Cuarta
Feria, 18 de octubre
San
Lucas, Evangelista
Etim.:Del
latín, Lucas, del griego, Loukas. "Portador de luz"
Su
símbolo es un toro o novillo
“Mirad
cómo el mundo está lleno de sacerdotes, y sin embargo, es muy
difícil encontrar un trabajador para la mies del Señor; porque
hemos recibido el ministerio sacerdotal, pero no cumplimos con los
deberes de este ministerio” (Papa San Gregorio Magno).
Breve
Autor
del tercer Evangelio, y de los Hechos de los Apóstoles, en el que se
narran los orígenes de la vida de la Iglesia, hasta la primera
prisión de Pablo en Roma.
Posiblemente
escribió entre 70 dc y 80 dc, probablemente en los dos años que San
Pablo estuvo preso en Cesarea (Hechos 20, 21).
Se
destaca como evangelista y como historiador.
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Lucas recibió la fe alrededor del año 40. Habrá conocido a Pablo en Antioquía. Ninguno de los dos conocieron a Jesús, durante su vida en la tierra. Sin embargo, Lucas supo escribir, cuidadosamente guiado por el Espíritu Santo, lo que escuchó de los testigos oculares.
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Lucas recibió la fe alrededor del año 40. Habrá conocido a Pablo en Antioquía. Ninguno de los dos conocieron a Jesús, durante su vida en la tierra. Sin embargo, Lucas supo escribir, cuidadosamente guiado por el Espíritu Santo, lo que escuchó de los testigos oculares.
Es
el único que narra la infancia de Jesús, y el que trata más sobre
La Virgen María, quizás porque ella misma le instruyó en Éfeso.
Lucas
escribe para el mundo gentil. Resalta el aspecto universal de la
redención, cuando escribe sobre la predicación a todas las
naciones, comenzando por Jerusalén (Cf Lc. 24, 46-47).
Él
está consciente de los peligros de la legalidad judía, las herejías
y la frivolidad pagana. Su Evangelio
muestra una atención especial hacia los pobres, los pecadores, los
arrepentidos y hacia la oración.
San
Lucas nace de padres paganos en Antioquia, y es el único escritor
del Nuevo Testamento que no es israelita. Es de cultura griega, y
dirigió su mensaje a gentiles cristianos. Estaba muy bien educado en
la literatura, y era médico.
San
Lucas fue discípulo fiel de San Pablo, quien lo describe como
"Lucas, el médico querido" (Col 4,14).
Desde
su prisión de Roma, Pablo le dice a su discípulo Timoteo: «Lucas
sólo queda conmigo». San Juan Crisóstomo le llamó:
«Incansable en el trabajo, ansioso de saber
y sufrir, Lucas no acertaba a separarse de Pablo».
En
los Hechos de los Apóstoles, Lucas se incluye en los viajes de San
Pablo: "fuimos a... navegamos a..." En
uno de esos viajes, se embarcaron desde Troas a Fenicia. Otro
viaje los llevó, desde Fenicia a Jerusalén. Más tarde, fueron
juntos a Roma, en cuyo viaje sufrieron naufragio y otros peligros.
Según
la tradición, murió mártir en Acaya, colgado de un árbol. Sus
reliquias se encuentran en la Basílica de Santa Justina, Padua,
Italia. Estudios conducidos allí, en 1998, concuerdan con los datos
sobre San Lucas, conocidos por la tradición.
Patrón
de artistas, doctores, cirujanos, solteros, carniceros,
encuadernadores, cerveceros, escultores, notarios.
Representado
con: libro, novillo alado, médico, pintando ícono de Nuestra
Señora. Según la tradición fue también pintor de la virgen.
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El
Señor viene detrás de sus predicadores
De las homilías de San Gregorio Magno, Papa, sobre los evangelios
Homilía 17, 1-3
De las homilías de San Gregorio Magno, Papa, sobre los evangelios
Homilía 17, 1-3
Nuestro
Señor y Salvador, hermanos muy amados, nos enseña unas veces con
sus palabras, otras con sus obras. Sus hechos, en efecto, son normas
de conducta, ya que con ellos nos da a entender tácitamente, lo que
debemos hacer. Manda a sus discípulos a predicar de dos en dos, ya
que es doble el precepto de la caridad, a saber, el amor de Dios y el
del prójimo.
El
Señor envía a los discípulos a predicar de dos en dos, y con ello
nos indica sin palabras, que el que no tiene caridad para con los
demás, no puede aceptar en modo alguno, el ministerio de la
predicación.
Con
razón se dice, que los mandó por delante a todos los pueblos y
lugares adonde pensaba ir Él. En efecto, el Señor viene detrás de
sus predicadores, ya que habiendo precedido la predicación, viene
entonces el Señor a la morada de nuestro interior,
cuando ésta ha sido preparada por las palabras de exhortación, que
han abierto nuestro espíritu a la verdad.
En
este sentido, dice Isaías a los predicadores: “Preparadle
un camino al Señor; allanad una calzada para nuestro Dios”.
Por esto, les dice también el salmista: “Alfombrad el camino
del que sube sobre el ocaso. Sobre
el ocaso, en efecto, sube el Señor, ya que en
el declive de su pasión, fue precisamente cuando por su
resurrección, puso más plenamente de manifiesto su gloria. Sube
sobre el ocaso, porque con su resurrección, pisoteó la muerte que
había sufrido”.
Por
esto, nosotros alfombramos el camino del que sube sobre el ocaso,
cuando os anunciamos su gloria, para que Él, viniendo a
continuación, os ilumine con su presencia amorosa.
Escuchemos
lo que dice el Señor, a los predicadores que envía a sus campos:
“La mies es abundante, pero los
trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande
trabajadores a sus campos”.
Por
tanto, para una mies abundante, son pocos los trabajadores; al
escuchar esto, no podemos dejar de sentir una gran tristeza, porque
hay que reconocer que, si bien hay personas que desean escuchar cosas
buenas, faltan en cambio, quienes se dediquen a anunciarlas.
Mirad
cómo el mundo está lleno de sacerdotes, y sin embargo, es muy
difícil encontrar un trabajador para la mies del Señor; porque
hemos recibido el ministerio sacerdotal, pero no cumplimos con los
deberes de este ministerio.
Pensad
pues, amados hermanos, pensad bien en lo que dice el Evangelio: Rogad
al Señor de la mies, que mande trabajadores a su campos. Rogad
también por nosotros, para que nuestro trabajo, en bien vuestro, sea
fructuoso, y para que nuestra voz no deje nunca de exhortaros, no sea
que después de haber recibido el ministerio de la predicación,
seamos acusados ante el justo Juez por
nuestro silencio.
Oración:
Señor y Dios nuestro, que elegiste a San Lucas para que nos
revelara, con su predicación y sus escritos, ayúdanos a incrementar
nuestro Amor y plena Confianza en Tí, a predicar con nuestro ejemplo
de vida, y así atraer a todos los hombres a la salvación. Por
nuestro Señor Jesucristo, Ayer, Hoy y Siempre. Amén.
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