Sábado
17 de marzo
San
Patricio
Patrón
de Irlanda
(c.493)
"Yo
era como una piedra en una profunda mina; y Aquel que es
Todopoderoso, vino, y en su Misericordia, me levantó, y me sacó
afuera de mi propia oscuridad”
"El
fuego de la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por
toda la isla"
Breve
Obispo
y Organizador de la Fe en Irlanda. Sufrió esclavitud en su juventud.
El Papa Celestino I, lo envió de manera especial a evangelizar esa
región. Convirtió a muchas personas, y fijó su esfuerzo en los
jefes de tribus y sus familias. Confrontó valientemente y con éxito
a los druidas, sacerdotes y emblemas del paganismo de Irlanda.
Siempre estuvo preparado para ser mártir de la Fe, aunque por
fortuna esa terrible prueba no tuvo que afrontarla.
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Nacido
en Gran Bretaña (Bennhaven Taberniae, un pequeño pueblo de Escocia
que hoy no se encuentra en los mapas) hacia el 385; siendo muy joven
fue llevado cautivo a Irlanda, y obligado a guardar ovejas.
Recobrada
la libertad, abrazó el estado clerical, y fue consagrado obispo de
Irlanda, desplegando extraordinarias dotes de evangelizador, y
convirtiendo a la fe a numerosas gentes, entre las que organizó la
Iglesia. Murió el año 461, en Down, llamado en su honor Downpatrik
(Irlanda).
No
se conoce con exactitud los datos cronológicos del Apóstol de
Irlanda. Por lo que el santo dice de sí mismo, se supone que era de
origen romano-bretón. Su padre Calpurnio, era diácono y oficial del
ejército romano; su madre era de la familia de San Martín de Tours;
su abuelo había sido sacerdote, ya que en aquellos tiempos, cuando
no se había impuesto aún, la ley del celibato sacerdotal en todo el
occidente.
Se
afirma que fue alrededor del año 403, a la edad de 16 años, que
cayó prisionero de piratas, junto con otros jóvenes, para ser
vendido como esclavo, a un pagano del norte de Irlanda llamado
Milcho. Lo sirvió cuidando ovejas. Trató de huir varias veces sin
éxito.
La
Divina Providencia aprovechó este tiempo de esclavitud, de rudo
trabajo y sufrimiento, para espiritualizarlo, preparándolo para el
futuro, ya que él mismo dijo, que hasta entonces "aún
no conocía al verdadero Dios", queriendo decir
que había vivido indiferente, a los consejos y advertencias de la
Iglesia.
Se
cree que el lugar de su cautiverio fue en las costas de Mayo, al
borde del bosque de Fochlad (o Foclut). De ser así, el monte de
Crochan Aigli, que fue escenario del famoso ayuno de San Patricio,
también fue el lugar, donde vivió los tristes años de su juventud.
Lo
más importante es que para entonces, como él lo dice: "oraba
de continuo durante las horas del día, y fue así como el amor de
Dios, y el temor ante su grandeza, crecieron más dentro de mí, al
tiempo que se afirmaba mi fe, y mi espíritu se conmovía y se
inquietaba, de suerte que me sentía impulsado, a hacer hasta cien
oraciones en el día, y por la noche otras tantas.
Con
este fin, permanecía solo en los bosques y en las montañas. Y si
acaso me quedaba dormido, desde antes de que despuntara el alba, me
despertaba para orar, en tiempos de neviscas y de heladas, de niebla
y de lluvias. Por entonces, estaba contento, porque lejos de sentir
en mí la tibieza, que ahora suele embargarme, el espíritu hervía
en mi interior".
Después
de seis años en tierra de Irlanda, y de haber rezado mucho a Dios,
para que le iluminara sobre su futuro, una noche soñó que una voz
le mandaba salir huyendo, y llegar hasta el mar, donde un barco lo
iba a recibir. Huyendo, caminó mas de 300 kilómetros para llegar a
la costa. Encontró el barco, pero el capitán se negaba rotundamente
a transportarlo.
Sus
reiteradas peticiones, para que le dejasen viajar gratis fueron
siempre rechazadas, hasta que al fin, después de mucho orar con
fervor, el capitán accedió a llevarlo hasta Francia. La travesía
fue aventurada y peligrosa. Después de tres días de tormenta en el
mar, tocaron tierra en un lugar deshabitado de la costa, caminaron un
mes sin encontrar a nadie, y hasta las provisiones se agotaron.
