Segunda
Feria 16 de septiembre
SAN
CIPRIANO de CartagoThaschus Cæcilius Cyprianus
Obispo
y mártir. +258
"Cualquier
cosa que el hombre prefiera a Dios, de eso, él se hace un dios"
-Un
escritor contemporáneo: "Era majestuoso y venerable,
inspiraba confianza a primera vista, y nadie podía mirarle, sin
sentir veneración hacia él. Tenía una agradable mezcla de alegría
y venerabilidad, de manera que los que lo trataban, no sabían qué
hacer más: si quererlo o venerarlo, porque merecía el más grande
respeto, y el mayor amor".
Benedicto
XVI sobre San CiprianoAudiencia
General, 6 de junio, 2007
San
Cipriano, nació en Cartago, en una rica familia pagana. Después de
su conversión, a los 35 años de edad, fue ordenado sacerdote, y
luego obispo. Durante su episcopado, tuvo que afrontar muchas
dificultades, como las persecuciones de los emperadores Decio y
Valeriano, mostrando así sus grandes dotes de gobierno.
Con los fieles que habían claudicado ante la prueba - los lapsi, es decir, “caídos” -, fue severo pero no inflexible, concediéndoles el perdón, después de una penitencia ejemplar. Durante la peste que asoló África, manifestó todo su espíritu de caridad, invitando a los cristianos, a socorrer también a los paganos.
Cipriano escribió numerosos tratados y cartas, con el deseo de edificar a la comunidad, y exhortar a los fieles, al buen comportamiento. El tema de la Iglesia, era muy querido para él. La unidad es su característica irrenunciable: unidad que se fundamenta en Pedro, y que se realiza en la Eucaristía.
En su tratado, sobre la oración del Padre nuestro, anima a rezar, usando las palabras con moderación, porque Dios no escucha las palabras, sino el corazón. El corazón es lo más íntimo, donde Dios habla al hombre, y el hombre habla a Dios; es pues, el lugar privilegiado de la oración.
Con los fieles que habían claudicado ante la prueba - los lapsi, es decir, “caídos” -, fue severo pero no inflexible, concediéndoles el perdón, después de una penitencia ejemplar. Durante la peste que asoló África, manifestó todo su espíritu de caridad, invitando a los cristianos, a socorrer también a los paganos.
Cipriano escribió numerosos tratados y cartas, con el deseo de edificar a la comunidad, y exhortar a los fieles, al buen comportamiento. El tema de la Iglesia, era muy querido para él. La unidad es su característica irrenunciable: unidad que se fundamenta en Pedro, y que se realiza en la Eucaristía.
En su tratado, sobre la oración del Padre nuestro, anima a rezar, usando las palabras con moderación, porque Dios no escucha las palabras, sino el corazón. El corazón es lo más íntimo, donde Dios habla al hombre, y el hombre habla a Dios; es pues, el lugar privilegiado de la oración.
SAN
CORNELIO
PAPA (21) Y MARTIR
(251-253)
PAPA (21) Y MARTIR
(251-253)
La
actividad de este Pontífice, se centró principalmente, en la
condenación del rigorismo de Novaciano, en la cuestión de los
lapsi. Ya desde muchos años atrás, se venía discutiendo, si los
cristianos que habían apostatado de la fe (=lapsi), podían ser
admitidos en el seno de la Iglesia, previa una sincera conversión.
Entregó su vida al martirio, junto a San Cipriano, en Centumcellae
(actual Civitavecchia) en el año 252.
BEATA
MADELEINE LAMBERTINI
Virgen, monja dominica.
Cuerpo Incorrupto (1322-1333)
Virgen, monja dominica.
Cuerpo Incorrupto (1322-1333)
Madeleine
Lambertini, quien cambiara su nombre a Imelda en religión, era hija
del conde Egano Lambertini, y de Castora Galuzzi, su esposa. Nació
en 1322, en Bolonia.
Aun siendo pequeñita, tenía una gran piedad, y hacía pequeños altares, frente los cuales, oraba largamente. Tenía una gran admiración, por Santa Inés de Roma. Su más grande deseo, era el de recibir la Comunión. Pero en esa época, los niños tenían la autorización de comulgar, solo a partir de los 14 años.
Sin embargo, pedía insistentemente a sus padres, el poder integrarse al convento de las Dominicas de Bolonia, que aceptaban a los niños, quienes solo eran sujetos, a una pequeña parte de la Regla. Aceptaron, y Madeleine entra, con las novicias del convento de Valdipretra, a los 10 años, donde toma el nombre de Imelda.
Ahí, aun cuando no estaba obligada, seguía la Regla con devoción y aplicación, suplicando a las religiosas, y a su confesor, de que la dejaran comulgar, a lo que ellos rechazaron, pues aún no tenía la edad permitida.
Llena de tristeza, un día, la niña estaba en la capilla, con las religiosas. En el momento de la Comunión, una Hostia se eleva fuera del ciborio, y se vino a detener sobre la cabeza de Imelda. EL sacerdote se acerca con la patena, y la recibe, antes de dársela a consumir a la niña.
Imelda se prosterna, y cuando las hermanas vinieran a revisarla, para llevársela, la encuentran muerta, con la cara en un éxtasis.
Oración:
Señor dános la fortaleza de San Cipriano y San Cornelio, para
mantener siempre la firmeza de la Fe, en nuestros corazones, y la
Pureza Interior de Madeleine, para recibirte en la Eucaristía. Por
nuestro Señor Jesucristo, que vive y nos ama por siempre. Amén.
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