miércoles, 20 de diciembre de 2017

Cuarta Feria, 20 de Diciembre

SANTO DOMINGO DE SILOS, abad


(+1073)

Nació en La Rioja, España, cerca del año 1000. Entró de religioso con los Padres Benedictinos, en el famoso monasterio de San Millán de la Cogolla, y estando allí, hizo grandes progresos espirituales, recibiendo del Espíritu Santo, la inspiración para interpretar los temas de la Revelación Divina, contenidos en la Sagrada Biblia. Llegó a ser superior del convento, y en sólo dos años restauró totalmente aquella construcción que ya estaba deteriorada.

Un día llegó el rey de Navarra, a exigirle que le entregara los cálices sagrados, y lo más valioso que hubiera en el convento, para dedicar todo esto a los gastos de guerra. Santo Domingo se le enfrentó valientemente, y le dijo: “Puedes matar el cuerpo, y a la carne hacer sufrir, pero sobre el alma no tienes ningún poder. El evangelio me lo ha dicho, y a él debo creer, que sólo a quien tiene poder de echar el alma al infierno, a ése debo temer”.

El rey de Navarra, lleno de indignación desterró al abad Domingo. Al enterarse de lo ocurrido, el rey Fernando I de Castilla, lo mandó llamar, y le confió el Monasterio de Silos, que estaba en un sitio estéril y alejado; además se hallaba en estado de total abandono y descuido, tanto en lo material como en lo espiritual. Santo Domingo demostró ser un genio organizador, con un gran talento para la restauración.

Levantó un monasterio ideal, y formó, entre otras cosas, una biblioteca llena de los mejores libros de ese tiempo, transformando aquella casa en un lugar de trabajo y oración.

Santo Domingo de Silos, logró liberar a más de 300 cristianos que estaban prisioneros, y eran utilizados como esclavos por los musulmanes. Por esta razón se le representa frecuentemente acompañado de hombres con cadenas. Murió el 20 de diciembre del año 1073, y todavía se conserva el famoso monasterio de Santo Domingo.

Oración: Te pedimos Señor y Dios nuestro. que por los méritos y la intercesión de Santo Domingo de Silos, podamos hacer frente con dignidad a cualquier ataque contra los símbolos de nuestra Fe, tales como crucifijos, cálices, imágenes sagradas, y fundamentalmente el templo sagrado en donde te dignaste morar: nuestro propio cuerpo. Que Santo Domingo de Silos nos ayude a preservarlo y liberarlo de toda mancha, y así permanecer como tu digna morada, hasta que Tú nos recibas en las mansiones celestiales. A Tí Señor que Vives y Reinas, por los Siglos de los Siglos. Amén.


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