siendo Papa visitó su tumba.

Su heroica y dolorosa lucha contra el demonio
Los días previos a entrar al seminario, fueron días de visiones del Señor, que le prepararían para grandes luchas. Jesús le permitió ver al Padre Pío, el campo de batalla, los obstáculos, y los enemigos. A un lado, habían hombres radiantes, con vestiduras blancas; al otro lado, inmensas bestias espantosas, de color oscuro.

Era una escena aterradora, y las rodillas del joven Francisco, comenzaron a temblar. Jesús le dice, que se tiene que enfrentar con la horrenda criatura, a lo que Francisco responde temeroso, rogándole al Señor, que no le pidiera cosa semejante, de la cual no podría salir victorioso. Jesús vuelve a repetir su petición, dejándole saber, que estaría a su lado.

Francisco entonces, entra en un feroz combate; los dolores infligidos en su cuerpo eran intolerables, pero salió triunfante. Jesús alertó a Francisco, de que volvería a entrar en combate nuevamente, con este demonio, a lo largo de toda su vida, pero que no temiera: ”Yo estaré protegiéndote, ayudándote, siempre a tu lado, hasta el fin de tus días”. Esta visión particular, aterrorizó al Padre Pío, por 20 años.

El día anterior a entrar al Seminario, Francisco tuvo una visión de Jesús, con su Santísima Madre. En esta visión, Jesús posa Su mano en el hombro de Francisco, dándole valor y fortaleza, para seguir adelante. La Virgen María, por su parte, le habla suave, sutil y maternalmente, penetrando en lo más profundo de su alma.

Dones extraordinarios:
Discernimiento extraordinario: tenía la capacidad de leer los corazones, y las conciencias.
Profecía: Pudo anunciar eventos del futuro.
Curación: curas milagrosas, por el poder de la oración.
Bilocación: estar en dos lugares al mismo tiempo.
Perfume: la sangre de sus estigmas, tenían fragancia de flores.
Estigmas: Recibió los estigmas, el 20 de septiembre de 1918, y los llevó hasta su muerte, 50 años después (23 de septiembre, 1968).

Los médicos que observaron los estigmas del Padre Pío, no pudieron hacer cicatrizar sus llagas, ni dar explicación de ellas. Calcularon que perdía, una copa de sangre diaria, pero sus llagas nunca se infectaron. El Padre Pío, decía que eran un regalo de Dios, y una oportunidad para luchar, por ser más y más, como Jesucristo Crucificado.

Transverberación del corazón
La transverberación, es una gracia extraordinaria, que algunos santos como Santa Teresa de Jesús, y San Juan de la Cruz, han recibido. El corazón de la persona escogida por Dios, es traspasado por una flecha misteriosa, sintiéndose como un dardo, que al penetrar, deja tras de sí una herida de amor que quema, mientras el alma es elevada, a los niveles más altos, de la contemplación del amor y del dolor.

El Padre Pío, recibió esta gracia extraordinaria, el 5 de agosto de 1918. En gran simplicidad, el Padre le narró a su director espiritual, lo sucedido:

"Yo estaba escuchando las confesiones de los jóvenes, la noche del 5 de agosto, cuando de repente, me asusté grandemente, al ver con los ojos de mi mente, a un visitante celestial, que se apareció frente a mí.

En su mano, llevaba algo que parecía, como una lanza larga de hierro, con una punta muy aguda. Parecía que salía fuego de la punta. Vi a esta persona, hundir la lanza violentamente en mi alma.

Apenas pude quejarme, y sentí como que me moría. Le dije al muchacho, que saliera del confesionario, porque me sentía muy enfermo, y no tenía fuerzas para continuar. Este martirio duró sin interrupción, hasta la mañana del 7 de agosto. Desde ese día, siento una gran aflicción, y una herida en mi alma, que está siempre abierta, y me causa agonía".

Muerte. El Señor lo llamó, a recibir su premio celestial, el 23 de Septiembre de 1968. Tenía 81 años. Durante 4 días, su cuerpo fue expuesto, ante millares de personas, que formaban una enorme columna, que no conoció interrupción, hasta el momento del funeral, al cual asistieron, más de cien mil personas.

Millones visitan su tumba, en la Cripta del Santuario de Nuestra Señora de las Gracias, en San Giovani Rotondo. El número de peregrinos, continúa aumentando.

