viernes, 2 de octubre de 2015

Viernes 2 de octubre
LOS SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS

Cuando se habla de los ángeles custodios nos referimos primariamente a los que ejercen la salvadora tutela de las personas individuales. Cada uno de nosotros tiene su ángel de la guarda. Dios quiere que todos los hombres se salven y que lleguen al conocimiento de la verdad.
Al decir todos los hombres no excluimos a ninguno. Tenemos, por tanto, por más congruente a esta voluntad salvífica de Dios el extender con la misma universalidad el ministerio tutelar de los ángeles. Todas las almas han sido redimidas por Cristo, todas están en el camino de la salvación, todas son defendidas y protegidas por los ángeles.
Y muchas almas, nacidas en la paganía y misteriosamente salvadas por la iluminación de !a fe, deben esto a los ángeles de su guarda. Lo sabremos el día en que se haga la cuenta universal del paso de los hombres por la tierra.
Pero lo vislumbramos ya, desde ahora, siguiendo el pensamiento de los teólogos sobre la salvación de los infieles negativos, que guardan la ley natural. El ministerio de los ángeles juega en ellos un papel principal.
Este ángel nuestro nos acompaña siempre, no nos abandona jamás en esta vida. En la otra, para quienes hayan alcanzado la gloria, aún quedan vinculados a su triunfo. Todos los hombres tienen su ángel custodio.
Pero, además, lo tienen los reinos v comarcas. De San Miguel, como ángel del pueblo de Dios, se habla en el libro del profeta Daniel. Y el pueblo gentil de los persas tenía su ángel. Así podemos aceptar la doctrina de San Jerónimo, que nos dice que, "cuando el Altísimo separaba a las razas y se constituían los términos de cada pueblo, numeraba los ángeles que les habían de custodiar".
Y si esto se dice de los pueblos, lo diremos, con tanta mayor razón, de la Iglesia católica, difundida de Oriente a Occidente, y de las Iglesias particulares, de las diócesis y colectividades religiosas.
Los ángeles custodios deben ser venerados e invocados.
Oración: ¡Oh Dios, que con inefable providencia te has dignado enviar a tus santos ángeles para nuestra guarda!, concede a los que te pedimos el vernos defendidos por su protección, y gozar eternamente de su compañía y amistad. Que el ángel custodio de nuestras naciones proteja y consuele a todos sus habitantes. Por Cristo nuestro Señor. Así sea".



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