San
Daniel Comboni
(1831-1881)
Obispo, Pionero de un nuevo plan para la misión en África
Fundador
de una gran obra Misionera, muy devoto de los Corazones de Jesús y
María y de la Cruz.
Nació
en Limone sul Guarda, Brescia (Italia), el 15 de marzo de 1831y fue
bautizado el día siguiente. Sus padres, Luigi y Domenica, eran
pobres. El jardinero y ella empleada doméstica. Daniel fue el
único que sobrevivió de ocho hijos.
A
la edad de 17 años, siendo estudiante de filosofía, hace voto ante
su superior de consagrar su vida al apostolado en África central. Se
concentra en el estudio de los idiomas. Aprende hebreo, árabe,
español, francés, inglés. Más tarde también el alemán,
portugués y llegará a aprender 13 dialectos árabes y algunas
lenguas africanas.
El
17 de diciembre de 1854 es ordenado diácono y presbítero el 31del
mismo mes. Dos años más tarde su superior don Mazza lo incluye en
la expedición misionera al África. Solo le preocupaba dejar a sus
padres en muy mala situación económica. Pero los ejercicios
espirituales y la dirección espiritual del P. Marani le dan paz y se
confía en Dios y en María
A
los 27 años llega a Egipto. Desde Asiut les escribe a sus padres
sobre sus primeras impresiones del viaje y concluye diciendo: “Les
agradezco vivamente el haberme dado el generoso consentimiento para
recorrer la carrera de la Misión;…Adiós querido padre, querida
mamá; ustedes están y viven siempre en mi corazón. Los amo…,
porque supieron hacer una obra heroica, que los grandes del siglo, y
los héroes del mundo no saben hacer. Ustedes han obtenido una
victoria que les asegurará la felicidad eterna”.
Los misioneros se exponen a muchos peligros, entre ellos las enfermedades. En poco tiempo mueren tres de los que llegaron con él y algunos que trabajaban en África desde hace tiempo, entre ellos el Pro-vicario apostólico P. Ignazio Knoblecher. El mismo Comboni estuvo varias veces a punto de morir a causa de la fiebre. Por esta razón recibe la orden de regresar a Verona.
Los misioneros se exponen a muchos peligros, entre ellos las enfermedades. En poco tiempo mueren tres de los que llegaron con él y algunos que trabajaban en África desde hace tiempo, entre ellos el Pro-vicario apostólico P. Ignazio Knoblecher. El mismo Comboni estuvo varias veces a punto de morir a causa de la fiebre. Por esta razón recibe la orden de regresar a Verona.
De
regreso en Verona, apenas recuperado, el Padre Mazza le encargó la
educación de algunos jóvenes negros que había acogido el
Instituto. Continuó preocupándose por el pueblo africano.
Un
nuevo plan de evangelización por inspiración de Santa Margarita
El 15 de septiembre del 1864, tiene la oportunidad de asistir al triduo para la beatificación de Margarita María de Alacoque en la Basílica de San Pedro, Roma. El primer día del triduo le viene a la mente “como un rayo”, dice él, “el pensamiento de proponer un nuevo plan para la cristianización de los pobres pueblos negros, cuyos puntos me vinieron de lo alto como una inspiración”.
El 15 de septiembre del 1864, tiene la oportunidad de asistir al triduo para la beatificación de Margarita María de Alacoque en la Basílica de San Pedro, Roma. El primer día del triduo le viene a la mente “como un rayo”, dice él, “el pensamiento de proponer un nuevo plan para la cristianización de los pobres pueblos negros, cuyos puntos me vinieron de lo alto como una inspiración”.
La
idea fundamental de este plan consistía esencialmente en evangelizar
África con los mismos africanos, y esta evangelización debía ir
unida a la promoción humana y cultural. Al mismo tiempo esta
obra no se confiaba a una nación en particular sino que debía “ser
católica, no ya española o francesa o alemana o italiana. Todos los
católicos deben ayudar a los pobres Negros, porque una nación sola
no alcanza a socorrer la raza negra” [Carta a don Goffredo Noecker,
9 Nov. de 1864.]
La
Santa Sede se mostró muy interesada en este plan. El 18 de
septiembre lo presenta al Cardenal Alessandro Barnabo (Prefecto de
Propaganda Fide) y al día siguiente el Papa Pío IX, recibió a D.
