Cuarta
Feria, 6 de Junio
San
Marcelino Champagnat
Fundador
de los Hermanos Maristas
1789-1840
“Todo
en honor de Jesús, pero por medio de María. Todo por María, para
llevar hacia Jesús”
Breve
Catequista
y sacerdote insigne. Fué compañero del Cura de Ars, famoso por sus
confrontaciones directas con el demonio. Ejerció una poderosa
influencia en la juventud francesa, diezmada y devastada
espiritualmente, luego de la Revolución Francesa y las Guerras
Napoleónicas.
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Nació
en 1789 cerca de Lyon, Francia. Su padre, que llegó a ser alcalde
del pueblo, por defender y favorecer la religión, tuvo que sufrir
mucho durante la revolución francesa.
La
mamá era sumamente devota de la Virgen Santísima, y le infundió
una gran devoción mariana a Marcelino, desde muy pequeño, y le
consagró su hijo a la Madre de Dios.
Una
tía muy piadosa, le leía Vidas de Santos, y estas lecturas lo
fueron entusiasmando por la vida de apostolado. La
lectura de las Vidas de los Santos lo entusiasma mucho, por la virtud
contagiosa de los santos.
Creció
sin asistir a la escuela, pero las lecturas caseras, lo fueron
formando en un fuerte amor por la religión.
Desde
muy niño, demostró mucha capacidad para aprender la albañilería,
y la practicó en su niñez, y después este oficio le va a ser muy
útil en sus fundaciones. También era ágil para el negocio.
Compraba corderillos, los engordaba, y luego los vendía, y así fue
haciendo sus ahorros, con los cuales más tarde le ayudará a
costearse sus estudios.
Terminada
la revolución francesa, el Cardenal Fresh (tío de Napoleón), se
propuso conseguir vocaciones para el sacerdocio, y fundó varios
seminarios, Cerca del pueblo de Marcelino, abrieron un seminario
menor, y un sacerdote visitador llegó a la casa de los Champagnat, a
invitar a alguno de los jóvenes a ingresar en el nuevo seminario.
A
Marcelino lo entusiasmó la idea, pero su padre y su tío, decían
que él no servía para los estudios, sino para los oficios manuales.
Sin embargo el joven insistió, y le permitieron entrar en el
seminario.
Serias
dificultades con los estudios
Como
le habían anunciado el papá y el tío, los estudios le resultaron
sumamente difíciles, y estuvo a punto de ser echado del seminario,
por sus bajas notas en los exámenes, Pero su buena conducta, y el
hacerse repetir las clases por unos buenos amigos, le permitieron
poder seguir estudiando para el sacerdocio.
En
el seminario tenía otro compañero, que como él, tenia menos
memoria y menos aptitud para los estudios que los demás, pero los
dos sobresalían en piedad y en buena conducta, y esto les iba a ser
inmensamente útil en la vida. El compañero
de Marcelino se llamaba Juan María Vianney, que después fue el
Santo Cura de Ars, famoso en todo el mundo.
Poco
antes de recibir la ordenación sacerdotal, él y otros 12 compañeros
hicieron el propósito de fundar una Comunidad religiosa, que
propagara la devoción a la Santísima Virgen, y fueron en
peregrinación a un santuario mariano, a encomendar esta gracia.
Marcelino logrará cumplir este buen deseo de sus compañeros.
Ordenación
y primeros oficios
En
1816 fue ordenado sacerdote, y lo nombraron como coadjutor o vicario,
de un sacerdote anciano en un pueblecito, donde
los hombres pasaban sus ratos libres en las cantinas tomando licor, y
la juventud en bailaderos nada santos. La ignorancia religiosa era
sumamente grande.
Marcelino
se dedicó con toda su alma, a tratar de acabar con las borracheras y
los bailaderos, y a procurar instruir a sus fieles lo mejor posible
en la religión. Como tenía una especial cualidad para atraer a la
juventud, pronto se vio rodeado de muchos jóvenes, que deseaban ser
instruidos en la religión. Y hasta tal punto les gustaba su clase de
catequesis, que antes de que abrieran la iglesia a las seis de la
mañana, ya estaban allí esperando en la puerta, para entrar a
escucharle.
Fundador
Marcelino
era todavía muy joven, apenas tenía 27 años, y ya resultó
fundador de una nueva comunidad. Era de elevada estatura, robusto, de
carácter enérgico y amable a la vez. Alto en su aspecto físico, y
gigante en la virtud.
Le
había consagrado su sacerdocio a la Virgen María, y en una de sus
visitas al Santuario Mariano de la Fourviere, recibió la inspiración
de dedicarse a fundar una congregación religiosa, dedicada a enseñar
catecismo a los niños, y a propagar la devoción a Nuestra Señora.
