Sábado
24 de octubre
San
Antonio María Claret
Obispo de Santiago de Cuba, fundador
Patrón de tejedores
Obispo de Santiago de Cuba, fundador
Patrón de tejedores
Breve
-Nació
en la villa de Sallent, provincia de Barcelona, el día 23 de
diciembre de 1807.
-Fue obrero textil en su juventud.
-Ordenado sacerdote, fundó en Vic la Orden de los Claretianos.
-Recorrió Cataluña durante varios años predicando.
-Fundó la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.
-Fue nombrado arzobispo de Santiago de Cuba, cargo en el que se entregó de lleno al bien de las almas.
-Como arzobispo de Santiago de Cuba se destacó por su celo evangelizador por lo que recorrió toda su diócesis y sufrió un atentado contra su vida.
-Habiendo regresado a España, sus trabajos por el bien de la Iglesia le proporcionaron aún muchos sufrimientos.
-Confesor de la Reina Isabel II de España
-Único santo canonizado entre los padres conciliares del Concilio Vaticano I.
-Escritor evangélico, especialmente de folletos de fácil alcance para todos (jóvenes, trabajadores, casados)
-Demostró un amor excepcional por la Eucaristía la cual conservaba en su corazón como tabernáculo
-Gran devoto de la Santísima Virgen.
-Patrón de las cajas de ahorro, ya que fundó una en Cuba en beneficio de los pobres.
-Sus experiencias místicas lo llevaron a levitar (alzarse del suelo)
- Murió en Fontfroide (Francia) el año 1870.
-Fue obrero textil en su juventud.
-Ordenado sacerdote, fundó en Vic la Orden de los Claretianos.
-Recorrió Cataluña durante varios años predicando.
-Fundó la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.
-Fue nombrado arzobispo de Santiago de Cuba, cargo en el que se entregó de lleno al bien de las almas.
-Como arzobispo de Santiago de Cuba se destacó por su celo evangelizador por lo que recorrió toda su diócesis y sufrió un atentado contra su vida.
-Habiendo regresado a España, sus trabajos por el bien de la Iglesia le proporcionaron aún muchos sufrimientos.
-Confesor de la Reina Isabel II de España
-Único santo canonizado entre los padres conciliares del Concilio Vaticano I.
-Escritor evangélico, especialmente de folletos de fácil alcance para todos (jóvenes, trabajadores, casados)
-Demostró un amor excepcional por la Eucaristía la cual conservaba en su corazón como tabernáculo
-Gran devoto de la Santísima Virgen.
-Patrón de las cajas de ahorro, ya que fundó una en Cuba en beneficio de los pobres.
-Sus experiencias místicas lo llevaron a levitar (alzarse del suelo)
- Murió en Fontfroide (Francia) el año 1870.
Cuando
le preguntaron cómo era capaz de hacer tanto respondió:
"Enamoraos de Jesucristo y del prójimo y lo comprenderéis todo y haréis más cosas que yo"
"Enamoraos de Jesucristo y del prójimo y lo comprenderéis todo y haréis más cosas que yo"
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Infancia:
Antonio Claret y Clará nació en Sallent (Barcelona, España) el 23 de diciembre de 1807. Era el quinto de once hijos de Juan Claret y Josefa Clará. Le bautizaron el día de Navidad.
Antonio Claret y Clará nació en Sallent (Barcelona, España) el 23 de diciembre de 1807. Era el quinto de once hijos de Juan Claret y Josefa Clará. Le bautizaron el día de Navidad.
La
escasa salud de su madre hizo que se le pusiera al cuidado de una
nodriza en Santa María de Olot. Una noche en que Antonio se quedó
en la casa paterna se hundió la casa de la nodriza muriendo todos en
el accidente. Para Claret aquello supuso siempre una señal de la
providencia.
