Sexta
Feria, 10 de febrero
Santa
Escolástica
Virgen
«Te
ruego que no me dejes esta noche, y que sigamos hablando de las
delicias del cielo hasta mañana»
Nació
en el año 480, en Nursia, Italia. Su madre murió de parto. Es
hermana gemela de San Benito de Nursia. Ambos se
entregaron a Dios desde muy jóvenes, y alcanzaron la santidad en la
vida religiosa.
Después
que su hermano se fuera a Montecasino a establecer el famoso
monasterio, ella se estableció a unas cinco millas de distancia, en
Plombariola, donde fundó un monasterio, y la orden de las monjas
benedictinas, la cual gobernó siguiendo la regla de su hermano.
San
Benito y Santa Escolástica regularmente se reunían para orar
juntos, y compartir sobre la vida espiritual. En una ocasión se hizo
tarde, y San Benito quería irse. Vea lo que ocurrió.
Murió
hacia el año 547. San Benito murió poco después.
Oficio
del 10 de Febrero,
Santa
Escolástica, Virgen
Pudo más porque amó más
De los libros de los Diálogos de San Gregorio Magno, Papa
(Libro 2,33:PL 66, 194-196)
Pudo más porque amó más
De los libros de los Diálogos de San Gregorio Magno, Papa
(Libro 2,33:PL 66, 194-196)
Escolástica,
hermana de Benito, dedicada desde su infancia al Señor Todopoderoso,
solía visitar a su hermano una vez al año. El varón de Dios se
encontraba con ella fuera de las puertas del convento, en las
posesiones del monasterio.
Cierto
día vino Escolástica, como de costumbre, y su venerable hermano
bajó a verla con algunos discípulos, y pasaron el día entero
entonando las alabanzas de Dios, y entretenidos en santas
conversaciones. Al anochecer, cenaron juntos.
Con
el interés de la conversación se hizo tarde, y entonces aquella
santa mujer le dijo: «Te ruego que no me
dejes esta noche, y que sigamos hablando de las delicias del cielo
hasta mañana».
A
lo que respondió Benito: «¿Qué es lo que dices, hermana?. No
me está permitido permanecer fuera del convento». Pero aquella
santa, al oír la negativa de su hermano, cruzando sus manos, las
puso sobre la mesa, y apoyando en ellas la cabeza, oró al Dios
Todopoderoso.
Al
levantar la cabeza, comenzó a relampaguear, tronar y diluviar de tal
modo, que ni Benito ni los hermanos que le acompañaban pudieron
salir de aquel lugar.
Comenzó
entonces el varón de Dios a lamentarse y entristecerse, diciendo:
«Que Dios te perdone, hermana. ¿Qué es lo que acabas hacer?».
Respondió
ella: «Te lo pedí, y no quisiste escucharme; rogué a mi Dios, y
me escuchó. Ahora sal, si puedes, despídeme y vuelve al
monasterio».
Benito,
que no había querido quedarse voluntariamente, no tuvo, al fin, más
remedio que quedarse allí. Así pudieron pasar toda la noche en
vela, en santas conversaciones sobre la vida espiritual, quedando
cada uno gozoso de las palabras que escuchaba a su hermano.
No
es de extrañar que al fin la mujer fuera más poderosa que el varón,
ya que, como dice Juan: Dios es amor, y por esto, pudo más porque
amó más.
A
los tres días, Benito, mirando al cielo, vio cómo el alma de su
hermana salía de su cuerpo en figura de paloma, y penetraba en el
cielo. Él, congratulándose de su gran gloria, dio gracias al Dios
Todopoderoso con himnos y cánticos, y envió a unos hermanos a que
trajeran su cuerpo al monasterio, y lo depositaran en el sepulcro que
había preparado para sí.
Así
ocurrió que estas dos almas, siempre unidas en Dios, no vieron
tampoco sus cuerpos separados ni siquiera en la sepultura.
Oración:
Dios Todopoderoso y Eterno, te pedimos que por la intercesión y los
méritos de Santa Escolástica, podamos siempre anteponer nuestro
tiempo y nuestras reglas a las tuyas, ya que no sabemos cuando será
nuestro postrer momento y el de nuestros seres queridos, y así poder
partir llenos de Amor y Pureza como lo hizo ella. A Tí Señor que
ocupaste todo tu tiempo en la Tierra a orar, enseñar y curar. Amén.
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