jueves, 12 de septiembre de 2019


Quinta Feria, 12 de Septiembre
Dulce Nombre de María
Es nombre dulce, nombre que conforta, nombre de consoladora esperanza, nombre tesoro del alma. Nombre amable a los ángeles, terrible a los demonios, saludable a los pecadores, y suave a los justos”. San Antonio de Padua
España fue la primera en obtener, de la Santa Sede, autorización para celebrar la fiesta del Dulce Nombre de María. Esto acaeció en el año 1513. El Papa Inocencio XI, decretó el 25 de noviembre de 1683, que toda la Iglesia celebrara solemnemente esta fiesta, en agradecimiento, por la victoria en la batalla de Viena, acaecida el mismo año.
Los polacos, bajo el mando de Juan Sobieski, derrotaron a los turcos, y salvaron la ciudad de Viena, y detuvieron su avance sobre Europa. También hoy, los soldados de Cristo, acudimos al dulce nombre de María.
En la Historia de la Salvación, es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes, a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: "Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca, edificaré mi Iglesia".
María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará simplemente MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora, la llamarán todas las generaciones.
San Antonio de Padua hace esta comparación: "Así como antiguamente, según cuenta el libro de los Números, señaló Dios tres ciudades de refugio, a las cuales pudiera acogerse, todo aquel que cometiese un homicidio involuntario, así ahora, la misericordia divina, provee de un refugio seguro, incluso para los homicidas voluntarios: el nombre de María. Torre fortísima es el nombre de Nuestra Señora. El pecador se refugiará en ella, y se salvará. Es nombre dulce, nombre que conforta, nombre de consoladora esperanza, nombre tesoro del alma. Nombre amable a los ángeles, terrible a los demonios, saludable a los pecadores, y suave a los justos".
Que el sabroso nombre de nuestra Madre, unido al de Jesús, selle nuestros labios, en el instante supremo, y ambos sean la contraseña, que nos abra de par en par, las puertas de la gloria. Mi doctrina es más dulce que la miel, y mi herencia, más que la miel y el panal. Y el nombre de la Virgen, era María. Mi recuerdo por todas las generaciones.
Oración: Te pedimos Señor y Dios nuestro, que por medio del Dulce Nombre de María, podamos preservar siempre en nuestras vidas, la dignidad de ser cristianos, testigos de tu luz, fiel a tus mandatos de pureza y misericordia, y de tus enseñanzas de Camino, Verdad y Vida, a imitación de Nuestra Madre. A Tí Señor, que nos dejaste a María, como Madre nuestra al pie de la Cruz. Amén.

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