Patricio
narra esa aventura diciendo: "llegó el día en que el capitán
de la nave, angustiado por nuestra situación, me instaba a pedir el
auxilio del cielo. '¿Cómo es que nos sucede esto, cristiano?.
Dijiste que tu Dios era grande y todopoderoso, ¿por qué entonces no
le diriges una plegaria por nosotros, que estamos amenazados de morir
por hambre?. Tal vez no volvamos a ver a un ser humano…'
A
aquellas súplicas, yo respondí francamente: “Poned toda
vuestra confianza, y volved vuestros corazones al Señor mi Dios,
para quien nada es imposible, a fin de que en este día, os envíe
vuestro alimento en abundancia, y también para los siguientes del
viaje, hasta que estéis satisfechos, puesto que Él tiene de sobra
en todas partes.
Fue
entonces cuando vimos cruzar por el camino, una piara de cerdos; mis
compañeros los persiguieron, y mataron a muchos. Ahí nos quedamos
dos noches, y cuando todos estuvieron bien satisfechos, y hasta los
perros que aún sobrevivían, quedaron hartos, reanudamos la
caminata. Después de aquella comilona, todos mostraban su
agradecimiento a Dios, y yo me convertí en un ser muy honorable a
sus ojos. Desde aquel día, tuvimos alimento en abundancia".
Finalmente
llegaron a un lugar habitado, y así Patricio quedó a salvo, a la
edad de veintidós o veintitrés años, y volvió a su casa. Con el
tiempo, durante las vigilias de Patricio en los campos, se
reanudaron las visiones, y a menudo, oía "las voces
de los que moran mas allá del bosque Foclut, mas allá del mar del
oeste, y así gritaban todas al mismo tiempo, como si salieran de una
sola boca, estas palabras: 'Clamamos a ti, Ho joven lleno de
virtudes, para que vengas entre nosotros nuevamente' ".
"Eternas gracias deben dársele a Dios, agrega, porque al
cabo de algunos años, el Señor les concedió aquello por lo que
clamaban".
No
hay ninguna certeza, respecto al orden de los acontecimientos que se
produjeron desde entonces.
Los
primeros biógrafos del santo, dicen que Patricio pasó varios años
en Francia, antes de realizar su trabajo de evangelización en
Irlanda. Existen pruebas firmes, de que pasó unos tres años en la
isla de Lérins, frente a Canes, y después se radicó en Auxerre,
durante quince años más. También hay sólidas evidencias, de que
tenía buenas relaciones personales con el obispo San Germán de
Auxerre. Durante este tiempo le ordenaron sacerdote.
Algunos
historiadores sostienen, que en esa época hizo un viaje a Roma, y
que el Papa Celestino I, fue quien le envió a Irlanda con una misión
especial, ya que su primer enviado, Paladio, no lo pudo llevar a
cabo, porque a los doce meses de haber partido, murió en el norte de
Britania. Para realizar esa misión encomendada por el Pontífice,
San Germán de Auxerre, consagró obispo a Patricio.
Puesto
que dependemos de datos confusos, legendarios, y muchas veces
contradictorios, de sus primeros biógrafos, es materialmente
imposible obtener detalles del heroico trabajo, en las tierras donde
había estado cautivo.
La
tradición afirma, que trabajó en el norte, en la región de
Slemish, que dicen fue la misma, donde Patricio cuidaba el ganado, y
oraba a Dios cuando era un joven esclavo. Una anécdota, que
antiguamente la tenían por auténtica en Irlanda, relata que cuando
el amo se enteró del regreso de Patricio, convertido en venerado
predicador, se puso tan furioso que prendió fuego a su propia casa,
pereciendo en medio de las llamas.
Se
afirma, que a su arribo a tierras irlandesas, San Patricio permaneció
una temporada en Ulster, donde fundó el monasterio de Saúl, y que
con la energía que lo caracterizaba, se propuso la tarea de
conquistar el favor del "Gran Rey", Laoghaire, que vivía
con su corte en Tara, de la región de Meath.
Utilizaba
un lenguaje sencillo al evangelizar. Por ejemplo, para explicarles
acerca de la Santísima Trinidad, les presentaba la hoja del trébol,
diciéndoles que así como esas tres hojitas, forman una sola
verdadera hoja, así las tres personas divinas, Padre, Hijo y
Espíritu Santo, forman un solo Dios verdadero. Todos lo escuchaban
con gusto, porque el pueblo lo que deseaba,
era entender.