Comboni en una audiencia y lo alentó a presentar el plan en París,
a la Pía Opera de la Propagación de la Fe, prometiéndole de su
parte la aprobación . Las últimas palabras del Santo Padre fueron
para él una bendición y un aliento: “Labora sicut bonus miles
Christi” (Trabaja como buen soldado de Cristo). Inmediatamente
sigue los consejos del Papa, y viaja a Turín, Lyon, París, Colonia
y Londres para dar a conocer este proyecto.
Nueva
Fundación: Los Misioneros Combonianos
Comprende que debe crear una organización específica, dedicada a la evangelización de África ayudado por los propios africanos. El 1 de Junio de 1867 funda en Verona su Instituto de los Misioneros para el África (Misioneros Combonianos) como parte de la Sociedad del Buen Pastor, una Asociación misionera internacional.
En noviembre funda en El Cairo dos Institutos (uno masculino y otro femenino), según la línea trazada en el plan. Dos años después abre una tercera casa en El Cairo destinada a ser escuela con maestras africanas. Mientras, siguen los viajes en Francia, Alemania, Austria e Italia dando testimonio de las dificultades de la misión y de los horrores de la esclavitud en Sudán.
Comprende que debe crear una organización específica, dedicada a la evangelización de África ayudado por los propios africanos. El 1 de Junio de 1867 funda en Verona su Instituto de los Misioneros para el África (Misioneros Combonianos) como parte de la Sociedad del Buen Pastor, una Asociación misionera internacional.
En noviembre funda en El Cairo dos Institutos (uno masculino y otro femenino), según la línea trazada en el plan. Dos años después abre una tercera casa en El Cairo destinada a ser escuela con maestras africanas. Mientras, siguen los viajes en Francia, Alemania, Austria e Italia dando testimonio de las dificultades de la misión y de los horrores de la esclavitud en Sudán.
Sin
embargo 2 años después de entrar en África tuvo que regresar a
Italia. Se había dado cuenta del mayor problema para evangelizar a
ese continente: el clima y las enfermedades. El
europeo duraba poco en África y el africano no resistía el frío o
la vida europea sin desarraigarse. Ideó entonces el “Plan para la
regeneración de África” que consistía en establecer misiones,
escuelas, hospitales y universidades en lugares estratégicos a lo
largo de la costa africana, rodeando todo el continente; lugares
templados donde los europeos pudiesen convivir con los africanos.
En
esos centros se formarían los futuros cristianos: maestros,
enfermeras, religiosas y sacerdotes nativos que luego se internarían
en el continente para evangelizar las poblaciones y promover su
desarrollo.
El
Episcopado
El
8 de julio de 1877 el Papa Pío IX lo nombra Vicario del África
central y el 12 de agosto es consagrado obispo.
Siempre
la Cruz
En
sus escritos, especialmente hacia el final de su vida, Comboni, hace
una referencia continua a la Cruz, no solamente respecto a las
dificultades materiales de la misión (clima, pobreza, enfermedades)
sino más aun a las incomprensiones, malentendidos y calumnias de que
fue objeto, provenientes de sus más cercanos colaboradores.
A
esto se sumaba el dolor por la muerte de algunos laicos y sacerdotes
misioneros, entre ellos quien había designado como su vicario
general. En una de sus últimas cartas escribe: “¡Mi Dios!
¡Siempre Cruz! Pero Jesús, dándonos la Cruz, nos ama; todas estas
cruces pesan terriblemente sobre mi corazón; pero nos aumentan la
fuerza y el coraje en el combate de las batallas del Señor, porque
las Obras de Dios nacieron y crecieron siempre así; así
prosperaron; así se consolidaron, y prosiguieron en medio de las
muertes, del sacrificio, y a la sombra del salutífero árbol de la
Cruz” [Khartum, 3 de octubre de 1881].
De
este modo Dios iba completando “Su obra” asociando a Su Hijo
Crucificado, un hombre que en la soledad y dureza de la misión le
entregaba sus últimas fuerzas. Después de haber “gastado” su
vida por anunciar a Cristo y salvar así su tan querida África,
muere extenuado de cansancio en Khartum el 10 de octubre 1881 a los
50 años de edad.
