Quinta
Feria 19 de enero
San Canuto IV, rey
(c.
a. 1040-1087)
Patrón
de Dinamarca
Nació
hacia la mitad del siglo XI, y es hijo natural de Sven II el rey de
Dinamarca. Desde joven resaltan en él las mejores cualidades para la
lucha, y posee apreciadas dotes de conquistador. Pelea contra los
piratas que destrozan las costas del reino y logra limpiar los mares;
sale vencedor en las sangrientas guerras contra los paganos.
Crece
más y más su estima entre el pueblo. Pero a la muerte de su padre
usurpa el trono su hermano Harald porque la nobleza prefiere un rey
flojo y estúpido, que muere a los dos años. Entonces es cuando sube
al trono Canuto, corriendo el año 1080.
Se
esfuerza por restablecer las buenas costumbres, ya que se ha
encontrado con un reino que aún sufre los tropiezos del paganismo.
Purga al pueblo de vicios y desórdenes.
Guerrea contra Estonia y añade a Dinamarca los territorios de
Curlandia y Samogitia. Parece que no por ambición, sino por piedad;
de hecho, inmediatamente manda misioneros que evangelicen a los
habitantes de esas tierras.
Como
suele suceder en un rey, se casó con Adela, hija de Roberto, conde
de Flandes, de quien tuvo a Carlos el Bueno.
Dispone
las cosas del reino con leyes humanas, sabias y prudentes. Trabaja
por los menesterosos, construye hospitales, su tesoro es para los
pobres.
Favorece
la misión de la Iglesia con la construcción de templos y
patrocinando monasterios. Precisamente la cuestión de los diezmos le
indispone con los nobles. Intenta desarraigar en el pueblo la mala
costumbre de atribuir únicamente a los pecados de los clérigos la
causa de las calamidades que periódicamente afligen al pueblo, las
enfermedades, catástrofes y todo tipo de desórdenes naturales.
Por
su parte, adopta actitudes penitenciales. Tiene una piedad
grande que le lleva a traer después de invadir Inglaterra, las
reliquias de San Albano. Entre todas las
actitudes religiosas destaca su amor y veneración por la Eucaristía.
Sinceramente es capaz de poner a los pies de Cristo crucificado su
espada, su corona y las insignias reales ¡y lo hace!.
Es
traicionado por su hermano Olao. Un día que asiste a la Misa en
Odense, en la isla de Fünen, y en la iglesia de San Albano,
acompañado por algunos leales, los rebeldes capitaneados por Blacon
rodean la Iglesia.
Después
de haber confesado y comulgado, muere asaeteado, perdonando a sus
enemigos. Fue un 10 de enero del 1087. Es canonizado y proclamado
primer santo de Dinamarca el año 1100. El papa Clemente X reconoce
su culto para toda la Iglesia, y manda se celebre el 19 de enero.
En
nuestra época puede resultarnos extraña la figura de un santo rudo,
peleón, invasor de tierras extrañas y exigente sin contemplaciones.
Parece convencernos más su bondad con los pobres, su compasión con
el débil, su piedad y penitencia.
Pero
él hizo lo que pudo para ser leal consigo mismo, bueno con su
pueblo, y fiel con la Iglesia. Eso era lo que le pedía el siglo de
hierro de la Edad Media.
Oración:
Te pedimos Señor, que por los méritos e intercesión del San
Canuto, puedan nuestros gobernantes imitarlo en la defensa de los más
necesitados, llevando una vida piadosa y austera. Te pedimos Señor
por Dinamarca y los países escandinavos para que su Fe en el Reino
de los Cielos se acreciente día a día. Amén.
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