lunes, 20 de febrero de 2017

Domingo 19 de febrero

Álvaro de Zamora de Córdoba, Beato


Predicador Dominico

Iniciador de la tradición cristiana del Via Crucis
Álvaro = Aquel que es el defensor de todos; es de origen germánico

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Martirologio Romano: En Córdoba, en la región española de Andalucía, conmemoración del beato Álvaro de Zamora, presbítero de la Orden de Predicadores, que se hizo célebre por su modo de predicar y contemplar la Pasión del Señor (c. 1430).
Fecha de beatificación: El Papa Benedicto XIV, aprobó su culto el 22 de septiembre de 1741.
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Álvaro de Córdoba, el beato, nació a mediados del siglo XIV, en Zamora (1360?), y murió en Córdoba el año 1430. Perteneció a la noble familia Cardona.

Entró en el convento dominico de S. Pedro en Córdoba, en el año 1368. Fue un famoso y ardiente predicador, y con su ejemplo y sus obras, contribuyó a la reforma de la Orden, iniciada por el Beato Raimundo de Capua y sus discípulos.

Pasa primero su vida entre el claustro y la docencia en la Universidad de Salamanca. En los albores del siglo XV deja la cátedra, para recorrer los senderos de España, Provenza, Saboya e Italia, vibrante de inquietud y con dinamismo paulino, aguijoneado por la urgencia del apostolado.

Los tiempos son difíciles, malos; pasó la peste negra asolando Europa, y dejando los conventos vacíos, que luego intentaron llenarse con gente no preparada con lo que decayó la vida religiosa.

La corrupción de costumbres es un hecho generalizado; los pastores se desentienden. Hay, con ínfulas de legitimidad, tres tiaras; unos obedecen como legítimo al papa de Avignón, otros al de Roma, y otros al que está en Pisa. A Álvaro le duele en el alma, pero predica, observa, reza y hace penitencia por la unidad tan deseada.

Sin embargo el hecho decisivo que marcará el resto de su vida fue después de volver de una peregrinación a Tierra Santa, ya que quedó impactado en el corazón por el doloroso Camino del Calvario, recorrido por nuestro Salvador.

Deseoso de vivir una existencia en soledad y perfección, donde poder templar el espíritu para un apostolado más provechoso, con el favor del rey D. Juan II de Castilla, del que era su confesor, pudo fundar a tres millas de Córdoba el famoso y observante convento de Sto. Domingo Escalaceli (Escalera del Cielo), donde había varios oratorios que reproducían la “vía dolorosa”, por él venerada en Jerusalén. Esta sagrada representación fue imitada en otros conventos, dando origen a la devoción tan bella del “Vía Crucis”, apreciadísima en la piedad cristiana.

Los gastos para construirlo consumieron el donativo del rey, y las limosnas de los cordobeses, por lo que los obreros se negaron a seguir trabajando. Fray Álvaro pasa la noche en oración y penitencia. Dios oye su oración.

Según refieren los testigos del proceso de su beatificación, vinieron los ángeles y descargaron de sus carros aéreos el material que era menester. Por la mañana los obreros reanudaron, gozosos y asombrados, la obra, mientras el alba sonreía por los picos de Sierra Morena. Así se construyó, sobre roca viva, sobre penitentes oraciones, Santo Domingo de Escalaceli, primer convento reformado de la Orden en España.

De noche se retiraba a una gruta distante del convento, donde a imitación de su Sto. Padre Domingo, oraba y se flagelaba. Con el tiempo, ésta se convirtió en meta de peregrinaciones para los fieles. Poseía el don de profecía y obró muchos milagros.

Murió el 19 de febrero de 1430 y fue sepultado en su convento.

Oración: Te pedimos Señor, que a imitación de Don Alvaro de Zamora, guardemos en nuestro corazón una especial devoción de tu Sagrada Pasión, haciendo siempre un rezo especial y breve todos los días Viernes a las 15.00 hs, por tu sagrado sacrificio en la Cruz, y acompañarte todos los días Jueves de 23.00 a 24.00 cuando sufriste y oraste en el huerto de Getsemaní a la espera de ser aprehendido. A Tí Señor que así lo has pedido para que alcancemos la gracia de tu Misericordia. Amén.


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