La
cuna de Claret fue sacudida constantemente por el traqueteo de los
telares de madera que su padre tenía en los bajos de la casa. Ya
desde sus primeros años Antonio dio muestras de una inteligencia y
de buen corazón. A los cinco años, pensaba en la eternidad: por la
noche, sentado en la cama, quedaba impresionado por aquel "siempre,
siempre, siempre". El mismo recordaría estas palabras, más
tarde, siendo Arzobispo:
"Esta
idea de la eternidad quedó en mí tan grabada, que, ya sea por lo
tierno que empezó en mí, o ya sea por las muchas veces que pensaba
en ella, lo cierto es que es lo que más tengo presente. Esta misma
idea es la que más me ha hecho y me hace trabajar aún, y me hará
trabajar mientras viva, en la conversión de los pecadores"
(Aut. nº 9)
La
guerra popular contra Napoleón embargaba vivamente el ambiente de la
época. Sus soldados pasaban frecuentemente por la villa entre los
años 1808 y 1814. Hasta los sacerdotes del pueblo se habían sumado
a la lucha. En 1812 se promulgaba la nueva Constitución.
Mientras,
Antonio jugaba, estudiaba, crecía... Dos amores destacaban ya en
el pequeño Claret: la Eucaristía y la Virgen. Asistía con
atención a la misa; dejaba momentáneamente el juego para visitar a
Jesús en la iglesia siempre que no ocasionara molestias a sus
compañeros; iba con frecuencia, acompañado de su hermana Rosa, a la
ermita de Fusimaña y rezaba diariamente el rosario.
Una
debilidad de Antonio eran los libros. Se los devoraba. Pocas
cosas contribuyeron tanto a la santidad de Antonio como sus lecturas,
las primeras lecturas de su infancia. Porque sus lecturas eran
escogidas. Pero ya entonces Antonio tenía una ilusión: llegar a ser
sacerdote y apóstol. Sin embargo, su vocación debería recorrer
todavía otro itinerario.
Entre
los Telares:
Toda su adolescencia la pasó Antonio en el taller de su padre. Pronto consiguió llegar a ser maestro en el arte textil. Para perfeccionarse en la fabricación pidió a su padre que le permitiera ir a Barcelona, donde la industria estaba atrayendo a numerosos jóvenes.
Toda su adolescencia la pasó Antonio en el taller de su padre. Pronto consiguió llegar a ser maestro en el arte textil. Para perfeccionarse en la fabricación pidió a su padre que le permitiera ir a Barcelona, donde la industria estaba atrayendo a numerosos jóvenes.
Allí
se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios de la Lonja. Trabajaba
de día, y de noche estudiaba. Aunque seguía siendo un buen
cristiano, su corazón estaba centrado en su trabajo.
Gracias
a su tesón e ingenio llegó pronto a superar en calidad y belleza
las muestras que llegaban del extranjero. Un grupo de
empresarios, admirados de su competencia, le propusieron un plan
halagüeño: fundar una compañía textil corriendo a cuenta de ellos
la financiación y el montaje de la fábrica.
Pero
Antonio, inexplicablemente, se negó. Dios andaba por medio.
Unos
cuantos hechos le hicieron más sensible el oído a la voz de Dios.
a)
Un amigo a quien estimaba mucho tenía el grave vicio del juego.
Llegó a robarle sus ahorros para jugarlos y cuando los perdió,
desesperado robó unas joyas valiosas, las cuales también perdió en
el juego. La policía siguiendo el rastro de las joyas dio con él y
lo encarceló; todos comenzaron a calumniar a Antonio, diciendo que
era cómplice de su amigo. Esta experiencia empezó a crear en su
corazón un disgusto por el mundo, las amistades y las riquezas.
b)
El segundo hecho que le ocurrió fue estando un día con unos amigos
en la playa, metió los pies para refrescarse en el agua, y de
pronto una ola gigantesca lo arrastró hacia mar adentro, y Antonio
que no sabía nadar se estaba ahogando. De sus labios solo salió un
grito "Virgen Santa, salvadme" , y sin saber cómo, Antonio
estaba en la orilla, sano y salvo y para colmo sus vestidos
secos totalmente.
c)
El tercer hecho fue el que le ocurrió al ir a visitar a un amigo a
su casa. Cuando llegó, el amigo no se encontraba y quien estaba en
casa era la esposa. Ella, dándose cuenta de la gallardía de
Antonio, quedó cegada con un amor indigno y le dijo: "Antonio,
¡qué diferente eres de mi esposo, siempre agrio y despectivo!
