martes, 12 de diciembre de 2017

Domingo 10 Diciembre

Santa Eulalia de Mérida (304), mártir 



Breve: Santa Eulalia, de esclarecido linaje por su nacimiento, pero más todavía por su muerte, nació en Mérida a finales del siglo III. Prudencio hace una primorosa descripción de su martirio, coincidiendo admirablemente con las actas escritas por un testigo ocular. Murió tras crueles torturas, a la edad de doce años, un 10 de diciembre.
----------------------------------------------------------
Daciano, gobernador romano, recorre las ciudades persiguiendo a los cristianos. Es así que entra en Mérida, arrasando sin tregua.

Eulalia, una niña de doce años, reta a las conciencias: "¿A que estáis aguardando?. ¿Nadie es valiente de presentarse ante el gobernador, y echarle en cara lo mal que hace, persiguiendo a los que no hacen ningún mal?. Demostrad que sois cristianos, y que defendéis a este Cristo ultrajado".

El gran poeta Prudencio, canta maravillas de la inocencia y el celo por Cristo de Eulalia. Sus padres, que conocían bien la valentía de su hija, sabían que ella era capaz de recriminar al gobernador en su cara. Por eso se la llevaron lejos de la ciudad. Pero desde la casa en el campo, Eulalia seguía recordando la situación de los cristianos, y no podía dormir.

Una noche, sigilosamente, se levantó, abandonó la casa de campo, camino a la ciudad. Un cortejo de ángeles iluminaba su camino en aquella noche lóbrega. Al amanecer, ya estaba ante el palacio del gobernador, hablando públicamente con gran fervor en defensa de los cristianos, y en contra de aquellas persecuciones.

Pronto alguien se lo comunicó a Daciano, quien quiso conocerla, pensando que la atraería con sus halagos. Eulalia, al verse ante el gobernador le dijo, con gran valentía: "Decidme, malvado, ¿qué furia es la que os empuja, a perseguir las almas y los cuerpos de los que no hacen ningún mal, y sólo porque adoran al verdadero Dios?. Vosotros sois los que adoráis a ídolos que no existen, o a hombres que si existen, pero que son pecadores como vosotros. Date cuenta gobernador, que nada podrás hacer contra nosotros. Es el Dios mismo quien nos defiende. Aunque me quites la vida, sé que resucitare a otra vida mejor".

Daciano no sabía cómo reaccionar. Quiso mandarla a matar inmediatamente, pero se sentía retado a convencerla a apostatar. Le habló de sus padres, de su casa, de los favores que recibiría, como así la daría cuanto oro y joyas quisiera. Bastaba una cosa: que reconociera a los dioses de los romanos, y que abandonase la secta de los cristianos. Eulalia, llena de coraje, le dijo: "No pierdas tiempo, pretor, manda que me torturen, y que me quiten la vida, porque no vas a conseguir nada conmigo".

La llevaron a la cárcel. La cargaron de cadenas, y poco después, por orden del pretor, era torturada bárbaramente: Rasgaron con unos garfios sus pechos, sus espaldas, todo su cuerpo virginal. Eulalia, con gran paz y alegría, decía: "Señor Jesús, he aquí que escriben tu nombre sobre mi cuerpo. ¡Cuan agradable es leer estas letras que sellan, oh Cristo, tus victorias!. La misma púrpura de mi sangre exprimida habla de tu santo nombre"

Como último tormento le quemaron con hachas encendidas todo su cuerpo, y vieron salir por su boca una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo. Era el 10 de diciembre del año 304.

---------------------------------------------------

Santa Eulalia de Barcelona

Se discute si es la misma que Santa Eulalia de Mérida.
Virgen y mártir (+304)
Nacida en Barcelona, España. Fue torturada y crucificada durante la persecución de Diocleciano. Se le venera en Francia y España. Sus restos mortales están en la cripta de la catedral de Barcelona.

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, que has fortalecido y dignificado a Santa Eulalia con la palma del martirio, haz que nosotros sepamos imitarla en nuestro propio cuerpo, dignificándolo con la mortificación de los sentidos, y la debida castidad en honor a tu Santo Nombre. A Tí Señor, que nos enseñaste que es mejor entrar tuerto al Reino de los Cielos, que ser arrojado con los dos ojos al infierno. Amén.


No hay comentarios:

Publicar un comentario