Segunda
Feria, 4 de abril
San Benito
el Negro, monje
(1526-1589)
(1526-1589)
Cuerpo
Incorrupto
Santo
patrón de los Afroamericanos
Benito
de san Filadelfo, llamado el Negro o el Moro, porque era hijo de
padres africanos y esclavos -quizás nubios- que trabajaban en una
propiedad cercana a Messina. Siciliano de nacimiento, nació también
como ellos en la esclavitud y se sabe que de niño fue pastor.
Su
amo le dio la libertad; compró un par de bueyes con sus ahorros y
trabajó por su cuenta.
A
los veintitantos años se unió a un grupo de eremitas franciscanos,
convirtiéndose a partir de entonces en un fidelísimo seguidor del
ejemplo del santo de Asís.
Por
razones no muy claras para la historia, aquel grupo se dispersó en
torno al año 1564 y, dependiendo del biógrafo que se lea, Benito
funda o llama a las puertas de un convento. Sea lo que fuere, se le
ve hecho todo un franciscano en el convento llamado Monte-Pellegrino,
a poca distancia de Palermo. Eso sí, como no ha aprendido a leer ni
a escribir, trabaja en la cocina de los frailes como hermano lego.
En
todas las épocas sucede que al hombre le gustó la buena mesa y
disfrutar de manjares suculentos y los frailes no son especiales para
eso. Es verdad que la disciplina franciscana regula el disfrute de
los alimentos y recorta apetencias nobles en honor de la virtud y en
procura de méritos para el fraile y para la Iglesia; pero, por lo
que cuentan, no estaba el convento a la altura de esas exigencias en
aquel tiempo.
Fue
Benito un cocinero especial. ¿Qué bien condimentados guisos
saldrían del anafe del fraile negro?. ¿Qué exquisitos postres
angélicos preparó la cocina del repostero de color del carbón?.
¿Qué deleitables menús saldrían de las manos recias y teñidas
del cocinero lego?.
La
historia culinaria no hace memoria de ello. La
singularidad de Benito estriba en que, además de ser buen cocinero,
es admirable por su piedad, por su humildad y por las curaciones
milagrosas que prodigaba.
En
el año 1578, los frailes le eligen superior del convento a pesar de
ser sólo lego y no tener conocimientos de letras ni experiencia en
el gobierno. El hecho tiene su importancia y da idea de
por donde iban las ideas y la vida del fraile que fue en un tiempo
esclavo y sigue siendo analfabeto.
Desde
luego no fue elegido para el cargo por los buenos platos que preparó
cuando era guisandero; algo más debieron ver y buscar aquellos
buenos frailes en la persona del lego.
Costó
mucho convencerle para que aceptara y quizá, luego, más de un
fraile se arrepintió de haberle convencido, porque llegó a
establecer la interpretación más estricta y austera de la regla
franciscana.
Más
tarde pasó a ser maestro de novicios y, según cuentan, otra vez
cocinero, que era lo que él amaba. Fue, en el sentido más estricto,
un santo entre pucheros.
¿Qué
importa el color?. La gente enferma asaltaba
la cocina conventual, la del Negro, para pedirle la curación por su
rezo infalible y su gesto de taumaturgo entre los humos del fogón,
los olores de las ollas, el vaho de las cacerolas y las mondas del
día. Fue un hombre de una bondad extraordinaria y de una
oración sublime.
Benito
fue beatificado por el Papa Benedicto XIV en 1743 y canonizado en
1807 por el Papa Pio VII. Su cuerpo fue
encontrado incorrupto cuando fue exhumado pocos años después.
Santo
patrón de los Afroamericanos, Benito es recordado por su
paciencia y entendimiento cuando se enfrentaba a prejuicios raciales.
Oración:
Te pedimos Señor, que por intercesión de San Benito de Palermo,
nunca falte comida en todos los hogares de la Familia Humana, y que
siempre demos gracias por tu Bondad y Providencia. Protege y Bendice
a la comunidad afroamericana en todo el continente Americano, y a
todos los Africanos y personas de color en todo el mundo. A Tí Señor
que no hiciste distinción entre judíos y galileos, o sirios o
egipcios con quienes pasaste tu primera infancia. Amén.
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