Esto sucedió en 1816, y una placa en dicho santuario,
recuerda este importante acontecimiento,
La
causa inmediata
Lo
que movió inmediatamente a Marcelino, a fundar la Comunidad de
Hermanos Maristas, fue que al visitar a un joven enfermo, se dio
cuenta de que aquel pobre muchacho, ignoraba totalmente la religión.
Se puso a pensar, que en ese mismo estado, debían estar
miles y miles de jóvenes, por falta de maestros que les enseñaran
el catecismo, Lo preparó a bien morir, y se propuso buscar
compañeros, que le ayudaran a instruir cristianamente a la juventud.
Humildes
comienzos
El
2 de Enero de 1817, empezó la nueva comunidad de Hermanos Maristas
en una casita, que era una verdadera Cueva de Belén, por su pobreza.
Sus jóvenes compañeros, se dedicaban a estudiar religión, y a
cultivar un campo para conseguir su subsistencia. El santo los
formaba estrictamente en pobreza, castidad y obediencia, para que
luego fueran verdaderos apóstoles.
Admirable
expansión
Pronto
empezaron a llegar peticiones de maestros de religión, para
parroquias y más parroquias, Marcelino enviaba a los que ya tenía
mejor preparados, y la casa se le volvía a llenar de aspirantes.
Siempre tenía más peticiones de parroquias para enviarles hermanos
catequistas, que jóvenes ya preparados para ser enviados. Y como su
casa se llenó hasta el extremo, él mismo se dedicó a ayudar a sus
novicios, y aprovechando sus conocimientos de albañilería, a
ensanchar el edificio.
Su
método de enseñanza
Ante
todo, las labores de sus religiosos, estaban todas dirigidas a hacer
conocer y amar más a Dios, y a nuestra religión. El
método empleado era el de la más exquisita caridad con todos.
Marcelino no podía olvidar, como una vez un profesor, públicamente
puso un sobrenombre humillante a un alumno, y entonces los compañeros
de ese pobre muchacho, empezaron a humillarlo hasta desesperarlo.
Por
eso, prohibió rotundamente todo trato humillante para con los
alumnos. Quitó los castigos físicos y deprimentes. Le dio mucha
importancia al canto, como medio de hacer más alegre y más eficaz
la catequesis. Fue precursor de la escuela activa, en la cual los
alumnos participan positivamente en las clases. Cada
religioso debía dedicar una hora por día, a prepararse en
catequesis, y en pedagogía para saber enseñar lo mejor posible.
Devoción
Mariana
La
quinta esencia de la pedagogía de San Marcelino, era su gran
devoción a la Virgen Santísima. Repetía a sus
religiosos: "Todo en honor de Jesús,
pero por medio de María. Todo por María, para llevar hacia Jesús".
Y les decía, "Nuestra Comunidad
pertenece por completo a Nuestra Señora, la Madre de Dios. Nuestras
actividades deben de estar dirigidas a hacerla amar, estimar y
glorificar. Inculquemos su devoción a nuestros jóvenes, y así los
llevaremos más fácilmente hacia Jesucristo".
Muerte
joven
Marcelino
murió muy joven, apenas de 51 años, el 6 de Junio de 1840. Los
últimos 15 años, había sufrido de una gastritis aguda, y un cáncer
al estómago que le ocasionó la muerte. Al morir dejaba 40 casas de
Hermanos Maristas. Ahora sus religiosos son más de 6.000 en 870
colegios, en muy diversos países.
Beatificado
el 29 de mayo de 1955, por el Papa Pío XII.
Canonizado
por su Santidad Juan Pablo II el 18 de Abril de 1999. En esa ocasión
el Papa resaltó su fe inquebrantable, así como su fidelidad a
Cristo «incluso en las dificultades, en
medio de un mundo que con frecuencia, había perdido el sentido de
Dios».
«San
Marcelino anunció el Evangelio con un corazón ardiente. Mostró
sensibilidad a las necesidades espirituales y educativas de su época,
especialmente a la ignorancia religiosa y al abandono, que
experimentaba particularmente la juventud».
Bibliografía
Salesman, Eliecer, Pbro., Vida de los Santos, segunda edición
Salesman, Eliecer, Pbro., Vida de los Santos, segunda edición
Oración:
Dios Todopoderoso y Eterno, que suscitaste a San
Marcelino Champagnat como educador insigne, haz que todos los
educadores del mundo, puedan llevar adelante su misión con
perseverancia y Fe, en medio de tantos males sociales y espirituales.
A Tí Señor, que enseñaste todos los días de tu Apostolado en la
Tierra, sin prisa y sin pausa. Amén.
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