domingo, 17 de marzo de 2019


Domingo 17 de marzo

San Patricio

Patrón de Irlanda
(c.493)


Mucho es lo que debo a Dios”

"Yo era como una piedra, en una profunda mina; y Aquel que es Todopoderoso, vino y en su Misericordia, me levantó, y me sacó afuera, de mi propia oscuridad”

"El fuego de la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por toda la isla"

Breve
Obispo y Organizador de la Fe en Irlanda. Sufrió esclavitud en su juventud. El Papa Celestino I, lo envió de manera especial, a evangelizar esa región. Convirtió a muchas personas, y fijó su esfuerzo en los jefes de tribus y sus familias. Confrontó valientemente y con éxito a los druidas, sacerdotes y emblemas del paganismo de Irlanda. Siempre estuvo preparado, para ser mártir de la Fe, aunque por fortuna, esa terrible prueba no tuvo que afrontarla.
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Nacido en Gran Bretaña (Bennhaven Taberniae, un pequeño pueblo de Escocia, que aún hoy, no se encuentra en los mapas) hacia el 385; siendo muy joven fue llevado cautivo a Irlanda, y obligado a guardar ovejas.

Recobrada la libertad, abrazó el estado clerical, y fue consagrado obispo de Irlanda, desplegando extraordinarias dotes de evangelizador, y convirtiendo a la fe, a numerosas gentes, entre las que organizó la Iglesia. Murió en el año 461, en Down, llamado en su honor Downpatrik (Irlanda).

No se conoce con exactitud, los datos cronológicos del Apóstol de Irlanda. Por lo que el santo dice de sí mismo, se supone que era de origen romano-bretón. Su padre Calpurnio, era diácono y oficial del ejército romano; su madre era de la familia de San Martín de Tours; su abuelo había sido sacerdote, ya que en aquellos tiempos, no se había impuesto aún, la ley del celibato sacerdotal en todo el occidente.

Se afirma que fue alrededor del año 403, a la edad de 16 años, que cayó prisionero de piratas, junto con otros jóvenes, para ser vendido como esclavo, a un pagano del norte de Irlanda, llamado Milcho. Lo sirvió cuidando ovejas. Trató de huir varias veces, sin éxito.

La Divina Providencia aprovechó este tiempo de esclavitud, de rudo trabajo y sufrimiento, para espiritualizarlo, preparándolo para el futuro, ya que él mismo dijo, que hasta entonces, "aún no conocía al verdadero Dios", queriendo decir que había vivido indiferente, a los consejos y advertencias de la Iglesia.

Se cree que el lugar de su cautiverio, fue en las costas de Mayo, al borde del bosque de Fochlad (o Foclut). De ser así, el monte de Crochan Aigli, que fue escenario del famoso ayuno de San Patricio, también fue el lugar, donde vivió los tristes años de su juventud.

Lo más importante, es que para entonces, como él lo dice: "oraba de continuo durante las horas del día, y fue así como el amor de Dios, y el temor ante su grandeza, crecieron más dentro de mí, al tiempo que se afirmaba mi fe, y mi espíritu se conmovía y se inquietaba, de suerte que me sentía impulsado, a hacer hasta cien oraciones en el día, y por la noche otras tantas.

Con este fin, permanecía solo en los bosques, y en las montañas. Y si acaso me quedaba dormido, desde antes de que despuntara el alba, me despertaba para orar, en tiempos de neviscas y de heladas, de niebla y de lluvias. Por entonces, estaba contento, porque lejos de sentir en mí la tibieza, que ahora suele embargarme, el espíritu hervía en mi interior".

Después de seis años en tierra de Irlanda, y de haber rezado mucho a Dios, para que le iluminara sobre su futuro, una noche soñó, que una voz le mandaba salir huyendo, y llegar hasta el mar, donde un barco lo iba a recibir. Huyendo, caminó mas de 300 kilómetros para llegar a la costa. Encontró el barco, pero el capitán se negaba rotundamente a transportarlo.

Sus reiteradas peticiones, para que le dejasen viajar gratis, fueron siempre rechazadas, hasta que al fin, después de mucho orar con fervor, el capitán accedió a llevarlo hasta Francia. La travesía fue aventurada y peligrosa. Después de tres días de tormenta en el mar, tocaron tierra, en un lugar deshabitado de la costa, caminaron un mes sin encontrar a nadie, y hasta las provisiones se les agotaron.

