Sexta
Feria, 15 de Diciembre
Santa
Cristiana, Esclava y Virgen
Otros
Santos y Mártires
—Santa
Cristiana, esclava, virgen y apóstol de los iberios del
Ponto Euxino, en tiempo de Constantino el Grande. Esclava de un gran
señor de aquella tierra, era tal su conducta, que todos quedaron
maravillados. Sus palabras empezaron a dar a conocer a Jesucristo en
torno suyo, y a las palabras siguieron los milagros. El mismo rey de
la tierra, catequizado por ella, se hizo su favorecedor, y tras Él
se bautizó toda la nación de los iberios.
San
Fortunato, Obispo
(530-600)
Nació
en Venecia, Italia, y al terminar sus estudios literarios en Ravena,
viajó como trovador por toda Italia, componiendo versos sin
importarle tema o destinatario. Curado de una grave oftalmia por San
Martín, decidió ir en peregrinación a Tours, en señal de
agradecimiento a su bienhechor.
De
ahí siguió a Poitiers, para venerar las reliquias de San Hilario,
donde sufrió una crisis espiritual, que puso fin a su carrera
itinerante. Trabó amistad con la ex reina Radegunda, y se convirtió
durante treinta años en el limosnero de su monasterio.
De
esta época datan sus escritos perdurables: vidas de santos y poemas.
Quedan al menos diez mil hexámetros suyos. Compuso algunos de los
himnos más bellos de la liturgia, como el Vexilla regis y el Pangue
lingua. La muerte le sorprendió cuando había sido obispo de
Poitiers tres o cuatro años.
—San
Valeriano, obispo africano, que durante la persecución de
los vándalos, habiéndose negado a entregar los vasos sagrados que
le pedía el rey Genserico, fue obligado a salir de la ciudad, cuando
tenia noventa años, con prohibición rigurosa de que nadie le
acogiese en su casa, ni le diesen de comer, 457.
—Santos
Ireneo, Antonio, Teodoro. Saturnino, Víctor y otros diecisiete,
Roma s. Ill.
—Santos
Faustino, Lucio. Cándido, Celiano, Marco, Jenaro y Fortunato,
África.
—San
Maximiano, abad de Micy, en la diócesis de Orleáns, 520.
Oración:
Te pedimos Señor y Dios nuestro, que por intercesión y los méritos
de todos los Santos de esta fecha, verdaderos luchadores de la Fe
Verdadera, podamos alcanzar el grado de compenetración que tuvieron
contigo, y así alcanzar las moradas eternas, en donde ellos
descansan. A Tí Señor te lo pedimos, que Vives y Reinas por los
Siglos de los Siglos. Amén.
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