domingo, 26 de julio de 2020

24 de julio

Santa Cristina de Bolsena


Virgen y Mártir

Tur (Italia), 300.

Breve

Nacida en Tur, junto al lago de Bolsena (Italia); su padre Urbano, que era prefecto, fue su mismo verdugo. Convertida al cristianismo, mandó fundir todos los ídolos de plata y oro, que guardaban en casa sus padres.

El castigo de esta heroicidad de la hija, fue de lo más terrible, que se lee en las actas de los mártires.

Los verdugos desgarraron sus carnes con garfios; siguieron la cárcel, la cama de hierro al rojo, el horno encendido; pero de todos estos tormentos, la libró milagrosamente el Cielo. Julián, que sucedió como verdugo de Cristina, la mandó atar a un poste, y asaetearla; los Santos Padres alaban la constancia de esta mártir, modelo de hijas y vírgenes cristianas.

La iconografía la representa, en variadas formas: Con flechas, sosteniendo una piedra de molino, con serpientes. Desde 1969, el culto se limita a los calendarios locales.

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Nació en Toscana, en la margen derecha del lago Bolsena, en un villorrio, frecuentemente sacudido por elementos naturales, y al mismo tiempo, transformado por diversas culturas, en el transcurso del tiempo.

Cristina es la hija de Urbano, gobernador pagano de la región, y presentado por los libros antiguos, como enemigo acérrimo de los cristianos. La niña se ha aficionado desde pequeña, a aquello que cuentan de ese Cristo, tan perseguido y maltratado; la curiosidad primera, se cambia en pensamiento cuando descubre que son muchos, los cristianos juzgados por su padre, y condenados porque son fieles a Cristo, dispuestos a dar la vida por su ideal.

Crece más y más la simpatía, y a escondidas, busca datos de unas señoras cristianas; la instruyen y la forman; se bautiza en secreto, y toma el nombre de Cristiana.

Entre juego y travesura formal, ha hecho algo, que saca de quicio a su padre, y será el motivo, de que la lleve al martirio; no se le ha ocurrido otra cosa, que apañar las estatuillas de ídolos, que su padre siempre ha conservado con esmero, casi como un patrimonio familiar; las ha tomado por suyas, las ha destrozado, y ha dado el rico material de que estaban hechas, a los pobres, para remedio de su necesidad.

El padre ha descubierto su condición, y lleno de ira, al notar la rebeldía de la niña, la trata con peores modos, que a los demás cristianos. "No se ha de decir en el mundo, que una niña me dio la ley, ni que estos hechiceros de cristianos, triunfan sobre nuestros dioses, en medio de mi propia familia. Yo veré si sus hechizos, pueden más que mis tormentos, y si la paciencia de una hija, ha de hacer burla de la cólera de un padre".

El gobernador manda usar con ella, azotes y garfios, admirándose de que Cristina, persista en su actitud. Manda el desnaturalizado padre, preparar un brasero ardiente, para quemarla poco a poco; mas el brasero se hizo una hoguera, que abrasó a los verdugos y a los curiosos cercanos.

La puso en la cárcel, para que cambie de actitud, ante la lobreguez de la mazmorra, la oscuridad y el hambre; pero allí es consolada, con luminosas apariciones de ángeles, que le curan sus heridas y le prometen protección.

El padre, a los pocos días, manda atarle al cuello una pesada piedra, y arrojarla al lago; sin embargo un ángel, la transporta a la orilla. Esa noche muere de un sofoco Urbano, en su cama.

Mandan las autoridades, un nuevo gobernador, que se siente estimulado a proseguir el asunto Cristina, presumiendo que su padre, por padre, no supo solventarlo.

Se llama Dion, y ya piensa en nuevas crueldades: estanque de aceite hirviendo, mezclado con pez, del que la niña Cristina es liberada. Luego la manda llevar al templo de Apolo, para obligarle a ofrecer sacrificio, pero ante el asombro de todos, el ídolo se derrumba y se hace polvo, ante el mismísimo gobernador, que muere en el acto, ¡claro que los verdugos, y miles de testigos presenciales, proclaman espantados a gritos, que es el de Cristina, el único Dios!.