Patricio narra esa aventura, diciendo: "llegó el día, en que el capitán de la nave, angustiado por nuestra situación, me instaba a pedir el auxilio del cielo. '¿Cómo es que nos sucede esto, cristiano?. Dijiste que tu Dios era grande y todopoderoso, ¿por qué entonces, no le diriges una plegaria por nosotros, que estamos amenazados de morir por hambre?. Tal vez no volvamos a ver a un ser humano…'

A aquellas súplicas, yo respondí francamente: “Poned toda vuestra confianza, y volved vuestros corazones al Señor mi Dios, para quien nada es imposible, a fin de que en este día, os envíe vuestro alimento en abundancia, y también para los siguientes del viaje, hasta que estéis satisfechos, puesto que Él tiene de sobra en todas partes.

Fue entonces, cuando vimos cruzar por el camino, una piara de cerdos; mis compañeros los persiguieron, y mataron a muchos. Ahí nos quedamos dos noches, y cuando todos estuvieron bien satisfechos, y hasta los perros que aún sobrevivían, quedaron hartos, reanudamos la caminata. Después de aquella comilona, todos mostraban su agradecimiento a Dios, y yo me convertí, en un ser muy honorable a sus ojos. Desde aquel día, tuvimos alimento en abundancia".

Finalmente llegaron a un lugar habitado, y así Patricio quedó a salvo, a la edad de veintidós o veintitrés años, y volvió a su casa. Con el tiempo, durante las vigilias de Patricio en los campos, se reanudaron las visiones, y a menudo, oía "las voces de los que moran mas allá del bosque Foclut, mas allá del mar del oeste, y así gritaban todas al mismo tiempo, como si salieran de una sola boca, estas palabras: 'Clamamos a ti, Ho joven lleno de virtudes, para que vengas entre nosotros nuevamente' ". "Eternas gracias deben dársele a Dios, agrega, porque al cabo de algunos años, el Señor les concedió, aquello por lo que clamaban".

No hay ninguna certeza, respecto al orden de los acontecimientos, que se produjeron desde entonces.

Los primeros biógrafos del santo, dicen que Patricio, pasó varios años en Francia, antes de iniciar su trabajo de evangelización, en Irlanda. Existen pruebas firmes, de que pasó unos tres años, en la isla de Lérins, frente a Canes, y después se radicó en Auxerre, durante quince años más. También hay sólidas evidencias, de que tenía buenas relaciones personales, con el obispo San Germán de Auxerre. Durante este tiempo le ordenaron sacerdote.

Algunos historiadores sostienen, que en esa época hizo un viaje a Roma, y que el Papa Celestino I, fue quien le envió a Irlanda, con una misión especial, ya que su primer enviado, Paladio, no lo pudo llevar a cabo, porque a los doce meses de haber partido, murió en el norte de Britania. Para realizar esa misión encomendada por el Pontífice, San Germán de Auxerre, consagró obispo a Patricio.

Puesto que dependemos de datos confusos, legendarios, y muchas veces contradictorios, de sus primeros biógrafos, es materialmente imposible, obtener detalles del heroico trabajo, en las tierras donde había estado cautivo.

La tradición afirma, que trabajó en el norte, en la región de Slemish, que dicen fue la misma, donde Patricio cuidaba el ganado, y oraba a Dios cuando era un joven esclavo. Una anécdota, que antiguamente la tenían por auténtica en Irlanda, relata que cuando su antiguo amo, se enteró del regreso de Patricio, convertido en venerado predicador, se puso tan furioso, que prendió fuego a su propia casa, pereciendo en medio de las llamas.

Se afirma, que a su arribo a tierras irlandesas, San Patricio permaneció una temporada en Ulster, donde fundó el monasterio de Saúl, y que con la energía que lo caracterizaba, se propuso la tarea de conquistar el favor del "Gran Rey", Laoghaire, que vivía con su corte en Tara, de la región de Meath.

Utilizaba un lenguaje sencillo al evangelizar. Por ejemplo, para explicarles acerca de la Santísima Trinidad, les presentaba la hoja del trébol, diciéndoles que así como esas tres hojitas, forman una sola verdadera hoja, así las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, forman un solo Dios verdadero. Todos lo escuchaban con gusto, porque el pueblo lo que deseaba, era entender.

San Patricio y sus enemigos
Sus acérrimos opositores, fueron los druidas, representantes de los dioses paganos. También sufrió mucho, a manos de los herejes pelagianos, que para arruinar su obra, recurrieron inclusive a la calumnia. Para defenderse, Patricio escribió su Confessio. Por fortuna, poseemos una colección bastante nutrida de esos escritos, que nos muestra algo de él mismo, como sentía y actuaba.