San
Patricio y sus enemigos
Sus
acérrimos opositores fueron los druidas, representantes de los
dioses paganos. También sufrió mucho, a manos de los herejes
pelagianos, que para arruinar su obra, recurrieron inclusive a la
calumnia. Para defenderse, Patricio escribió su Confessio. Por
fortuna, poseemos una colección bastante nutrida de esos escritos,
que nos muestra algo de él mismo, como sentía y actuaba.
Circulaba
entre los paganos, un extraño vaticinio, una profecía, respecto al
santo, que Muirchu, su historiador, nos lo transmite textualmente
así: "Cabeza de azuela (referencia a la forma aplanada de la
cabeza tonsurada) vendrá, con sus seguidores de cabezas chatas, y su
casa (casulla o casuela, es decir casa pequeña), tendrá un agujero
para que saque su cabeza. Desde su mesa, clamará contra la impiedad,
hacia el oriente de su casa. Y todos sus familiares responderán,
Amén, Amén". Los augurios agregaban esto todavía: "Por
lo tanto, cuando sucedan todas estas cosas, nuestro reino, que es un
reinado de idolatría, se derrumbará".
En
la evangelización, San Patricio puso mucha atención, en la
conversión de los jefes, aunque parece ser que el mismo rey
Laoghaire, no se convirtió al cristianismo, pero sí varios miembros
de su familia. Consiguió el amparo de muchos jefes
poderosos, en medio de muchas dificultades y constantes peligros,
incluso el riesgo de perder la vida, (mas de cinco veces) en su trato
con aquellos bárbaros.
Pero
se notaba que había una intervención milagrosa de Dios, que lo
libraba de la muerte, todas las veces que los enemigos de la religión
trataban de matarlo. En un incidente, que ocurrió
mientras misionaba, su cochero Odhran, quizás por algún
presentimiento, insistió en reemplazar al santo, en el manejo de los
caballos que tiraban del coche, por consiguiente fue Odhram quien
recibió el golpe mortal de una lanza, que estaba destinada a
quitarle la vida a San Patricio.
No
obstante los contratiempos, el trabajo de la evangelización de
Irlanda, siguió firme. En varios sitios de Irlanda, construyó
abadías, que después llegaron a ser famosas, y alrededor de ellas,
nacieron las futuras ciudades. En Leitrim, al norte de Tara, derribó
al ídolo de Crom Cruach, y fue uno de los lugares donde edificó una
de las iglesias cristianas.
En
la región de Connaught, realizó cosas notables. En
la población de Tirechan, se conservó para la posteridad la
historia de la conversión de Ethne y Fedelm, hijas del rey
Laoghaire. También existen las narraciones, de las
heroicas predicaciones de San Patricio en Ulster, en Leinster, y en
Munster.
Por
su santidad, manifestada en su carácter, su lenguaje sencillo al
evangelizar, y por el don de hacer milagros, San Patricio logró
muchas victorias sobre sus oponentes, paganos y hechiceros. Ese
triunfo le sirvió, para que los pobladores de Irlanda se abrieran a
la predicación del cristianismo.
De
hecho, hacen referencias en los textos del Senchus Mor, (el antiguo
código de las leyes irlandesas), a cierto acuerdo concertado en
Tara, entre los paganos y el santo, y su discípulo San Benigno
(Benen).
Dicen
esos libros que "Patricio convocó a los hombres del Erin,
para que se reunieran todos en un sitio, a fin de conferenciar con
él. Cuando estuvieron reunidos, se les predicó el Evangelio de
Cristo, para que todos lo escucharan. Y sucedió, que en cuanto los
hombres del Erin escucharon el Evangelio, y conocieron como este daba
frutos en el gran poder de Patricio, demostrado desde su arribo, y al
ver al rey Laoghaire y a sus druidas asombrados por las grandes
maravillas, y los milagros que obraba, todos se inclinaron para
mostrar su obediencia, a la voluntad de Dios y a Patricio".
Hay
muchas fantasías, sobre las confrontaciones de San Patricio con los
magos druidas, pero también hay relatos, que tienen un trasfondo sin
duda histórico. Dicen que un Sábado Santo, cuando nuestro santo
encendió el fuego pascual, se lanzaron con toda su furia a apagarlo,
pero por más que trataron, no lo lograron.
