jueves, 17 de septiembre de 2020

17 de Septiembre

Santa Hildegarda de Bingen



Mística y Doctora de la Iglesia

(1098-1179)

Santa Hildegarda de Bingen fue abadesa, líder monástica, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana. Es doctora de la Iglesia. Se la conoce como la Sibila del Rin, y Profetisa teutónica.

Santa Hildegarda, al narrar una visión mística – entre las innumerables que tuvo - resume de manera poética y profunda, la doctrina acerca de la misa:

Cuando el sacerdote - dice - revestido de sagrados ornamentos, se iba acercando al altar, ví súbitamente descender una luz del cielo, como un vivo resplandor, del que se iban desprendiendo, numerosos ángeles que rodearon el altar, y allí permanecieron hasta que terminado el sacrificio, se retiró el sacerdote.

Leído el evangelio, y colocada sobre el altar, la oblación que se iba a consagrar, cuando el sacerdote en el Sanctus, cantó las alabanzas del Todopoderoso, y comenzó la celebración de los inefables misterios, se abrieron los cielos, y un globo de fuego, de luz deslumbradora, descendió sobre la oblata y la envolvió y penetró con sus rayos, a la manera que el sol atraviesa centelleando, el purísimo cristal.

Y mientras la aureola con sus destellos, la elevaba ostensiblemente al cielo, para dejarla caer de nuevo sobre el altar, en movimiento semejante, al de la inspiración del aire en los pulmones humanos, primero y al de la suave espiración del mismo, después.

La Oblación se había convertido en la verdadera carne, y en la sangre verdadera de Cristo, aún cuando a los ojos de los fieles, siguiera pareciendo pan y vino.

Embebida me hallaba en esta contemplación, cuando he aquí que veo aparecérseme como un espejo, los misterios del nacimiento, pasión, sepultura, resurrección y ascensión de Nuestro Salvador, Unigénito del Padre, tales como se habían realizado, cuando Cristo vivía en la Tierra.

Después de que el sacerdote, entonó el himno del inocente cordero, el Agnus Dei, y cuando se dispuso a comulgar, el globo de fuego subió al cielo, que se cerró inmediatamente detrás de él, y llegó a mis oídos una voz que decía: “Comed el cuerpo, y bebed la sangre de mi Hijo, para abolir la prevaricación de Eva, y para que os sea restituído, el derecho a la herencia Divina”.

Entre los fieles que se acercaban al sacerdote, para recibir el sacramento, se podían distinguir cinco categorías:

  • Unos estaban dotados de cuerpos puros, resplandecientes, y con lenguas de fuego en su cabeza.

  • Otros parecían tener cuerpos amarillentos, y almas contaminadas con impurezas.

  • Los cuerpos de algunos otros, se hallaban cuajados de agudísimas espinas, mientras que sus almas, estaban consumidas por la lepra.

  • Los últimos, por fin, mostraban en su cuerpo numerosas manchas de sangre, y sus almas hedían como cadáveres putrefactos.

Todos recibían el mismo sacramento; pero mientras unos brillaban al recibirlo, como antorchas espléndidas, otros, en cambio, quedaban sumergidos en espesísimas tinieblas.

Una vez terminada la comunión, y consumido totalmente el sacramento, mientras el sacerdote se retiraba, aquella celestial claridad que rodeaba el altar, de la que he hablado al principio, desapareció en los cielos.

SANTA HILDEGARDA; Scivas, lib. II, visión VI (P.L. CXCVII, 509).

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San Roberto Belarmino 

(1542-1621)

Cardenal y Doctor de la Iglesia


Etim: Roberto:"El que brilla por su fama" (Ro: buena fama. Bert: brillar). Belarmino: "guerrero bien armado". (Bel: guerrero. Armin: armado).

Verdaderamente su fama brilló, por ser un hombre armado, un guerrero en defensa de la verdadera fe.

Jesuita; Arzobispo de Capua, Cardenal; Doctor de la Iglesia; defensor de la doctrina, durante y después de la Reforma Protestante. Escribió dos catecismos, y numerosas obras de apologética.

Nació en el año 1542, en Montepulciano, ciudad de la región toscana. Ingresó en la Compañía de Jesús, en Roma, y fue ordenado sacerdote. Sostuvo célebres disputas, en defensa de la fe católica, y enseñó teología en el Colegio Romano.

Fue elegido cardenal, y nombrado obispo de Capua.

Trabajó también en las Congregaciones romanas, contribuyendo con su ayuda, a la solución de muchas cuestiones. Murió en Roma en el año 1621.

Sus libros y prédicas, sobre la defensa de la fe, le ganaron el título de "martillo de los herejes". Sin embargo, era un hombre humilde y lleno de caridad para todos.

Llagas de San Francisco



La impresión de las llagas de San Francisco de Asís en el Monte Alvernia, 1224. San Francisco fue arrebatado en éxtasis, y vio bajar un serafín, en figura de un hombre crucificado. Esta visión le llenó de gozo y compasión, por los dolores de Cristo; y al desaparecer, contempló en sus manos, pies y costado impresas, las llagas de los clavos, conforme lo había visto en aquella figura.

Oración: Que los dolores y los estigmas de la vida, abran nuestro espíritu hacia Tí Señor, a imitación de Santa Hildegarda y San Francisco de Asís, llenándonos de tu Sabiduría, a imitación del Cardenal San Belarmino. Por Nuestro Señor Jesucristo, que Vive y Reina, por los Siglos de los Siglos. Amén.

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