Tercera
Feria, 21 de Mayo
San
Teopompo
Obispo
y Mártir (s. IV)
Lo
introdujeron en un horno encendido toda una noche, sin que las llamas
lo dañasen en modo alguno
Gobernaba
su grey en tiempo del Emperador Diocleciano, siendo su gobernador
Daciano, quienes con sus mandatos, obligaba a los cristianos, a
adorar a los falsos dioses.
Teopompo
-que se hallaba en Aragón – no obedeció dichas leyes, y fue
entonces capturado; lo introdujeron en un horno encendido, como
castigo. Aquella misma noche, el santo se le aparece milagrosamente a
Daciano, y le recuerda sus crueldades.
Asustado
el gobernador, ya que Teopompo estaba aún vivo, decide sacarlo del
horno, al tiempo que intenta explicar la visión, atribuyéndola al
poder de la magia.
Pasa
el tiempo, y de nuevo es Teopompo encarcelado, durante veintidós
días, en los que fue sometido al más riguroso ayuno. Le sacaron en
esta ocasión, el ojo derecho, pero ni aún así consiguen la
renuncia a la fe, o la apostasía del obispo cristiano.
Ante
su fortaleza y constancia, deciden que el mago egipcio, Teónas, lo
matase con hechizos, administrándole píldoras nocivas. La
intervención divina, toca el corazón del mago, que se bautiza con
el nombre de Sinesio, y llegó a coronar también su vida, con el
martirio, el mismo día que el obispo Teopompo, aunque
algunas crónicas reseñan su muerte, un tiempo después.
El
Martirologio Romano: «Eodem die sanctorum Martyrum Synesii et
Theopompi», fija el martirio de San Teopompo, el 21 de Mayo.
La
leyenda narra, resaltando la grandeza de Dios, y la fidelidad del
santo obispo, quien frente a la debilidad patente, del grandioso y
cruel mandatario de Daciano, prosiguió éste, intentando
vengar la fuerza pertinaz de la divinidad, y que mandó azotar y
despeñar el cuerpo de Teopompo, rematándolo -cuando ya no hacía
falta- con el degollamiento, separando de su cuerpo la cabeza con la
espada. Su entrada triunfal, ocurrió el mismo día de su
celebración, al ser para él el «dies natalis».
De
este modo, quiso Dios premiar a las dos Nertóbrigas romanas, a
Fregenal teniendo un insigne Prelado, y a Almuña o Ricla como lugar
de su martirio.
El
obispo Fray Francisco de Rois, previa consulta al Cabildo, se dirige
a los primeros teólogos, maestros y catedráticos de la Universidad
de Salamanca, para que dictaminaran sobre las Santas Reliquias de San
Teopompo, los que respondieron afirmativamente, «nemine
discrepante».
En
efecto, el 6 de Julio de 1670, se concede, según las normas de San
Pio V, y Gregorio XIII, la celebración con misa y oficio del común,
el 21 de Mayo.
La
Vita Sanctorum, adorna con descripción viva, una vez más, y según
el estilo que caracteriza a este género literario, el hecho de que
alguien muriera por su fe, resistiendo la injusta violencia del
poderoso.
San
Teopompo, obispo y mártir, es el modelo en
su amor a Jesucristo hasta la muerte, es la lección que
nos deja a todos nosotros. Los modos importan menos; sólo
intentan ayudarnos a ser siempre fieles, sobre todo al
ponerse cuesta arriba nuestro caminar, porque no es infrecuente,
contemplar el «cambio de chaqueta», cuando se mudan los aires, y
vivir como cristiano se hace muy difícil.
Oración:
Dios Todopoderoso y Eterno, concédenos por los méritos y la
intercesión de San Teopompo Obispo, el don de serte siempre fieles,
hasta el momento de nuestra partida hacia tu Reino. A Tí Señor, que
le ordenaste a Santo Tomás, no ser incrédulo, sino fiel durante las
Pascuas de tu Resurrección. Amén.
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