Sexta
Feria, 8 de Marzo
San
Juan de Dios
(1495-1550)
(1495-1550)
«¡Haced
el bien hermanos, para vuestro bien!»
«Porque
así como el agua mata al fuego, así la caridad mata al
pecado».
“Todo lo que hicisteis con cada uno de éstos, mis hermanos enfermos, conmigo lo hicisteis” (Mt. 25,40).
“Todo lo que hicisteis con cada uno de éstos, mis hermanos enfermos, conmigo lo hicisteis” (Mt. 25,40).
Comprendió
el gran error, que es pretender curar las enfermedades mentales, a
bases de golpes y desprecio. Enseñó con su ejemplo, que a ciertos
enfermos, hay que curarles primero el alma con amor, si se quiere
obtener la curación de su cuerpo.
Patrono
de los que trabajan en hospitales, y de los que propagan libros
religiosos
Breve
Fundador
de la Comunidad de Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios.
Juan
de Dios: laico consagrado, su vocación: amar a los pobres y enfermos
de Dios. Revolucionó los hospitales, para convertirlos en «lugares
de acogida», para los pobres y enfermos mentales. «El loco del
amor", se dedicó a llevar "Medicina con Amor".
San
Juan de Dios, funda hospitales de ayuda a los enfermos mentales, como
gran precursor en el siglo XVI. Después de una vida en la milicia,
llena de peligros, se entregó por completo, al servicio de los
enfermos.
Fundó
un hospital en Granada, y vinculó a su obra a un grupo de
compañeros, los cuales constituyeron después la Orden de los
Hospitalarios, de San Juan de Dios. Destacó sobre todo, por su
caridad con los enfermos y necesitados. Murió en Granada, en el año
1550.
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Nace
cerca de Toledo, España, en 1495, aunque muchos por error, creen que
nació en Portugal. Era de familia pobre, pero muy piadosa. Su madre
murió cuando él era joven, y su padre entró en la vida religiosa,
hasta su muerte.
Ejerció
como pastor, y fue tan apreciado por su patrón, que éste le
propuso, sin éxito, que se casara con su hija, y fuese su heredero.
Juan entró en la milicia, y participó en varias batallas de Carlos
V.
En
una de las campañas, le pusieron a cuidar un depósito, y como el
enemigo logró saquearlo, le condenaron a la horca. Juan se encomendó
a la Virgen María, y le perdonaron la vida. Dejó la vida militar,
pero en ella, aprendió a ser disciplinado y sufrido.
Se
dedicó entonces a vendedor ambulante de libros, y estampas
religiosas. En una ocasión, llegando a la ciudad de Granada, vio a
un niño muy pobre, y se ofreció a ayudarlo. Aquel niño era Jesús,
quien le dijo, antes de desaparecer: "Granada será tu cruz".
En
una ocasión, asistió a la prédica del famoso Padre, San Juan de
Ávila, que estaba de visita en Granada. En plena prédica, cuando
hablaba contra la vida de pecado, San Juan se arrodilló, y comenzó
a gritar: "Misericordia Señor, que soy un pecador".
Salió gritando por las calles, pidiendo perdón a Dios. Tenía unos
40 años.
Se
confesó con San Juan de Ávila, y quedó tan impresionado en su
visión interior, que tuvo una transformación radical. Repartió
todas sus posesiones entre los pobres. Deambulaba por las calles,
pidiendo misericordia a Dios, por todos su pecados. Cosechó
rechazos, y la gente lo creyó loco, y lo trataban con gran
desprecio. Hasta lo atacaban a pedradas y golpes.
Al
fin, lo llevaron a un asilo para locos, donde recibió fuertes
palizas, tal como se acostumbraba a tratar a los locos. Sin embargo,
sus custodios notaban que Juan, soportaba con valentía los azotes,
ofreciendo su dolor a Dios. Juan aprovechaba para corregir a los
guardias, y les hacía comprender, lo injusto en el modo tan brutal,
de tratar a los demás enfermos.
Cuando
San Juan de Ávila volvió a la ciudad, y supo que Juan estaba
recluido en un asilo para locos, fue y logró sacarlo de allí. Le
curó, de esa locura temporal en la que se hallaba, y le mandó a que
se dedicara, a la verdadera "locura de amor": gastar
toda su vida y sus energías, ayudando a los enfermos más
miserables, por amor a Cristo Jesús, a quien ellos representan.