Casi
90 años después de su muerte, el Concilio Vaticano II, en el
decreto Ad Gentes [Decreto sobre la Actividad Misionera de la
Iglesia, cap IV, pto. 24.] daba las características que debe tener
el misionero: “El que anuncia el Evangelio entre los gentiles dé a
conocer con libertad el misterio de Cristo, cuyo legado es, de suerte
que se atreva a hablar de El como conviene, no avergonzándose del
escándalo de la cruz. Siguiendo las huellas de su Maestro, manso y
humilde de corazón, manifieste que su yugo es suave y su carga
ligera. Dé testimonio de su Señor con su vida enteramente
evangélica, con mucha paciencia, con longanimidad, con suavidad, con
caridad sincera y si es necesario, hasta con la propia sangre. Dios
le concederá valor y fuerza para que vea la abundancia de gozo que
se encierra en la experiencia intensa de la tribulación y de la
absoluta pobreza. Esté convencido de que la obediencia es la virtud
característica del ministro de Cristo, quien redimió al mundo con
Su obediencia”.
Monseñor Comboni fue beatificado por S.S. Juan Pablo II el 17 de marzo de 1996 en la Basílica San Pedro en Roma.
Roguemos al Beato Comboni que nos alcance la gracia de vivir a pleno nuestra consagración “tesoro escondido cuya adquisición no admite lamentos por haber renunciado a todo”[JPII, 10 de Nov. de 1978], para que como él, también nosotros nos animemos a las más grandes empresas confiados solo en Cristo, “y Cristo siempre, y Cristo en todo, y Cristo en todos, y Cristo Todo” (Constituciones N.7).
Monseñor Comboni fue beatificado por S.S. Juan Pablo II el 17 de marzo de 1996 en la Basílica San Pedro en Roma.
Roguemos al Beato Comboni que nos alcance la gracia de vivir a pleno nuestra consagración “tesoro escondido cuya adquisición no admite lamentos por haber renunciado a todo”[JPII, 10 de Nov. de 1978], para que como él, también nosotros nos animemos a las más grandes empresas confiados solo en Cristo, “y Cristo siempre, y Cristo en todo, y Cristo en todos, y Cristo Todo” (Constituciones N.7).
Santo
Tomás de Villanueva
Obispo
Obispo
(1486
- 1555)
Aun
cuando sus padres vivieron en Villanueva de los Infantes, Tomás
nació en Fuenllana, el año 1486. Estudió en la universidad de
Alcalá, de la que, más tarde, fue maestro preclaro, dada su gran
preparación en las ciencias humanas y sagradas. Nombrado arzobispo
de Valencia, fue un verdadero modelo de buen pastor, sobresaliendo
por su caridad, pobreza, prudencia y celo apostólico.
Murió
el 8 de septiembre de 1555, y fue canonizado el año 1658.
Santidad
e integridad de vida, virtudes indispensables del buen prelado
De
un sermón de santo Tomás de Villanueva sobre el evangelio del buen
Pastor
Nuestro
Redentor, viendo la excelencia de las almas y el precio de su propia
sangre, no quiso dejar el cuidado de los hombres, que tantos
sufrimientos le causaron, al solo cuidado de nuestra prudencia, sino
que quiere actuar con nosotros. Por eso, dio a los fieles unos
pastores, revistiéndolos de unos méritos que no tenían: entre
ellos me encuentro yo, sostenido en mi indignidad por su infinita
misericordia.
Cuatro
son las condiciones que debe reunir el buen pastor.
En
primer lugar, el amor: fue precisamente la caridad la única
virtud que el Señor exigió a Pedro para entregarle el cuidado de su
rebaño. Luego, la vigilancia, para estar atento a las
necesidades de las ovejas. En tercer lugar, la doctrina, con
el fin de poder alimentar a los hombres, hasta llevarlos a la
salvación. Y, finalmente, la santidad e integridad de vida.
Ésta es la principal de las virtudes. En efecto, un prelado, por su
inocencia, debe tratar con los justos y con los pecadores, aumentando
con sus oraciones la santidad de unos y solicitando con lágrimas el
perdón de los otros.
En
cualquier caso, por los frutos se descubrirán siempre las
condiciones indispensables del buen pastor.
Oración
Final: Señor mío y Dios mío. Que por intercesión de San
Daniel Comboni podamos todos asumir como propia la tarea de
evangelización, en el lugar que nos toque, ya sea en la familia,
escuela y lugares de trabajo, fundamentalmente basados en nuestra
vida coherente y comprometida con tus enseñanzas. Que por los
méritos de Santo Tomás Villanueva nos envíes muchos sacerdotes
sabios y puros de corazón como tu Divino Hijo. Por los corazones de
Jesús y María. Amén.
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