Sábado
2 de Abril
San
Francisco de Paula
Ermitaño, Resucitador y Taumaturgo + 1507
Convertíos
con sinceridad
Breve
Nacido
en Paula (Calabria) el año 1416, fundó una congregación de vida
eremítica que después se transformó en la Orden de los Mínimos, y
que fue aprobada por la Santa Sede el año 1506. Murió en Tours
(Francia) el año 1507.
Asiste a Santa Juana de Valois como consejero
espiritual.
Como
taumaturgo convirtió ante el rey de Nápoles, Fernando I el Bastardo
(1458-1494) las monedas de oro en sangre, para simbolizarle que era
dinero robado a los pobres mediante la imposición de injustos
impuestos.
En
la campiña de Calabria restituyó la vida a varias personas.
También
calmó una tempestad en el Golfo de Lyon.
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Santiago
y Viena eran pobres y vivían con la pena de no tener hijos. Por fin,
después de mucha oración y por la intercesión de San Francisco de
Asís, les nace un niño a quien pusieron el nombre del Santo.
En
compañía de sus padres realizó algunas peregrinaciones. Entre
ellas resaltó en su vida la visita al monasterio benedictino de
Monte Casino. También él amaba la soledad como medio para
entregarse al Señor.
Pidió
permiso a sus padres y, a los catorce años, se retiró a una cueva
no lejana de Paula, junto a Cosenza, y más tarde a un lugar aún más
solitario. Su vida de penitencia y oración pronto se conoció. Se
multiplican los discípulos que querían imitar su vida. Otros vienen
por sus muchos milagros. Así nació una nueva familia religiosa, la
de los Ermitaños de Paula (1474), que se convertiría en la Orden de
los Mínimos (1493). Construye varios monasterios.
El
Papa Sixto IV aprueba su Orden con el nombre de Ermitaños de
Calabria y nombra a Francisco de Paula superior general perpetuo por
una Bula del 23 de mayo de 1474. Su fama se extiende por todas
partes.
Le
llaman de Sicilia. Debe embarcar y no dispone de medios para pagar la
barca. ¿Qué hacer?. Arroja el manto pardo
sobre las olas, se coloca sobre él, y, haciendo de vela, atraviesa
el estrecho ante el asombro de la multitud que le contempla. Un
milagro similar al de San Raimundo de Peñafort (7-Enero).
Ocurrió este milagro al mediodía, a la vista de muchísima gente.
La
resonancia de las maravillas obradas por el santo calabrés llegó
hasta Roma, en donde el Papa Pablo II quiso verle (1467). Más tarde,
Sixto IV le envió como legado ante el rey de Francia Luis Xl (1482).
Francisco fijó su residencia en Plesis-les-Tours, en donde moraba el
rey, y nuevamente los ermitaños vinieron a someterse a su
disciplina.
Lleno
de méritos y viendo ya su obra consolidada, muere el 2 de abril,
1507, en el Viernes Santo. Tenía noventa y un años de edad, y un
gran renombre taumatúrgico y penitencial.
Seis años después el Papa León X lo beatificaba.
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Oficio
de lectura, 2 de Abril, San Francisco de Paula
Convertíos con sinceridad
De las cartas de San Francisco de Paula
Carta del año 1486: A. Galuzzi, Origini dell´Ordine dei Minismi, Roma 1967, pp. 121-122
Convertíos con sinceridad
De las cartas de San Francisco de Paula
Carta del año 1486: A. Galuzzi, Origini dell´Ordine dei Minismi, Roma 1967, pp. 121-122
Que
nuestro Señor Jesucristo, que remunera con suma esplendidez,
os dé la recompensa de vuestras fatigas.
Huid
del mal, rechazad los peligros. Nosotros, y todos nuestros hermanos,
aunque indignos, pedimos constantemente a Dios Padre, a su Hijo
Jesucristo y a la Virgen María que estén siempre a vuestro lado
para salvación de vuestras almas y vuestros cuerpos.
Hermanos,
os exhorto vehementemente a que os preocupéis con prudencia y
diligencia de la salvación de vuestras almas. La muerte
es segura y la vida es breve y se desvanece como el humo.
Centrad
vuestro pensamiento en la pasión de nuestro Señor Jesucristo,
que, por el amor que nos tenía, bajó del cielo para redimirnos; que
por nosotros sufrió toda clase de tormentos de alma y cuerpo, y
tampoco evitó suplicio alguno. Con ello nos dejó un ejemplo
soberano de paciencia y amor. Debemos, pues,
tener paciencia en las adversidades.
Deponed
toda clase de odio y de enemistades; tened buen cuidado de que no
salgan de vuestra boca palabras duras y, si alguna vez
salen, no seáis perezosos en pronunciar aquellas palabras que sean
el remedio saludable para las heridas que ocasionaron vuestros
labios: por tanto perdonaos mutuamente y olvidad para siempre la
injuria que se os ha hecho.
El
recuerdo del mal recibido es una injuria, complemento de
la cólera, conservación del pecado, odio a la justicia, flecha
oxidada, veneno del alma, destrucción del bien obrar, ¡gusano de la
mente, motivo de distracciones en la oración, anulación de las
peticiones que hacemos a Dios, enajenación de la caridad, espina
clavada en el alma, iniquidad que nunca duerme, pecado que
nunca se acaba y muerte cotidiana.
Amad
la paz, que es el mayor tesoro que se puede desear. Ya
sabéis que nuestros pecados provocan la ira de Dios; arrepentíos
para que os perdone por su misericordia. Lo que ocultamos a los
hombres es manifiesto a Dios; convertíos,
pues, con sinceridad. Vivid de tal manera que obtengáis
la bendición del Señor, y la paz de Dios, nuestro Padre, esté
siempre con vosotros.
Oración:
Señor, Dios nuestro, grandeza de los humildes, que has elevado a San
Francisco de Paula a la gloria de tus santos, concédenos, por su
intercesión y a imitación suya, convertirnos con sinceridad y
abrazar con devoción el camino de la cruz, a fin de poder salvarnos
de nosotros mismos, y de las acechanzas del Enemigo. A Tí Señor que
nos enseñaste que sin nacer de nuevo no veremos el Reino de los
Cielos. Amén.
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