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SANTA TECLA
(Siglo I)


En el año 48 llegaron a Iconio, San Pablo y San Bernabé, en su segundo viaje misional. Iconio, ciudad floreciente todavía, tenía en el comienzo del cristianismo, una importante colonia judía.

Un poco antes de entrar en ella —dice una de las más antiguas leyendas hagiográficas del cristianismo—, los dos Apóstoles encontraron un hombre, que se postró delante de ellos, y los invitó a hospedarse en su casa. Se llamaba Onesíforo. Pablo le siguió, y al llegar a la puerta, todos le recibieron, con este saludo: "Bienvenido seas, servidor del Dios verdadero".

El Apóstol entró, rompió el pan, dobló las rodillas, y habló acerca de la continencia, y la resurrección. Este relato no tiene nada de inverosímil, puesto que Onesíforo, pudo conocer a San Pablo, en sus años de Tarso.

Diariamente —continúa la leyenda— Pablo predicaba, en la casa de un amigo, con las puertas abiertas. Y había enfrente una casa grande y rica, y en ella una joven hermosa, que no se cansaba de escuchar su palabra.

Día y noche, se la veía clavada a la ventana, sin pestañear, sin comer, sin moverse ni un instante. Tenía el nombre de Tecla, vivía con su madre Teoclia, y con frecuencia, iba a visitarla un joven, llamado Tamiris, a quien había sido prometida en matrimonio.

Alarmada por la actitud de su hija, que seguía junto a la ventana, en actitud de éxtasis, Teoclia llamó a Tamiris con urgencia, pero ni la venida del joven, pudo sacarla de aquel extraño arrobamiento. En consecuencia, Pablo fue denunciado, como embaucador y hechicero.

Se le condenó, y se le llevó a la cárcel. Tecla entonces, salió de su casa, y soltando los aros de oro, que rodeaban sus brazos, se los dio al portero. A la puerta de la cárcel, se acordó de que llevaba un espejo de plata, para comprar al carcelero. Entró rebosante de alegría, y sentada a los pies del prisionero, escuchaba horas y horas, las grandezas de Dios.

El amor de Tamiris, se transformó en odio; la misma madre se hace acusadora de su hija, delante del gobernador; Pablo es flagelado y desterrado; en la playa se enciende una inmensa hoguera, para castigar a su discípula. Tecla fue salvada milagrosamente, al producirse un terremoto, y una fuerte tormenta de agua y granizo, que apagó el fuego.

Huyó con Pablo a Antioquía de Pisidia, donde un magistrado, intentó violarla. Tecla se defendió, y fue acusada de agredirlo, por lo cual fue sentenciada, a ser devorada por bestias salvajes, pero nuevamente fue salvada por milagro, de varios ataques de las fieras.

Luego huye en busca del hombre, que le había enseñado la ciencia de la vida, e iluminada por la promesa de las bienaventuranzas, recorre el mundo, presa de una embriaguez divina. Luego de estos episodios, se reunió en Myra de Licia, con el Apóstol.

Por último se recluyó en una cueva de Seleucia Pieria, durante los siguientes 72 años, donde gracias a otro milagro, es salvada de sus perseguidores, al abrirse la montaña para protegerla.

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San Lino
II Papa de la Iglesia y Mártir


Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de San Lino, papa, a quien, según el testimonio de San Ireneo, los Santos Apóstoles le encomendaron, el episcopado de la Iglesia, fundada en la Urbe. San Pablo Apóstol, lo recuerda como compañero (s. I).

San Lino, originario de Tuscia, probablemente de Volterra, es pues "el hombre probado", que por su santidad de vida, y capacidad de gobierno, fue elegido por el mismo San Pedro, para que le sucediera. Por lo tanto, fue un directo colaborador suyo, y la estimación de que gozó, en la comunidad romana, fue muy grande, ya que fue nombrado, para regir la suerte de la Iglesia, en un momento tan difícil.

Oración: En este día tan especial Señor, te rogamos que siempre podamos encomendarnos, a la oración de San Pío de Pietrelcina, Santa Tecla y San Lino, a fin de poder estar siempre, libres de la influencia demoníaca, y de la cultura de muerte que domina a nuestro mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, siempre amado en nuestro corazón. Amén.

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