lunes, 3 de abril de 2017

Sábado 1 de Abril

San Hugo, Obispo


1152- +1132

Abad de Cluny 1109

Cuerpo Incorrupto

Hugo: "inteligente"

Nacido en Francia. Su padre Odilón entró a la Cartuja siendo viudo. San Hugo, ya como obispo, le dio la unción de los enfermos antes de morir. Siendo laico, su obispo lo llevó como asistente a un sínodo, y allí lo exhortaron a que fuese ordenado sacerdote.

Enseguida lo llevaron a Roma, y el Papa Gregorio VII lo ordenó obispo para la diócesis de Grenoble, Francia, a los 28 años de edad.

Lo que más preocupaba a Hugo era su timidez, su convicción de que no era digno de ser obispo, y las tentaciones de malos pensamientos que sufría. El Papa le animó diciéndole que "cuando Dios da un cargo o una responsabilidad, se compromete a darle a la persona las gracias o ayudas que necesita para lograr, cumplir bien con esa obligación".

En Grenoble encontró una situación terrible. La simonía -pagar dinero por los cargos eclesiásticos- era común. Los sacerdotes no vivían el celibato. Se había abandonado la catequesis, y cundía la ignorancia.

Quiso renunciar al obispado para retirarse a la oración. Una noche de 1084, siete estrellas resplandecieron en el sueño de San Hugo, Obispo de Grenoble.

Esta visión iluminada anunciaba la llegada de 7 hombres buscando la soledad alpestre, deseosos de alabar a Dios, lejos del mundo y su clamor. Poco tiempo después le visitó San Bruno, con 6 amigos para pedirle poder fundar un convento para vida ascética, de mortificación, ayuno y profunda devoción con silencio perpetuo. Ahí comprendió que el séptimo hombre era él mismo.

Tenían por guía a Bruno de Colonia, quien a la edad de 54 años, deseaba huir del alboroto del siglo. Entonces San Hugo los condujo por un laberinto de montañas escarpadas, hasta un desierto de rocas y de pinos, llamado Chartreuse o Cartuja, siendo el inicio de la orden de los Cartujos.

Ahí construyeron cabañas de madera, llamadas Casalibus, y un oratorio de piedra. Un pobre refugio, de donde nació la Grande Chartreuse. Desde hace unos 9 siglos, en ese mismo lugar, su presencia se eleva como el incienso.

Al construir el monasterio no había agua, pero San Hugo, recordando a Moisés, golpeó la roca, y de ella brotó agua en abundancia. San Bruno fue el director espiritual del obispo Hugo, hasta el final de su vida.

Con frecuencia Hugo visitaba la cartuja como su oasis de oración. Sufrió mucho a manos de sus sacerdotes, pues muchos de ellos resentían su pastoreo santo.

Sufrió un dolor de cabeza continuo por más de 40 años, y solo lo sabía su director espiritual, pues mantenía un semblante siempre alegre y de buen humor. También sufría el ataque de malos pensamientos.

Antes de predicar, se dedicaba a la oración, por lo que sus homilías estaban llenas del Espíritu Santo. Los pecadores lloraban y habían muchas conversiones.
Al final de su vida sufría mucho de artritis, pero los disimulaba, y los ofrecía por los pecadores.

Poco antes de su muerte perdió la memoria, y lo único que recordaba eran los Salmos y el Padrenuestro. Y pasaba sus días repitiendo salmos, y rezando Padres Nuestros.

Murió a los 80 años, el 1 de abril de 1132. El Papa Inocencio II lo declaró santo, dos años después de su muerte.

Su cuerpo, depositado en una caja de plata, quedó expuesta a la veneración de los fieles durante 4 siglos. En junio de 1562, durante las Guerras de Religión, su cuerpo fue quemado por el Baron de Adrets, y por los Hugonotes en la plaza de Notre-Dame en Grenoble.

Oración: Te pedimos Señor, que por los méritos e intercesión de tu Obispo, San Hugo de Grenoble, bebamos siempre del manantial sagrado de tu Agua, y sepamos compartirla con todos los que la pidan. A Tí Señor que nos das del Agua para nunca más tener sed. Amén.



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