Domingo
22 de Noviembre
JESUCRISTO:
REY DEL UNIVERSO
(Col
1, 16).
“Rey
de Reyes y Señor de Señores” (Apocalipsis 19,16)
Cristo
es rey por derecho propio y por derecho de conquista.
Por
derecho propio: lo es como hombre y como Dios. Jesucristo en cuanto
hombre, por su Unión Hipostática con el Verbo, recibió del Padre
"la potestad, el honor y el reino" (cfr. Dan. 7,13-14) y,
en cuanto Verbo de Dios, es el Creador y Conservador de todos cuanto
existe. Por eso tiene pleno y absoluto poder en toda la creación
(cfr. Jn. 1,1ss).
Por
derecho de conquista, en virtud de haber rescatado al género humano
de la esclavitud en la que se encontraba, al precio de su sangre,
mediante su Pasión y Muerte en la Cruz (cfr. 1 Pe. 1,18-19).
El
Padre lo puso todo en manos de su Hijo. Debemos obedecerle en todo.
No
se justo apelar al amor como pretexto para ser laxo en la obediencia
a Dios. En nuestra relación con Dios, la obediencia y el amor son
inseparables.
«El
que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el
que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré
a él.» -Juan 14,21
Los
mártires nos dan ejemplo. Prefirieron morir antes de
negar a Jesús. Muchos mártires del siglo XX en México, España,
Cuba y otros lugares murieron gritando ¡Viva Cristo Rey!. También
en nuestro siglo.
Ninguna
persona, ni ley, ni entidad esta por encima de Dios. El Pontífice
León XIII enseñaba en la "Inmortale Dei" la obligación
de los Estados en rendir culto público a Dios, homenajeando su
soberanía universal.
Diferente
a los hombres, Dios ejerce siempre su autoridad para el bien. Quien
confía en Dios, quien conoce su amor no dejará de obedecerle en
todo, aunque algunos mandatos sobrepasen su entendimiento.
LA
FIESTA DE CRISTO REY DEL UNIVERSO
El
Papa Pio XI, el 11 de diciembre de 1925, instituyó esta solemnidad
que cierra el tiempo ordinario. Su propósito es recordar la
soberanía universal de Jesucristo. Es una verdad que siempre la
Iglesia ha profesado.
Oración:
Digamos siempre con fervor en el Padre Nuestro: ¡Venga a
nosotros tu reino!. Agradezcamos a Jesús toda su misericordia en
este año que está por finalizar, y sepamos colocarnos en sus manos
en el año que está por venir. Amén.
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