Circulaba entre los paganos, un extraño vaticinio, una profecía, respecto al santo, que Muirchu, su historiador, nos lo transmite textualmente así: "Cabeza de azuela (referencia a la forma aplanada de la cabeza tonsurada) vendrá, con sus seguidores de cabezas chatas, y su casa (casulla o casuela, es decir casa pequeña), tendrá un agujero para que saque su cabeza. Desde su mesa, clamará contra la impiedad, hacia el oriente de su casa. Y todos sus familiares responderán, Amén, Amén". Los augurios, agregaban esto todavía: "Por lo tanto, cuando sucedan todas estas cosas, nuestro reino, que es un reinado de idolatría, se derrumbará".

En la evangelización, San Patricio puso mucha atención, en la conversión de los jefes, aunque parece ser, que el mismo rey Laoghaire, no se convirtió al cristianismo, pero sí varios miembros de su familia. Consiguió el amparo de muchos jefes poderosos, en medio de muchas dificultades, y constantes peligros, incluso el riesgo de perder la vida, (mas de cinco veces) en su trato con aquellos bárbaros.

Pero se notaba, que había una intervención milagrosa de Dios, que lo libraba de la muerte, todas las veces que los enemigos de la religión, trataban de matarlo. En un incidente, que ocurrió mientras misionaba, su cochero Odhran, seguramente por inspiración divina, insistió en reemplazar al santo, en el manejo de los caballos que tiraban del coche, por consiguiente fue Odhram quien recibió el golpe mortal de una lanza, que estaba destinada a quitarle la vida a San Patricio.

No obstante los contratiempos, el trabajo de la evangelización de Irlanda, siguió firme. En varios sitios de Irlanda, construyó abadías, que después llegaron a ser famosas, y alrededor de ellas, nacieron las futuras ciudades. En Leitrim, al norte de Tara, derribó al ídolo de Crom Cruach, y ese fue uno de los lugares, donde edificó una de las iglesias cristianas.

En la región de Connaught, realizó cosas notables. En la población de Tirechan, se conservó para la posteridad, la historia de la conversión de Ethne y Fedelm, hijas del rey Laoghaire. También existen las narraciones, de las heroicas predicaciones de San Patricio, en Ulster, en Leinster, y en Munster.

Por su santidad, manifestada en su carácter, su lenguaje sencillo al evangelizar, y por el don de hacer milagros, San Patricio logró muchas victorias sobre sus oponentes, paganos y hechiceros. Ese triunfo le sirvió, para que los pobladores de Irlanda, se abrieran a la predicación del cristianismo.

De hecho, hacen referencias en los textos del Senchus Mor, (el antiguo código de las leyes irlandesas), a cierto acuerdo concertado en Tara, entre los paganos y el santo, y su discípulo San Benigno (Benen).

Dicen esos libros, que "Patricio convocó a los hombres del Erin, para que se reunieran todos en un sitio, a fin de conferenciar con él. Cuando estuvieron reunidos, se les predicó el Evangelio de Cristo, para que todos lo escucharan. Y sucedió, que en cuanto los hombres del Erin escucharon el Evangelio, y conocieron, como éste daba frutos en el gran poder de Patricio, demostrado desde su arribo, y al ver al rey Laoghaire y a sus druidas, asombrados por las grandes maravillas, y los milagros que obraba, todos se inclinaron para mostrar su obediencia, a la voluntad de Dios y a Patricio".

Hay muchas fantasías, sobre las confrontaciones de San Patricio, con los magos druidas, pero también hay relatos, que tienen un trasfondo sin duda histórico. Dicen que un Sábado Santo, cuando nuestro santo, encendió el fuego pascual, se lanzaron con toda su furia a apagarlo, pero por más que trataron, no lo lograron.

Entonces uno de ellos exclamó: "El fuego de la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por toda la isla". Y se alejaron. La frase del mago se ha cumplido; la religión católica se extendió de tal manera por toda Irlanda, que hoy sigue siendo un país católico, iluminado por la luz de la religión de Cristo, y que a su vez, a dado muchos misioneros a la Iglesia.

El Sínodo
Hay muchas y buenas razones, para creer que San Patricio convocó a un sínodo, seguramente en Armagh, aunque no se mencionó el sitio. Muchos de los decretos emitidos en aquella asamblea, han llegado hasta nosotros, tal como fueron redactados, aunque no cabe dudas, que a varios de ellos, se le hicieron añadiduras y enmiendas.

En esa época, San Patricio era ya un anciano, con la salud quebrantada, por el desgaste físico de sus austeridades, y de sus treinta años de viajes de evangelización. Probablemente, el sínodo haya tenido lugar, cuando los días del santo, ya estaban contados.