Quisiera que fuéramos buenos amigos".
Claret
huye de la tentación. "Señora, vuestro esposo tarda, y tengo
mucho que hacer..." Ella intentó detenerle, pero en vano.
Antonio se deshace de ella para no volver más.
Por
fin, las palabras del Evangelio: "¿De qué le vale al hombre
ganar todo el mundo si pierde su alma?", le impresionaron
profundamente.
Misionero
Apostólico en Cataluña:
Caminando
hacia Golmes le invitaron a detenerse porque sudaba; él respondía
con humor: "Yo soy como los perros, que sacan la lengua pero
nunca se cansan".
"Padre,
confiese a mi borrico" -le dijo un arriero con tono burlón.
"Quien se ha de confesar eres tú -respondió Claret- que llevas
7 años sin hacerlo y te hace buena falta". Y aquel hombre se
confesó.
En
otra ocasión sacó de apuros a un pobre hombre, contrabandista,
convirtiendo en alubias un fardo de tabaco ante unos carabineros que
les echaron el alto. La mayor sorpresa se la llevó el buen hombre
cuando, al llegar a su casa, observó que el fardo de alubias se
había convertido de nuevo en tabaco. Son algunas de las
"florecillas claretianas" de aquella época.
Otros
hechos prodigiosos se cuentan, pero sobre todo se destacaba su virtud
de penetrar las conciencias. Tenía enemigos que le calumniaban y
que procuraban impedir su labor misionera, teniendo que salir en su
defensa el arzobispo de Tarragona. Pero su temple era de acero. Todo
lo resistía y salía airoso de todas las emboscadas que le tendían.
Apóstol
de las Islas Canarias: ( marzo 1848 - mayo 1849)
Fundador y director espiritual
Fundador y director espiritual
Poco
después, el 16 de julio de 1849, a las tres de la tarde en una celda
del seminario de Vic fundaba San Antonio María Claret la
Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de
María. Tenía 41 años. Eran los Cofundadores los PP. Esteban Sala,
José Xifré, Manuel Vilaró, Domingo Fábregas y Jaime Clotet.
"Hoy
comienza una gran obra" -dijo el P. Claret.
El
Padre Claret sabía que era impulsado por Dios; y Dios le reveló
tres cosas:
1)
Que la Congregación se extendería por todo el mundo.
2) Que duraría hasta el fin de los tiempos.
3) Que todos los que murieran en la Congregación se salvarían.
2) Que duraría hasta el fin de los tiempos.
3) Que todos los que murieran en la Congregación se salvarían.
Arzobispo
de Santiago de Cuba: (1851-1857)
Un hecho de capital importancia puso pronto en peligro su recién fundado Instituto. El P. Claret era nombrado Arzobispo de Santiago de Cuba. Aceptó el cargo después de todos los intentos de renuncia el 4 de octubre de 1849 y el día 6 de octubre de 1850 era consagrado obispo en la catedral de Vic. Tenía 42 años.
Un hecho de capital importancia puso pronto en peligro su recién fundado Instituto. El P. Claret era nombrado Arzobispo de Santiago de Cuba. Aceptó el cargo después de todos los intentos de renuncia el 4 de octubre de 1849 y el día 6 de octubre de 1850 era consagrado obispo en la catedral de Vic. Tenía 42 años.
Antes
de embarcarse para Cuba y después de ir a Madrid a recibir el palio
y la gran cruz de Isabel la Católica efectuó tres visitas: a la
Virgen del Pilar, en Zaragoza, a la Virgen de Montserrat y a la
Virgen de Fusimaña, en Sallent, su Patria chica. Y aún le dio
tiempo, antes de partir, para fundar las "Religiosas en sus
Casas o las Hijas del Inmaculado Corazón de María, actual Filiación
Cordimariana." En el puerto de Barcelona un inmenso gentío
despidió al Arzobispo Claret con una apoteósica manifestación.