Fundación
La
estadía de Juan de Dios en el asilo, fue providencial. Comprendió
el gran error, que es pretender curar las enfermedades mentales, a
bases de golpes y desprecio.
Se
propuso ayudarles. Alquila una casa vieja en Granada, para recibir a
cualquier enfermo, mendigo, loco, anciano, huérfano o desamparado.
Durante todo el día, atiende a cada uno, con el más exquisito
cariño, haciendo de enfermero, cocinero, barrendero, mandadero,
padre, amigo y hermano de todos. Por la noche, se va por la calle,
pidiendo limosnas para sus pobres.
Sabía
poco de medicina, pero tenía mas éxito, curando enfermedades
mentales, que cualquier médico. Enseñó con su ejemplo, que a
ciertos enfermos, hay que curarles primero el alma con amor, si se
quiere obtener la curación de su cuerpo.
Este
fue el comienzo, de la fundación de su hospital. Mas tarde, vinculó
a su obra, a un grupo de compañeros, los cuales constituyeron, la
Orden de los Hospitalarios de San Juan de Dios.
Pronto
se hizo popular, el grito nocturno de Juan por las calles de Granada.
"¡Haced
el bien hermanos, para vuestro bien!".
Las gentes salían a la puerta de sus casas, y le daban las sobras de
la comida del día. Al volver cerca de medianoche, se dedicaba a
hacer el aseo en el hospital, y a la madrugada, se echaba a dormir un
rato, debajo de una escalera.
La
obra llegó a oídos del señor Obispo. Admirado, le añadió dos
palabras a su nombre, que en adelante sería "Juan de Dios".
Como Juan de Dios cambiaba sus ropas, por
los harapos de los pobres que encontraba en las calles, el prelado le
dio un hábito negro, con el que se vistió hasta la muerte.
Un
día, su hospital se incendió. Juan de Dios, entró varias veces, a
través de enormes llamaradas, para sacar a los enfermos, sin sufrir
quemaduras. Así logró salvarle la vida, a todos sus
pacientes.
Otro
día el río creció, y arrastraba troncos y palos. Juan necesitaba
abundante leña para el invierno, para sus ancianos. Mientras sacaban
troncos del río, uno de sus compañeros jóvenes, de pronto fue
arrastrado por la corriente. Juan se lanzó al agua para salvarle la
vida. El agua fría le hizo enfermar, y empezó a sufrir espantosos
dolores. Trataba de que no se notara cuanto sufría.
Por
la artritis, tenía sus piernas retorcidas, y con grandes dolores.
Eventualmente, se hizo imposible esconder su enfermedad. Una señora,
obtuvo del señor Obispo, autorización para llevarlo a su casa, y
cuidarlo un poco. El santo, fue ante el Santísimo Sacramento, para
despedirse de su amado hospital.
Le
confió la dirección de su obra a Antonio Martín, quien había
tenido gran enemistad con otro hombre. Juan los reconcilió, y ambos
habían entraron con él, a la vida religiosa como buenos amigos.
Al
llegar a la casa de la rica señora, Juan exclamó: "OH, estas
comodidades son demasiado lujo para mí, que soy tan miserable
pecador". Allí trataron de curarlo de su dolorosa enfermedad,
pero ya era tarde.
El
8 de marzo de 1550, sintiendo que le llegaba la muerte, se arrodilló
en el suelo, y exclamó: "Jesús,
Jesús, en tus manos me encomiendo", y quedó
muerto, así, de rodillas. Había trabajado incansablemente durante
diez años, dirigiendo su hospital de pobres, con tantos problemas
económicos, que a veces ni se atrevía a salir a la calle, a causa
de las muchísimas deudas que tenía; y con tanta humildad, que
siendo el más grande santo de la ciudad, se creía el más indigno
pecador.
El
que había sido apedreado como loco, fue acompañado al cementerio
por el Obispo, las autoridades, y todo el pueblo, como un santo.
Muchos
milagros se han atribuido a su intercesión.
El
Papa lo canonizó en 1690.