Vida de Santidad
Solo llegaremos a comprender, el hondo sentimiento humano que tenía el santo, y el profundo amor a Dios que lo animaba, si estudiamos detenidamente sus escritos contenidos, en las "Confesiones", la Lorica y la carta a Coroticus de San Patricio. Conoceremos el secreto, de la extraordinaria impresión que causaba, a los que lo conocían personalmente.

Patricio era un hombre muy sencillo, con un gran espíritu de humildad. Decía que su trabajo misionero, era la simple actuación de un mandamiento divino, y que su aversión contra los pelagianos, se debía al absoluto valor teológico, que él atribuía a la gracia.

Era profundamente afectuoso, por lo que vemos en sus escritos, referirse tantas veces, al inmenso dolor que le produjo, separarse de su familia de sangre, y de su casa, a la que le unía un gran cariño. Era muy sensible, le hacía sufrir mucho, que digan que trabajaba en la misión que había emprendido, para buscar provecho propio, por eso insistía tanto en el desinterés que lo animaba, a seguir trabajando.

De sus Confesiones: "Incontables dones me fueron concedidos, con el llanto y con las lágrimas. Contrarié a mis gentes, y también contra mi voluntad, a no pocos de mis mayores; pero como Dios era mi guía, yo no consentí en ceder ante ellos, de ninguna manera. No fue por mérito propio, sino porque Dios me había conquistado, y reinaba en mí.

Fue Él quien se resistió, a los ruegos de los que me amaban, de suerte que me aparté de ellos, para morar entre los paganos de Irlanda, a fin de predicarles el Evangelio, y soportar una cantidad grande de insultos, por parte de los incrédulos, que me hacían continuos reproches, y que aún desataban persecuciones contra mí, en tanto que yo sacrificaba mi libertad, en su provecho.

Pero si acaso se me considera digno, estoy pronto a dar hasta mi vida, en nombre de Dios, sin vacilaciones, y con gozo. Es mi vida, la que me propongo pasar aquí, hasta que se extinga, si el Señor me concede esa gracia".

La santidad da frutos
El buen éxito de la misión de San Patricio, se debe ante todo a su fe, por la que se disponía a cualquier sacrificio, y a la inteligente organización que supo crear en esa isla, carente de ciudades, y dividida en muchas tribus o clanes, dirigidos por un jefe independiente en cada una.

Él supo adaptarse, a las condiciones sociales del lugar, formando un clero local, consagró obispos y sacerdotes, y fundó monasterios y pequeñas comunidades cristianas, dentro del mismo clan, sin rechazar usos ni costumbres tradicionales. Tuvo la feliz idea, de que el obispo de cada región, fuera al mismo tiempo, el Abad o superior del monasterio, más importante del lugar; así cada obispo era un fervoroso religioso, y tenía la ayuda de sus monjes, para enseñar la religión al pueblo. Las vocaciones que consiguió para el sacerdocio, y la vida religiosa, fueron muchísimas.

La obra de evangelización pudo progresar rápidamente, gracias también a que San Patricio, atrajo a muchos discípulos fieles, como Benigno, quién estaba destinado a sucederle. Siempre fue muy fiel a la Iglesia, y a pesar de la distancia, el santo se mantenía en contacto con Roma.

En el año 444, se fundó la iglesia catedral de Armagh (hoy Armoc), la sede principal de Irlanda, dato que está asentado en los "Anales de Ulster". Es probable, que no haya pasado mucho tiempo, antes que Armagh, se convirtiera en un gran centro de educación y administración.

San Patricio, en el transcurso de 30 años de apostolado, convirtió al cristianismo a "toda Irlanda". El propio santo alude, mas de una vez, a las "multitudes", a los "muchos miles" que bautizó y confirmó. "Ahí", dice San Patricio, "donde jamás se había tenido conocimiento de Dios; allá, en Irlanda, adonde se adoraba a los ídolos, y se cometían toda suerte de abominaciones, ¿cómo ha sido posible, formar un pueblo del Señor, donde las gentes puedan llamarse hijos de Dios?. Ahí se ha visto, que hijos e hijas de los reyezuelos escoceses, se transformen en monjes, y en vírgenes de Cristo".

Sin embargo, como es lógico pensar, el paganismo y el vicio, no habían desaparecido por completo. En las "Confesiones", que fueron escritas hacia el fin de su vida, dice el santo: "A diario, estoy a la espera de una muerte violenta, de ser robado, de que me secuestren para servir como esclavo, o de cualquier otra calamidad semejante".