En
el viaje hacia La Habana aprovechó para dar una misión a bordo para
todos los pasajeros, oficialidad y tripulación. Y al fin... Cuba.
Seis años gastaría Claret en la diócesis de Santiago de Cuba,
trabajando incansablemente, misionando, sembrando el amor y la
justicia en aquella isla en la que la discriminación racial y la
injusticia social reinaban por doquier.
Fue
un Arzobispo evangelizador por excelencia. Renovó todos los aspectos
de la vida de la iglesia: sacerdotes, seminario, educación de niños,
abolición de la esclavitud...
En cinco años realizó cuatro veces la visita pastoral de la
diócesis. El pueblo de Baracoa, por ejemplo, tenía 62 años que no
veía obispo alguno.
Se
enfrentó a los capataces, les arrancó el látigo de las manos... Un
día reprendió a un rico propietario que maltrataba a los pobres
negros que trabajaban en su hacienda.
Viendo
que aquel hombre no estaba dispuesto a cambiar de conducta, el
Arzobispo intentó darle una lección. Tomó dos trozos de papel, uno
blanco y otro negro. Les prendió fuego y pulverizó las cenizas en
la palma de su mano. "Señor, -le dijo- ¿podría decir qué
diferencia hay entre las cenizas de estos dos papeles? Pues así de
iguales somos los hombres ante Dios".
El
P. Claret tenía una capacidad inventiva que denotaba un ingenio poco
común. En Holguín se organizaron fiestas populares. El número
fuerte del programa era el lanzamiento de un globo tripulado por un
hombre. El artefacto aerostático era de los primeros que se
ensayaban en aquellos tiempos. No tuvo éxito; comenzó a elevarse,
pero el piloto perdió el control y cayó en un pequeño barranco.
El
Arzobispo estudió el problema y un día sorprendió a todos: "Hoy
he dado con el sistema de la dirección de los globos". Y les
mostró un diseño, que todavía hoy se conserva.
Era
un hombre práctico. Fundó en todas las parroquias instituciones
religiosas y sociales para niños y para mayores; creó escuelas
técnicas y agrícolas, estableció y propagó por toda Cuba las
Cajas de Ahorros, fundó asilos, visitó cuatro veces todas las
ciudades, pueblos y rancherías de su inmensa diócesis. Siempre a
pie o a caballo.
Pero
ni siquiera en Cuba le dejaron en paz sus enemigos. La tormenta de
atentados llegó al cúlmen en Holguín, donde fue herido gravemente
por un sicario a sueldo de sus enemigos, al que había sacado poco
antes de la cárcel, cuando salía de la iglesia. El P. Claret, casi
agonizando, pidió que perdonaran al criminal. A pesar de todo, sus
enemigos siguieron sin perderle de vista.
Estas
son las palabras del propio Santo:
"Yo bajé del púlpito fervorosísimo, cuando he aquí que al concluir la función, había mucha gente y todos me saludaban. Se acercó un hombre, como si me quisiera besar el anillo; pero al instante alargó el brazo, armado con una navaja de afeitar, y descargó el golpe con todas sus fuerzas. Pero yo llevaba la cabeza inclinada y con el pañuelo que tenía en la mano derecha me tapaba la boca, en lugar de cortarme el cuello, como intentaba, me rajó la cara, o mejilla izquierda, desde la frente a la oreja hasta la punta de la barba, y de escape me cogió el brazo derecho.
"Yo bajé del púlpito fervorosísimo, cuando he aquí que al concluir la función, había mucha gente y todos me saludaban. Se acercó un hombre, como si me quisiera besar el anillo; pero al instante alargó el brazo, armado con una navaja de afeitar, y descargó el golpe con todas sus fuerzas. Pero yo llevaba la cabeza inclinada y con el pañuelo que tenía en la mano derecha me tapaba la boca, en lugar de cortarme el cuello, como intentaba, me rajó la cara, o mejilla izquierda, desde la frente a la oreja hasta la punta de la barba, y de escape me cogió el brazo derecho.