Es
Patrono de los que trabajan en hospitales, y de los que propagan
libros religiosos.
Los
religiosos Hospitalarios de San Juan de Dios, unos mil quinientos,
sirven a enfermos mentales y otros enfermos, en 216 casas en todos
los continentes. En Italia se les conoce como «Fatebenefratelli».
Los primeros beatos de Colombia, pertenecieron a esta santa
comunidad.
Controversia
sobre su país de origen: El libro de Fray José Martinez
Gil, «San Juan de Dios. Fundador de la Fraternidad Hospitalaria»
Ed. BAC, escrito en el Vaticano, y utilizando los archivos secretos,
revela aspectos del santo, hasta ahora desconocidos.
Por
ejemplo: San Juan de Dios nació en Casarrubios del Monte, cerca de
Toledo, España. La errónea atribución del nacimiento del santo a
Portugal, fue originada por una invención, de su primer biógrafo,
Castro, que no quiso escribir que Juan de
Dios fue hijo de judíos. Su nacimiento fue en 1495, es
decir, sólo tres años después de la expulsión de los judíos de
España.
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Oficio
de lectura, 8 de Marzo
San
Juan de Dios, religioso
Jesucristo es fiel, y lo provee todo
Jesucristo es fiel, y lo provee todo
De
sus cartas, archivo general de la Orden Hospitalaria
Si
mirásemos cuán grande es la misericordia de Dios, nunca dejaríamos
de hacer el Bien, mientras pudiésemos: pues que dando nosotros, por
su amor, a los pobres, lo que Él mismo nos da, nos promete ciento
por uno en la bienaventuranza. ¡Oh bienaventurado logro y
ganancia!.
¿Quién
no da lo que tiene, a este bendito mercader, pues hace con nosotros,
tan buena mercancía y nos ruega, con los brazos abiertos, que nos
convirtamos y lloremos nuestros pecados, y hagamos caridad primero a
nuestras almas, y después a las del prójimo?. Porque
así como el agua mata al fuego, así la caridad mata al pecado.
Son
tantos los pobres que aquí nos llegan, que yo mismo, muchas veces,
estoy espantado, de cómo se pueden sustentar; mas
Jesucristo lo provee todo, y les da de comer. Como la
ciudad es grande y muy fría, especialmente ahora en invierno, son
muchos los pobres que llegan a esta casa de Dios.
Entre
todos, enfermos y sanos, gente de servicio y peregrinos, hay más de
ciento diez. Como esta casa es general, recibe en ella, generalmente,
de todas enfermedades y suerte de gentes, así que aquí hay
tullidos, mancos, leprosos, mudos, locos, paralíticos, tísicos, y
otros muy viejos, y hasta muy niños, y contar con otros muchos
peregrinos y viajantes, que aquí se arriman, y les damos fuego y
agua, sal y vasijas para guisar, y tener algo que comer. Para
todo esto, no hay renta, mas Jesucristo lo provee todo.
De
esta manera, estoy aquí empeñado y cautivo, sólo por Jesucristo.
Viéndome tan empeñado, muchas veces no salgo de casa, por las
deudas que debo, y viendo padecer tantos pobres, mis hermanos y
prójimos, y con tantas necesidades, así al cuerpo como al alma,
como no los puedo socorrer, estoy muy triste, mas empero, confío en
Jesucristo; que Él me asistirá, pues Él conoce mi corazón.
Y
así digo que, desgraciado el hombre que se fía de los hombres,
olvidando pedir y confiar sólo en Jesucristo; de los hombres has de
quedar desamparado, lo quieras o no; mas siempre Jesucristo es fiel y
perdurable su asistencia, y puesto que Jesucristo lo provee todo, a
Él sean dadas las gracias, por siempre jamás. Amén.
Oración:
Dios Todopoderoso y Eterno, concédenos siempre amarte
y servirte, como lo hizo San Juan de Dios, confiando en todo momento,
en tu Divina Providencia, y así marchar seguros, en medio de tantos
peligros espirituales y materiales, que nos asechan en nuestra
peregrinación sobre la Tierra. A Tí Señor, que siempre nos
enseñaste, a ser siempre persistente en la Fe y la Oración. Amén.
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