Sábado
29 de julio
San
Olaf de Noruega
Mártir
(1030
d. C.)
Breve
Etimológicamente
significa “legado de los antepasados”. Viene de la lengua
alemana.
En
Nídaros (hoy Trondheim), ciudad de Noruega, San Olaf, mártir, que
siendo rey de su pueblo, lo liberó de la idolatría, y propagó con
gran diligencia la fe cristiana, que había conocido en Inglaterra,
pero finalmente, atacado por sus enemigos, murió asesinado.
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Autor:
P. Felipe Santos
Olaf
era hijo de un señor noruego llamado Harold Grenske. Después de
practicar el pillaje y la piratería durante ocho años, en 1015,
Olaf sucedió a su padre en el gobierno del señorío, cuando tenía
veinte de edad.
En
aquella época, la mayor parte de Noruega se hallaba en manos de los
daneses y los suecos. Tras efectuar la reconquista de sus feudos,
Olaf se dedicó a trabajar por la evangelización del reino, pues el
arzobispo Roberto le había conferido el bautismo en Rouen.
Aunque
ya se había iniciado la evangelización, eran muy pocos sus
progresos, porque según parece, los métodos misionales de Haakón
el Bueno, y de Olaf Trygvason, eran bastante salvajes. En 1013, Olaf
Haroldsson, el santo de que nos ocupamos, había ido a Inglaterra a
ayudar al rey Etelredo, en la lucha contra los daneses.
Así
pues, cuando se trató de evangelizar su propio reino, pidió ayuda a
los ingleses. Cierto número de monjes y
sacerdotes ingleses, se trasladaron a Noruega. Entre ellos
iba el monje Grimkel, quien fue elegido obispo de Nidaros, la capital
del feudo de Olaf. Éste siguió el consejo del prelado, promulgó
muchos decretos benéficos, y abolió las leyes y costumbres que se
oponían al Evangelio.
Desgraciadamente,
como San Vladimiro de Rusia y otros príncipes, que quisieron
convertir a sus súbditos, no se contentó con emplear la persuasión,
sino que se dejó llevar de un celo indiscreto, y recurrió a la
violencia. Era verdaderamente implacable con sus enemigos, y por otra
parte, sus decretos no eran bien mirados en todo el reino.
Finalmente
sus enemigos se levantaron en armas, y con la ayuda de Canuto, rey de
Inglaterra y Dinamarca, le derrotaron y le expulsaron del país. San
Olaf volvió con refuerzos suecos, a reconquistar su reino, pero
pereció a manos de sus belicosos e infieles súbditos, en la batalla
de Stiklestad, el 29 de julio de 1030.
Fue
sepultado en el sitio en que murió, en un profundo banco de arena, a
orillas del río Nid. En su sepulcro brotó
una fuente, a cuyas aguas, atribuyó el pueblo propiedades
milagrosas.
Al
año siguiente, el obispo Grimkel, mandó erigir ahí una capilla, y
se empezó a venerarle como mártir.
Los
milagros se multiplicaron en el santuario, y cuando Magno, el hijo de
Olaf, recuperó el trono, el culto del mártir se popularizó mucho.
En 1075, se sustituyó la capilla por una catedral, dedicada a Cristo
y a San Olaf, que con el tiempo se transformó en la catedral de
Nidaros (Trondheim). El santuario se convirtió en un importante
centro de peregrinación.
En
la Edad Media, el culto del "perpetuo rey de Noruega", se
extendió a Suecia, Dinamarca, Inglaterra y otros países. Los
noruegos le consideran todavía como patrono y héroe nacional.
Oración:
Dios Todopoderoso y Eterno, te pedimos por las naciones
escandinavas, para que las bendigas con generosidad, y para que
puedan volver al seno de la familia católica, y así enriquecer con
sus maravillosos dones de inteligencia, perseverancia, prudencia y
tolerancia, a toda nuestra familia romana. A Tí Señor, que nos
legaste la autoridad de San Pedro como roca viviente para nuestra Fe.
Amén.
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