Hecha
la primera cura, me llevaron a la casa. No puedo yo explicar el
placer, el gozo y alegría que sentía mi alma al ver que había
logrado lo que tanto deseaba, que era derramar la sangre por el amor
de Jesús y de María y poder sellar con la sangre de mis venas las
verdades Evangélicas.
En
la curación de las heridas ocurrieron tres cosas prodigiosas: la
primera fue la curación instantánea de una fístula que los
facultativos habían dicho que duraría. Con el corte de la
herida se rompieron completamente las glándulas salivales. Tenían
que operarme al día siguiente. Yo me encomendé a la Santísima
Virgen María, me ofrecí y resigné a la voluntad de Dios, y al
instante quedé curado.
El
segundo prodigio fue que la cicatriz del brazo quedó como una imagen
de la Virgen Dolorosa, de medio cuerpo, y además de relieve tenía
colores blanco y morado. Se fue desvaneciendo con los años.
El
tercer prodigio fue el pensamiento de la Academia de San Miguel,
pensamiento que tuve en los primeros días de hallarme en cama y que
fue aprobada por el Papa Pío IX."
Los
católicos de Cuba lo recuerdan con profundo cariño y veneración.
Confesor
de la Reina Isabel II y Misionero en la Corte y en España:
(1857-1868).
Al cabo de seis años en Cuba un día le entregaron un despacho urgente del capitán general de La Habana en el que se le comunicaba que su Majestad la Reina Isabel II le llamaba a Madrid. Era el 18 de marzo de 1857.
Al cabo de seis años en Cuba un día le entregaron un despacho urgente del capitán general de La Habana en el que se le comunicaba que su Majestad la Reina Isabel II le llamaba a Madrid. Era el 18 de marzo de 1857.
Llegado
a Madrid, supo el P. Claret que su cargo era definitivamente el de
confesor de la Reina. Contrariado aceptó, pero poniendo tres
condiciones: no vivir en palacio, no implicarle en política y no
guardar antesalas teniendo libertad de acción apostólica.
Tenía
49 años cuando regresó de Cuba. Pero Claret no había nacido para
cortesano. En los 11 años que permaneció en Madrid, su actividad
apostólica en la Corte fue intensa y continuada. Pocas fueron las
iglesias y conventos donde su voz no resonara con fuerza y
convicción.
Desde
la iglesia de Italianos, situada en la actual ampliación de las
Cortes y desde la iglesia de Montserrat, donde está situado
actualmente el Teatro Monumental, desarrolló una imparable
actividad. Principalmente se hizo notar en sus misiones al pueblo y
en sus ejercicios al clero.
Restauró
El Escorial y organizó en él un centro de estudio.
Apóstol
de la prensa:
"Antonio, escribe", -le dijeron Cristo y la Virgen-.
"Antonio, escribe", -le dijeron Cristo y la Virgen-.
Como
una enorme y sensible pantalla de radar, Claret escrutaba
continuamente los signos de los tiempos: "Uno de los
medios que la experiencia me ha enseñado ser más poderoso para el
bien es la imprenta, -decía-, así como es el arma más poderosa
para el mal cuando se abusa de ella".
Escribió
unas 96 obras propias (15 libros y 81 opúsculos) y otras 27
editadas, anotadas y a veces traducidas por él. Sólo si se tiene en
cuenta su extrema laboriosidad y las fuerzas que Dios le daba, se
puede comprender el hecho de que escribiera tanto llevando una
dedicación tan intensa al ministerio apostólico. Claret no era
solamente escritor. Era propagandista. Divulgó con profusión los
libros y hojas sueltas. En cuanto a su difusión alcanzó cifras
verdaderamente importantes.
Jamás
cobraba nada de la edición y venta de sus libros; al contrario,
invertía en ello grandes sumas de dinero. ¿De dónde lo sacaba? De
lo que obtenía por sus cargos y de los donativos.
"No
todos pueden escuchar sermones... pero todos pueden leer..."
