Domingo
25 de Octubre
Santos
Crispín y Crispiniano
Mártires
– Patronos de los zapateros
Etimológicamente
significan “de pelo rizado”. Vienen de la lengua latina.
Son dos mártires romanos venerados por franceses e ingleses, y a los que los zapateros los tienen como patronos, pues aprendieron el oficio de zapateros para extender su fe en el desempeño de este humilde oficio, sin despertar sospechas. Se establecieron en Roma y desde allí proclamaron el Evangelio a sus clientes.
Son dos mártires romanos venerados por franceses e ingleses, y a los que los zapateros los tienen como patronos, pues aprendieron el oficio de zapateros para extender su fe en el desempeño de este humilde oficio, sin despertar sospechas. Se establecieron en Roma y desde allí proclamaron el Evangelio a sus clientes.
Hacían
zapatos para los pobres. A estos, por supuesto, no les cobraban
absolutamente nada. A los ricos, que conocían el buen trabajo que
hacían y la calidad del calzado, sí que les cobraban.
Lo bonito de estos dos creyentes es que aprovechaban los momentos de venta, o de dar gratis para hablar con entusiasmo de Jesucristo. Debían vivir lo que decían porque la gente los escuchaba con agrado.
Lo bonito de estos dos creyentes es que aprovechaban los momentos de venta, o de dar gratis para hablar con entusiasmo de Jesucristo. Debían vivir lo que decían porque la gente los escuchaba con agrado.
Se
supone que emigraron a Inglaterra, y se establecieron en Faversham,
Kent, donde, hasta 1670, se seguía mostrando la tienda donde habían
ejercido su oficio. Shakespeare los nombra seis veces en Enrique V y
los vuelve a alabar en Julio César por haber sabido curar tanto las
almas como calzar los pies de sus clientes.
San
Crisanto y Santa Daría
Mártires
romanos de los primeros siglos cuyas Actas han desaparecido. Se
ignora si eran marido y mujer, o si la primera vez que se encontraron
fue cuando se les enterró juntos en la Vía Salaria, en Roma.
Cuarenta
Mártires de Inglaterra y Gales
(siglos XVI y XVII)
(siglos XVI y XVII)
Estos
católicos ingleses y galeses fueron canonizados por haber
perseverado en su fe hasta el martirio durante las persecuciones
decretadas por varios monarcas, sobre todo la reina Isabel I, desde
que Enrique VIII se separó de la obediencia de Roma. Entre ellos hay
madres de familia como Margaret Clitherow, viudas como Ann Line,
nobles como Philip Howard, conde de Surrey, oscuros seglares como el
maestro galés Richard Gwyn, y sacerdotes como Cuthbert Mayne, John
Payne y John Almond. Luego hay una larga lista de religiosos
cartujos, agustinos, benedictinos, franciscanos y jesuitas, entre los
que se encuentran: Robert Southwell, Henry Walpole, Nicolas Owen,
Thomas Garnet, Henry Morse y el más célebre de todos, Edmund
Campion, cuya vida escribió Evelyn Waugh.
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