Cuarta
Feria, 13 de junio
Santa
Aquilina
Mártir
(+304)
Etimológicamente
significa “águila, sin labio”. Viene de la lengua griega.
Autor: P.
Felipe Santos
Cuando
la sencillez va de par con el espíritu de infancia, tu corazón se
humaniza. Brecha luminosa en tu camino, tu canto se eleva a Dios: "Tú
que das de comer a los pájaros, y haces crecer los lirios del campo,
concédenos alegrarnos con lo que tú nos colmas, y que esto nos
baste".
Aquilina.
Los emperadores romanos no sabían a ciencia cierta qué hacer, con
esta fuerza pujante del cristianismo, ya que cuantos más morían,
más cristianos surgían dentro de su imperio.
Era
para ellos la principal preocupación. Fue el caso de esta niña
inocente, llamada Aquilina.
Había
nacido en Biblis de Palestina, Asia Menor. Por suerte para ella, unos
misioneros abanderados del Resucitado, pasaban por allá.
Ella,
al verlos, les dijo que estaba preparada para recibir el bautismo,
porque amaba mucho a Jesús.
Los
misioneros escucharon su petición. La bautizaron. Apenas se hubo
hecho cristiana, se entregó a ayudar a la gente, resplandeciendo
ante todos, a pesar de su edad, por su pureza y candidez.
Pero
la persecución se notaba ya en el ambiente. Iba a empezar en
seguida.
El
emperador, enterado por su policía, de que había una chica
cristiana, que era una joya, mandó que la llevasen ante su
presencia.
Y
la historia se repite. La condujeron a los dioses para que ofreciera
sacrificios.
Ella
se negó rotundamente. Entonces, sin entrañas ni amor, mandó que la
degollaran. Era el 13 de junio del año 304.
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San
Fandila de Córdoba
Mártir
(850)
Natural
de Guadix (Granada-España), nuestro santo vivió en los duros
tiempos de la dominación árabe en España.
Como
sus padres tenían posibilidades económicas, enviaron a Fandila a
estudiar a Córdoba (España), pero al chico no le atraía la vida
civil, y se recorrió todos los monasterios de Córdoba, buscando uno
que le gustase.
Por
fin, se decidió por el de Tavana, famoso por el gran número de
personas que vivían en él. Pasado el tiempo, los monjes de San
Salvador, otro monasterio del norte de Córdoba, les pidieron a los
de Tavana, que les "prestasen" a Fandila, para hacerlo su
abad.
Después
de un tiempo, Fandila aceptó el cargo. Tiempo después, Fandila y
todos los cristianos de Córdoba, veían con desasosiego, la crueldad
con la que eran tratados los cristianos. Ni corto ni perezoso,
nuestro santo se presentó ante el juez árabe para protestar.
Éste,
en vez de escucharlo, lo metió en el calabozo. Sin embargo, los
árabes estaban buscando al obispo de Córdoba, para darle un
escarmiento con él. Como no lo encontraron, decidieron dar el
escarmiento con nuestro santo, Fandila. El juez mandó, entonces,
decapitarlo, y que su cuerpo fuese puesto a la vista de todos. Y así
murió este santo sacerdote y abad, a mediados del siglo IX.
Oración:
Dios Todopoderoso y Eterno, concédenos la fortaleza de saber morir
todo los días a nuestro egoísmo y orgullo, a nuestra pereza y
concupiscencia, y así ser crucificado junto a tu Divino Hijo, como
lo hicieron los santos mártires Santa Aquilina y San Fandila. A Tí
Señor, que nos advertiste que ningún discípulo verdadero, correrá
una suerte distinta a la de su Maestro y Señor. Amén.
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