jueves, 10 de septiembre de 2020

10 de Septiembre

SAN NICOLAS DE TOLENTINO

Patrón de las almas del Purgatorio


Taumaturgo - Resucitador – Cuerpo Incorrupto

Su cuerpo fue golpeado por el demonio, en numerosas ocasiones

(1245-1305)

Iba modestamente por la calle, con la capucha calada, de modo que era difícil verle bien el rostro. Según testimonio de otra devota, toda la población de Tolentino se confesaba con él, porque le tenían por un santo.

Ya se puede conjeturar, que la vida de oración sostuvo a este gran contemplativo, en sus muchos trabajos, penitencias, combates de espíritu y enfermedades corporales.

Como una constante que se dió con el Cura de Ars – Juan Bautista Vianney - y el padre Pío, por ejercer con devoción su trabajo, en el confesionario, el demonio le maltrató muchísimo, apaleándole y causándole graves heridas, hasta dejarlo cojo.

"Yo mismo le vi, aquella herida grande y molesta", dice Nuccio de Rogerio, de la herida que tuvo en la pierna. Veinte días de cama, tuvo que guardar en cierta ocasión, por los malos tratos del demonio. Su enfermero, fray Giovannino, observó lívidos rosetones en la cara, en los brazos y en la espalda.

Se sabe por testigos directos, que al cura de Ars, el demonio le incendió la cama, y el cortinado de su dormitorio. Evidentemente, el ser confesor, conlleva ejercer la tarea más peligrosa del mundo.

Una noche le despertaron las voces lastimeras, de un alma del purgatorio: la de su pariente, fray Peregrino de Ósimo. "Te pido por favor, que celebres la misa de difuntos, para que me vea libre de las penas que padezco". Se excusó fray Nicolás, por ser a la sazón hebdomadario, es decir encargado de la misa conventual, que debe celebrarse, según el rito de cada día.

Y entonces, fray Peregrino le invitó a dirigir la mirada, a la gran llanura que daba, a la ciudad de Pésaro, toda ella rebosante de almas en pena, que le pedían misericordia. Fray Nicolás, tuvo lástima de aquellas pobres almas, y habiendo obtenido el conveniente permiso, celebró un septenario de Misas por los difuntos, añadiendo grandes penitencias y ayunos, en sufragio de las ánimas.

Al séptimo día, con una nueva aparición, fray Peregrino le alegró con la gran noticia: él y toda la multitud doliente que había visto, gozaban de la eterna gloria. Tal es el origen, del septenario de misas de San Nicolás, aprobado por la Santa Sede, en sufragio de las ánimas del purgatorio.

Sin duda, la celebración del sacrificio del altar, fue el centro espiritual de fray Nicolás. Se sabe que lloraba silenciosamente, mientras celebraba la misa.

Los milagros se sucedieron, luego de su partida al Padre. Fue de mucha fama, la resurrección de una muchacha de Fermo, de doce años, llamada Filipina. En los frescos del siglo XIV, que adornan la capilla donde estuvo enterrado, se celebran éstos y otros milagros, que le merecieron el título de taumaturgo.

Es abogado de las almas del purgatorio, protector de la Iglesia, a la que amparó en grandes calamidades históricas, haciendo sangrar su brazo incorrupto, como señal de advertencia.

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, te pedimos que por la intercesión, y los méritos del amado San Nicolás de Tolentino, puedan nuestros parientes, amigos, profesores y bienhechores, ingresar a la dicha de tu gloria, esta misma noche. Por nuestro Señor Jesucristo, que Vive y Reina, por los Siglos de los Siglos. Amén.


 

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