Pero más adelante, agrega: "Me he puesto en manos del Dios de misericordia, del Todopoderoso Señor, que gobierna toda cosa, y como dijo el profeta: 'Deja tus cuidados con el Señor, y Él proveerá la manera de aliviarlos".

En esta confianza estaba, sin dudas, su incansable valor, y la firme decisión de San Patricio, a lo largo de su heroica carrera. Su fortaleza, de no permitir a los enemigos del catolicismo, que propagaran por allí sus herejías, fue una de las razones, para que Irlanda se haya conservado tan católica.

La obra del incansable misionero, dió muchos frutos con el tiempo: Lo vemos en el maravilloso florecimiento de santos irlandeses. Logró reformar las leyes civiles de Irlanda; consiguió que la legislación fuera hecha, de acuerdo con los principios católicos, lo cual ha contribuido a que esa nación, se haya conservado firme en la Fe por mas de 15 siglos, a pesar de todas las persecuciones.

Según un cronista de Britania, Nennius, San Patricio subió a una montaña a rezar, y hacer ayuno, y "desde aquella colina, Patricio bendijo al pueblo de Irlanda, y el objeto que perseguía al subir a la cima, era el de orar por todos, y el de ver el fruto de sus trabajos…Después, en edad bien avanzada, fue a recoger su recompensa, y a gozar de ella eternamente. Amén".

Patricio murió y fue sepultado en el año 461, en Saúl, región de Stragford Lough, donde había edificado su primera iglesia.

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Del oficio de lectura, 17 de Marzo, San Patricio, Obispo
Muchos pueblos renacieron a Dios por mí
De la Confesión de San Patricio
(Caps. 14-16: PL 53, 808-809)

Sin cesar, doy gracias a Dios, que me mantuvo fiel, el día de la prueba. Gracias a Él, puedo hoy ofrecer con toda confianza a Cristo, quien me liberó de todas mis tribulaciones, el sacrificio de mi propia alma, como víctima viva, y puedo decir: ¿Quién soy yo, y cuál es la excelencia de mi vocación, Señor, que me has revestido de tanta gracia divina?. Tú me has concedido, exultar de gozo entre los gentiles, y proclamar por todas partes tu Nombre, lo mismo en la prosperidad que en la adversidad.

Tú me has hecho comprender, que cuanto me sucede, lo mismo bueno que malo, he de recibirlo con idéntica disposición, dando gracias a Dios, que me otorgó esta fe inconmovible, y que constantemente me escucha.

Tú has concedido a este ignorante, el poder realizar en estos tiempos, esta obra tan piadosa y maravillosa, imitando a aquellos, de los que el Señor predijo, que anunciarían su Evangelio, para que llegue a oídos de todos los pueblos.

¿De dónde me vino después, este don tan grande y tan saludable: conocer y amar a Dios, perder a mi patria y a mis padres, y llegar a esta gente de Irlanda, para predicarles el Evangelio; sufrir ultrajes de parte de los incrédulos; ser despreciado como extranjero, sufrir innumerables persecuciones, hasta ser encarcelado, y verme privado de mi condición de hombre libre, por el bien de los demás?.

Dios me juzga digno de ello, estoy dispuesto a dar mi vida gustoso, y sin vacilar, por su Nombre, gastándola hasta la muerte. Mucho es lo que debo a Dios, que me concedió gracia tan grande, de que muchos pueblos, renacieron a Dios por mí. Y después les dio crecimiento y perfección.

Y también, porque pude ordenar, en todos aquellos lugares, a los ministros para el servicio del pueblo recién convertido; pueblo que Dios había llamado desde los confines de la tierra, como lo había prometido por los profetas:

A Tí vendrán los paganos, de los extremos del orbe, diciendo: «Qué engañoso es el legado de nuestros padres, qué vaciedad sin provecho». Y también: «Te hago luz de las naciones, para que mi salvación, alcance hasta el confín de la tierra».

Allí quiero esperar el cumplimiento de su promesa infalible, como afirma en el Evangelio: Vendrán de Oriente y Occidente, y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob. Amén.

Oración: Oh Dios, que elegiste a tu obispo San Patricio, para que anunciara tu gloria a los pueblos de Irlanda, concedenos por su intercesión y sus méritos, a cuantos se glorían llamarse cristianos, la gracia de proclamar siempre tus maravillas delante de los hombres, y preserva a los pueblos de Irlanda, Escocia, Gales e Inglaterra, firmemente junto a la Cruz de tu Hijo. Por nuestro Señor Jesucristo, que Vive y Reina contigo, por los Siglos de los Siglos. Amén.



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