miércoles, 25 de septiembre de 2019


Cuarta Feria 25 de Septiembre

San Cleofás, discípulo


Encuentro con Jesús Resucitado, en el Camino a Emaús

"Quédate con nosotros, que el día ya declina"

Jesús apenas resucitado, siente misericordia por dos discípulos, que caminan en la soledad espiritual de su amargura, pensando que el Divino Maestro está muerto, y con Él las Puertas del Reino de los Cielos, permanecen cerradas.

La distancia de Jerusalén a Emaús, es de algo más de diez kilómetros. Hacia Emaús, caminan ese mismo día, dos discípulos del Maestro. Uno de ellos responde al nombre de Cleofás. Van comentando entre ellos, los acontecimientos del fracaso de Jesús, en los días pasados.

Los hombres caminan llorando, y consolándose mutuamente. Las pisadas son pesadas, porque llevan la amargura en el pecho. Son tantos años junto al Divino Maestro, con tantas ilusiones truncas, tantas promesas secas, tantas alegrías cegadas. Esperaban un Reino Terrestre, la liberación de Israel de sus opresores.

Se les unió un caminante, como compañero de camino. Ellos tenían "ofuscada la mirada". Al preguntarles qué les pasa, Cleofás con tono enojado, casi le regañó, por no estar al tanto, de lo que ha pasado en la Ciudad Santa. Cuando resumen los hechos, tan trágicos e impresionantes, el viajero les recordó, que ya estaba previsto por los profetas, y les redescubrió las escrituras.

Al acercarse a la aldea, el caminante, muestra intención de proseguir su camino. Cleofás y su amigo le insistieron: "Quédate con nosotros, que el día ya declina". El caminante accedió, entró con ellos en la casa, se sentó a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió en trozos, y se los dio. En este instante, le reconocieron, pero Él ya había desaparecido ante sus ojos.

Fueron de inmediato a ver a los Apóstoles, que estaban reunidos, quienes les contaron a su vez, otras maravillosas noticias, de la amada María Magdalena, que lo vió en el huerto, y le anunció que los vería a todos en Nazareth. La alegría de todos fué muy profunda, y entonces la Paz y la Esperanza, comenzó a descender sobre ellos.

Oración: Señor y Dios nuestro, que por la intercesión de San Cleofás, ayúdanos a clarificar nuestra visión espiritual, y decirte que te quedes en nuestra Vida para siempre, junto a la Santísima Virgen María, los Apóstoles, y los Santos y Santas que nos precedieron. A Tí Señor, que Vives y Reinas, por los Siglos de los Siglos. Amén.


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