Domingo
22 de Septiembre
San
Mauricio el Tebano, y compañeros mártires
(+287)
Mauricio
significa "negro" (moro), Cándido, "blanco";
Exuperio, "levantado en alto", y Víctor, "victorioso"
Diocleciano
había asociado a su Imperio, a Maximiano Hércules. Ambos, feroces
enemigos del nombre cristiano, decretaron la última y la más
terrible de las persecuciones.
Maximiano
hubo de acudir a las Galias, para reprimir un intento de sublevación
de aquellos pueblos, y entre las tropas que reunió, se encontraba la
legión Tebea, procedente de Egipto, y toda compuesta de cristianos.
Al
ir a incorporarse a su destino, Mauricio, comandante de dicha legión,
visita en Roma, al papa Marcelo, Llegados a Octadura, la actual
Martigny en el Valais, junto a los desfiladeros de los Alpes suizos,
Maximiano ordena un sacrificio a los dioses, para impetrar su
protección, en la campaña que pensaba emprender.
Los
componentes de la legión Tebea, rehúsan hacer ese sacrificio,
apartándose del resto del ejército, y yendo a acampar a Agauna,
entre las montañas y el Ródano, no lejos del lado oriental del lago
Lemán.
Los
legionarios tebanos, declaran que no pueden faltar, al juramento
prestado a Dios. Que obedecerán al
emperador, siempre que su fe no se lo impida.
Maximiano
monta en cólera, cuando conoce el motivo de la deserción, dando
orden, de que los legionarios rebeldes, sean diezmados y pasados a
espada. Los sobrevivientes se reafirman en su fe, y se animan a
sufrir todos los tormentos, antes que renegar de la verdadera
religión.
Víctor,
veterano licenciado de otra legión, pasa casualmente por el lugar
del suceso, mientras los verdugos festejaban su crueldad. Inquiere la
causa, y al informarse, lamenta no haber podido acompañar, a sus
hermanos en la fe. Entonces los verdugos le sacrifican juntamente con
los demás.
Patronazgo
de armeros, sastres, tintoreros y soldados de infantería; abogado
contra los calambres y la gota, patrón del Reino de Borgoña, de
Saboya, del Piamonte y de Cerdeña; de los reyes de la dinastía
merovingia, lombarda y carolingia; de los emperadores del Sacro
Imperio Romano Germánico; de las tropas alpinas y de la Guardia
Suiza.
Oración:
Te rogamos Señor y Dios nuestro, que por intercesión de San
Mauricio y sus compañeros legionarios, podamos comportarnos como
leales soldados tuyos, amándote, sirviéndote y obedeciéndote
siempre con todo nuestro corazón, durante todos los días de nuestra
vida. Por nuestro Señor Jesucristo, y su Divina Madre, que viven y
reinan contigo, por los Siglos de los Siglos. Amén.
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