Tercera
Feria 6 de marzo
Beato
Humberto III de Saboya
Conde
y Monje
(1135-1188)
Breve
En
Chambery, en Saboya (Francia), beato Humberto, tercer conde de
Saboya, que habiendo sido coaccionado a dejar el claustro para
ocuparse del gobierno, volvió más tarde a la vida monástica,
viviendo con fidelidad († 1188)
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Nació
en el castillo de Avigliana, junto a Turín, el 4 de agosto de 1135,
hijo del conde Amadeo III de Saboya y Mahaut (o Mafalda, o Matilda)
de Albon, hermana de Guy IV de Dauphinois.
Reemplazó
a su padre en el condado, en 1148, cuando tenía doce años. Humberto
llegará a tener hasta cuatro esposas sucesivas: su primera esposa,
Faida de Tolosa murió joven en 1154; su segunda unión - Gertrudis
de Flandes - terminó anulada.
Los
nobles y el pueblo de Saboya, le pidieron que se casara otra vez;
esta tercera esposa – Clemencia de Zharingen - le dio dos hijas, y
murió en 1162. Entonces Humberto intentó volver a la vida
monástica, pero fue persuadido de casarse otra vez. Esta cuarta
esposa, Beatriz de Macon, le dio finalmente un hijo -Tomás- que le
sucedería en el trono.
Como
gobernante, tendió a limitar las autonomías feudales y comunales,
lo que le llevará a conflictos con algunos obispos, entre ellos San
Antelmo de Belley, que no dudará en excomulgarlo, pero prospera su
apelación al Papa Alejandro III, que le levanta la excomunión.
En
el conflicto guelfo (Estados Pontificios) y el gibelinos (Sacro
Imperio), Humberto intenta una obra de mediación, procurando
conservar la amistad tanto del emperador Federico Barbarrosa, como
del Papa Alejandro III.
Pero
finalmente tuvo que tomar partido, en su amor y fidelidad por el
Papa, y eso le acarreó ser invadido hasta dos veces por las fuerzas
de Barbarrosa. En la primera oportunidad en 1174, fué
arrasada a sangre y fuego el valle de Susa, y en 1187, se le quitó
todo, dejándole sólo el citado valle de Susa y el de Aosta.
Fue
un hombre de acendrada religiosidad y piedad, en el que influyó
notablemente, el Beato Amadeo de Lausana, de cuyos consejos y
asesoramiento se sirvió. Se mostró siempre generoso con las
iglesias y monasterios, y favoreció a la Iglesia en todo cuanto
pudo. Sintió el deseo de abrazar la vida religiosa, pero comprendió
que esto le era imposible, por necesitarlo sus súbditos al frente de
sus Estados.
Como
compensación no deja de acudir al claustro, para vivir con
sinceridad tiempos de retiro, integrándose el tiempo que pasaba en
los monasterios, en la vida de la comunidad. La muerte le llegó
cuando estaba en la abadía de Haute Combe, vistiendo el hábito
cisterciense, el 4 de marzo de 1188.
Por
los innumerables milagros atribuidos a su intercesión, durante
muchos años, el Rey Carlos Alberto de Cerdeña, intercedió ante el
Vaticano, y su culto fue confirmado el 7 de septiembre de 1838, por
el Papa Gregorio XVI.
Su
imagen se encuentra expuesta en la catedral de Aosta, y en el
castillo de Sarre. Es recordado también en Racconigi, en el Real
Santuario de la Virgen de la Gracia, con un cuadro del Beato, donado
por la reina Elena, y restaurado por el rey Humberto II.
Oración:
Te pedimos Señor y Dios nuestro, que por los méritos e intercesión
del Beato Humberto III de Saboya, sepamos mantener siempre la
fidelidad al Papa, a pesar de tener que perderlo todo, incluso la
propia vida. A Tí Señor que afirmaste a Pedro como cabeza de la
Iglesia, y que nos aseguraste que las llamas del infierno, no
prevalecerían en Ella. Amén.
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