"El predicador se cansa... el libro siempre está a punto... Son los libros la comida del alma..."
"El predicador se cansa... el libro siempre está a punto... Son los libros la comida del alma..."
Entre
el centenar de obras de todos tamaños que escribió,
destacan:
"Avisos" a toda clase de personas.
"El camino recto"
"El catecismo explicado"
"El colegial instruido"
"Avisos" a toda clase de personas.
"El camino recto"
"El catecismo explicado"
"El colegial instruido"
"Los
libros son la mejor limosna".
En
el año 1848 había fundado la Librería Religiosa junto al
Dr.Caixal, futuro obispo de Seo de Urgel, precedida por la "Hermandad
espiritual de los libros buenos", que durante los años que
estuvo bajo su dirección hasta su ida a Cuba imprimió gran cantidad
de libros, opúsculos y hojas volantes, con un promedio anual de más
de medio millón de impresos. En el primer decenio de la fundación
recibió la felicitación personal del Papa Pío IX.
Aún
sacerdote fundó la Hermandad del Santísimo e Inmaculado Corazón de
María, cuya finalidad era la de mantener permanentemente la difusión
de los libros y constituyó uno de los primeros ensayos de apostolado
seglar activo por estar integrada por sacerdotes y seglares de ambos
sexos.
Una
de sus obras más geniales fue la fundación de la Academia de San
Miguel (1858). En ella pretendía agrupar las fuerzas vivas de las
artes plásticas, el periodismo y las organizaciones católicas;
artistas, literatos y propagandistas de toda España para la causa
del Señor. Gracias a su prestigio consiguió reunir en ella las
figuras más representativas del campo católico español. En nueve
años se difundieron gratuitamente numerosos libros, se prestaron
otros muchos y se repartió un número incalculable de hojas sueltas.
Y
fundó las bibliotecas populares en Cuba y en España. Más de un
centenar llegaron a funcionar en España en los últimos años de su
vida.
Bien
merece el P.Claret el título de apóstol de la prensa.
Ante
el reconocimiento del Reino de Italia:
El 15 de julio de 1865, el gobierno en pleno se reunía en La Granja para arrancar a la Reina su firma sobre el reconocimiento del Reino de Italia, que equivalía a la aprobación del expolio de los Estados pontificios.
El 15 de julio de 1865, el gobierno en pleno se reunía en La Granja para arrancar a la Reina su firma sobre el reconocimiento del Reino de Italia, que equivalía a la aprobación del expolio de los Estados pontificios.
El
P. Claret ya había advertido a la Reina que la aprobación de este
atropello era, a su parecer, un grave delito, y la amenazó con
retirarse si lo firmaba. La Reina, engañada, firmó. Claret no quiso
ser cómplice permaneciendo en la corte. Oró ante el Cristo del
Perdón, en la iglesia de La Granja, y escuchó estas palabras:
"Antonio, retírate".
Transido
de dolor al verse obligado a abandonar a la Reina en aquella
situación, se dirigió a Roma. Allí el Papa Pío IX le consoló y
le ordenó que volviera otra vez a la corte. La familia real se
alegró inmensamente de su retorno. Pero una nueva tempestad de
calumnias y de ataques se desencadenó contra él. Se puede decir de
Claret que fue uno de los hombres públicos más perseguidos del
siglo XIX.
Desterrado:
El 18 de septiembre de 1868, la revolución, ya en marcha, era incontenible. Veintiún cañonazos de la fragata Zaragoza, en la bahía de Cádiz, anunciaron el destronamiento de la Reina Isabel II. Con la derrota del ejército isabelino en Alcolea caía Madrid, y la revolución, como un reguero de pólvora, se extendió por toda España.
El 18 de septiembre de 1868, la revolución, ya en marcha, era incontenible. Veintiún cañonazos de la fragata Zaragoza, en la bahía de Cádiz, anunciaron el destronamiento de la Reina Isabel II. Con la derrota del ejército isabelino en Alcolea caía Madrid, y la revolución, como un reguero de pólvora, se extendió por toda España.