El tercero de los gobernadores poderosos, se llama Juliano, quien preocupado por el caso pendiente, lo ha estudiado con detenimiento, llegando a la conclusión, de que se trata de artificios, encantamientos y magia que todos los cristianos profesan.

Por ello, maquina nuevos procedimientos, para hacer desistir a la niña Cristina, de sus pertinaces rebeldías, y conseguir que el poder romano, y los dioses propicios, terminen con la situación, que ha puesto al borde del caos a la región.

Mandó preparar un horno encendido, donde mete a la niña, para que el fuego la consuma; siete días la tiene allí, sin conseguir que le suceda daño alguno.

Luego será una habitación oscura, plagada de serpientes, víboras y escorpiones venenosos, de la que sale indemne y sin ninguna picadura, cantando alabanzas a Dios; la desesperación del mandatario, llegó entonces al extremo, de decretar cortarle la lengua, pero ¡oh prodigio!, ahora canta más fuerte y mejor.

Y acude, arremolinándose toda la comarca, ante la contemplación evidente, del triunfo de la debilidad cristiana, ante la fortaleza y brutalidad romana.

Arrastran un tronco caído, en donde atan a la delicada niña, para que las saetas atraviesen su cuerpo, y ella decidida, le suplica al buen Dios, rendirle su espíritu con el martirio.

Dicen que sus restos, se trasladaron de Toscana, a Palermo, en Sicilia, donde es reverenciada.

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Hay otras santas, con este bendito nombre. Bendito porque se deriva del nombre de Cristo.

Santa Cristina

Fiesta: 13 de marzo.

Doncella procedente de Persia. Nada se sabe de su vida, sino lo mas importante: Murió azotada, mártir por su fe en Cristo.

Cristina Mirabilis (la maravillosa)

Fiesta: 24 de julio.

1150-1224.

Nacida en Brusthem, cerca de Liege, Bélgica.  Era de familia campesina, y a la edad de 15 años, ella y sus dos hermanos quedaron huérfanos.

Según los relatos de un dominico de la época, ocurrieron en su vida, eventos muy extraordinarios: A los 22 años, sufrió un ataque de catalepsia y murió.

Pero mientras celebraban la Santa Misa por su alma, durante el "Agnus Dei", Cristina revivió, y afirmó que había descendido a los infiernos, donde reconoció a muchos amigos, y también al purgatorio, donde encontró a otros conocidos.

Finalmente ascendió al cielo, donde se le dio la alternativa de permanecer, o de retornar a la tierra, a sacar del purgatorio, con sus oraciones y sufrimientos, a quienes había visto. Ella eligió volver a la tierra.

Cristina pasó los últimos años de su vida, en el convento de Santa Catalina de Saint Trond, donde murió a los 74 años de edad. La superiora del convento, alabó la obediencia de Cristina, Santa Lutgarda solía pedirle consejo; el conde Luis de Looz aceptaba sus reprensiones; la Beata María de Oignies, le profesaba admiración.

Cristina de Stommeln, Beata

Fiesta: 6 de Noviembre

1242-1312

Cristina Bruzo o Bruso, nació en Stommeln, cerca Cologne, Alemania. Se relatan sobre ella hazañas extraordinarias. Su culto fue confirmado en 1908.

Cristina Ciccarelli, Beata

Agustina. Fiesta: 18 de enero.

1481-1543. Nacida en Luco, región de Abruzzi, Italia. Fue priora de las ermitañas agustinianas. Murió en Aquileia. Su culto se confirmó en 1841.

Cristina de Spoleto, Beata

Penitente.

Fiesta: 13 de febrero.

Cristina Camozzi, (erróneamente llamada Visconti), nació cerca del lago Lugano, hija de un médico. Después de algunos años de frivolidad, encontró a Cristo, y se dedicó a la penitencia. Murió en Spoleto a los 23 años. Su culto se confirmó en 1834.

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, te pedimos poder imitar el ejemplo de Santa Cristina de Bolsena, y de las demás Santas, sabiendo superar los deseos y aspiraciones familiares, que nos puedan alejar de Tí. Ayúdanos a dar testimonio de nuestra Fe, en nuestra Familia, Trabajo, y en todo ámbito en que nos desempeñemos. A Tí Señor, que nos advertiste, que no se puede arar mirando hacia atrás. Amén.


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