miércoles, 27 de marzo de 2019


Cuarta Feria 27 de marzo

San Alejandro de Drizipara


Soldado y Mártir

(286-305)

Etimológicamente, Alejandro significa “protector de los hombres”. Viene de la lengua griega.

El Dios del Evangelio, no quiere ni sufrimiento, ni angustia para nadie. Perdonado, reconciliado, tu corazón lleno de compasión, reza por el enemigo, atrévete a consolar, a los que desfiguran tus propias intenciones. Tú mantente en las fuentes de la fe, y avanza.

Este joven mártir romano, dio muestras fehacientes, de lo que significa el perdón, para todo ser humano, y para el creyente, con mayor razón todavía.

Era un militar a las órdenes del tribuno Tiberio, en tiempos del emperador Maximiliano (286-305).

Se celebraban en la ciudad imperial, unas grandes fiestas, dedicadas al honor de Júpiter, el dios de los dioses.

Sabían que era cristiano. Entonces quisieron obligarle, a que hiciera los sacrificios al dios. Como era natural, y consecuente con su fe en el Resucitado, se negó en rotundo.

Como era un militar afamado, lo llevaron ante el emperador. En su presencia, profesó abiertamente su fe. Consecuencia: le torturaron y le enviaron a Tracia, en donde le dieron fuertes castigos. Pero todo lo soportó con alegría por Jesús, perdonando a sus verdugos.

Lo trasladaron de un sitio para otro. Los interrogatorios continuos, lo indignaban.

Cansados, lo transfirieron a Drizipara (actual Karistiran) en donde lo decapitaron.

Arrojaron su cuerpo al río, y cuatro perros lo rescataron, en presencia de su madre Pemenia.

El culto a Alejandro, comenzó con mucho fervor en el siglo VI. Exaltaban el valor de la madre, dando sepultura a su hijo. Hicieron una bella iglesia en su honor.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

Autor: P. Felipe Santos

Oración: Te pedimos Señor y Dios nuestro, que por los méritos y la intercesión, de San Alejandro de Drizipara, podamos ser siempre tus fieles soldados, sabiendo soportar con entereza, cualquier intento del maligno, para apartarnos de tus enseñanzas. A Tí Señor, que nos advertiste que quienes perseveren, y permanezcan leales, hasta el fin de sus días, serán salvos. Amén.

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