El
día 30, la familia real, con algunos adictos y su confesor, salía
para el destierro en Francia. Primero hacia Pau, luego París. El P.
Claret tenía 60 años.
Los
desmanes y quema de iglesias se prodigaron, cumpliéndose otra de las
profecías del P. Claret: la Congregación tendrá su primer mártir
en esta revolución. En La Selva del Camp caía asesinado el
P.Crusats.
El
30 de marzo de 1869 Claret se separaba definitivamente de la Reina y
se iba a Roma.
Padre
del Concilio Vaticano I:
El día 8 de diciembre de 1869 comenzaron a llegar a Roma 700 obispos de todo el mundo, superiores de órdenes religiosas, arzobispos, primados, patriarcas y cardenales. Comenzaba el Concilio Ecuménico Vaticano I. Allí estaba el P. Claret.
El día 8 de diciembre de 1869 comenzaron a llegar a Roma 700 obispos de todo el mundo, superiores de órdenes religiosas, arzobispos, primados, patriarcas y cardenales. Comenzaba el Concilio Ecuménico Vaticano I. Allí estaba el P. Claret.
Uno
de los temas más debatidos fue la infalibilidad pontificia en
cuestiones de fe y costumbres. La voz de Claret resonó en la
basílica vaticana:
"Llevo
en mi cuerpo las señales de la pasión de Cristo, -dijo, aludiendo a
las heridas de Holguín-; ojalá pudiera yo, confesando la
infalibilidad del Papa, derramar toda mi sangre de una vez".
Es
el único Padre asistente a aquel Concilio que ha llegado a los
altares.
Glorificado:
Los restos del P. Claret fueron trasladados más tarde a Vic, en 1897, donde se veneran. El 25 de febrero de 1934 la Iglesia le inscribió en el número de los beatos. El humilde misionero apareció a la veneración del mundo en la gloria de Bernini. Las campanas de la Basílica Vaticana pregonaron su gloria.
Los restos del P. Claret fueron trasladados más tarde a Vic, en 1897, donde se veneran. El 25 de febrero de 1934 la Iglesia le inscribió en el número de los beatos. El humilde misionero apareció a la veneración del mundo en la gloria de Bernini. Las campanas de la Basílica Vaticana pregonaron su gloria.
Y
el 7 de mayo de 1950 el Papa Pío XII lo proclamó SANTO. Estas
fueron sus palabras aquel memorable día:
"San Antonio María Claret fue un alma grande, nacida como para ensamblar contrastes: pudo ser humilde de origen y glorioso a los ojos del mundo. Pequeño de cuerpo, pero de espíritu gigante. De apariencia modesta, pero capacísimo de imponer respeto incluso a los grandes de la tierra. Fuerte de carácter, pero con la suave dulzura de quien conoce el freno de la austeridad y de la penitencia. Siempre en la presencia de Dios, aún en medio de su prodigiosa actividad exterior. Calumniado y admirado, festejado y perseguido. Y, entre tantas maravillas, como una luz suave que todo lo ilumina, su devoción a la Madre de Dios".
"San Antonio María Claret fue un alma grande, nacida como para ensamblar contrastes: pudo ser humilde de origen y glorioso a los ojos del mundo. Pequeño de cuerpo, pero de espíritu gigante. De apariencia modesta, pero capacísimo de imponer respeto incluso a los grandes de la tierra. Fuerte de carácter, pero con la suave dulzura de quien conoce el freno de la austeridad y de la penitencia. Siempre en la presencia de Dios, aún en medio de su prodigiosa actividad exterior. Calumniado y admirado, festejado y perseguido. Y, entre tantas maravillas, como una luz suave que todo lo ilumina, su devoción a la Madre de Dios".
Oración:
Señor, que por intercesión de San Antonio María Claret,
ayudes con tu poderoso brazo a sostener a todos los que escriben y
difunden tu Palabra de Camino, Verdad y Vida. Por Nuestro Señor
Jesucristo, Ayer, Hoy y Siempre. Amén.
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