Entonces
uno de ellos exclamó: "El fuego de
la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por toda la
isla". Y se alejaron. La frase del mago se ha
cumplido; la religión católica se extendió de tal manera por toda
Irlanda, que hoy sigue siendo un país católico, iluminado por la
luz de la religión de Cristo, y que a su vez, a dado muchos
misioneros a la Iglesia.
El
Sínodo
Hay
muchas y buenas razones, para creer que San Patricio convocó a un
sínodo, seguramente en Armagh, aunque no se mencionó el sitio.
Muchos de los decretos emitidos en aquella asamblea, han llegado
hasta nosotros tal como fueron redactados, aunque no cabe dudas, que
a varios de ellos se le hicieron añadiduras y enmiendas.
En
esa época, San Patricio era ya un anciano, con la salud quebrantada
por el desgaste físico de sus austeridades, y de sus treinta años
de viajes de evangelización. Probablemente, el sínodo haya tenido
lugar, cuando los días del santo ya estaban contados.
Vida
de Santidad
Solo
llegaremos a comprender, el hondo sentimiento humano que tenía el
santo, y el profundo amor a Dios que lo animaba, si estudiamos
detenidamente sus escritos contenidos en las "Confesiones",
la Lorica y la carta a Coroticus de San Patricio. Conoceremos el
secreto, de la extraordinaria impresión que causaba, a los que lo
conocían personalmente.
Patricio
era un hombre muy sencillo, con un gran espíritu de humildad. Decía
que su trabajo misionero, era la simple actuación de un mandamiento
divino, y que su aversión contra los pelagianos, se debía al
absoluto valor teológico que él atribuía a la gracia.
Era
profundamente afectuoso, por lo que vemos en sus escritos, referirse
tantas veces al inmenso dolor que le produjo, separarse de su familia
de sangre, y de su casa, a la que le unía un gran cariño. Era muy
sensible, le hacía sufrir mucho, que digan que trabajaba en la
misión que había emprendido, para buscar provecho propio, por eso
insistía tanto en el desinterés que lo animaba, a seguir
trabajando.
De
sus Confesiones: "Incontables dones me fueron concedidos, con
el llanto y con las lágrimas. Contrarié a mis gentes, y también
contra mi voluntad, a no pocos de mis mayores; pero como Dios era mi
guía, yo no consentí en ceder ante ellos, de ninguna manera. No fue
por mérito propio, sino porque Dios me había conquistado, y reinaba
en mí.
Fue
Él quien se resistió a los ruegos de los que me amaban, de suerte
que me aparté de ellos, para morar entre los paganos de Irlanda, a
fin de predicarles el Evangelio, y soportar una cantidad grande de
insultos, por parte de los incrédulos, que me hacían continuos
reproches, y que aún desataban persecuciones contra mí, en tanto
que yo sacrificaba mi libertad, en su provecho.
Pero
si acaso se me considera digno, estoy pronto a dar hasta mi vida en
nombre de Dios, sin vacilaciones y con gozo. Es mi vida, la que me
propongo pasar aquí, hasta que se extinga, si el Señor me concede
esa gracia".
La
santidad da frutos
El
buen éxito de la misión de San Patricio, se debe
ante todo a su fe, por la que se disponía a cualquier
sacrificio, y a la inteligente organización que supo crear en
esa isla, carente de ciudades, y dividida en muchas tribus o clanes,
dirigidos por un jefe independiente en cada una.
Él
supo adaptarse a las condiciones sociales del lugar, formando un
clero local, consagró obispos y sacerdotes, y fundó monasterios y
pequeñas comunidades cristianas, dentro del mismo clan, sin rechazar
usos ni costumbres tradicionales. Tuvo la
feliz idea, de que el obispo de cada región fuera al mismo tiempo,
el Abad o superior del monasterio, más importante del lugar;
así cada obispo era un fervoroso religioso, y tenía la ayuda de sus
monjes, para enseñar la religión al pueblo. Las vocaciones que
consiguió para el sacerdocio y la vida religiosa, fueron muchísimas.
La
obra de evangelización pudo progresar rápidamente, gracias también
a que San Patricio atrajo a muchos discípulos fieles, como Benigno,
quién estaba destinado a sucederle. Siempre fue muy fiel
a la Iglesia, y a pesar de la distancia, el santo se mantenía en
contacto con Roma. En el año 444, se fundó la iglesia catedral de
Armagh (hoy Armoc), la sede principal de Irlanda, dato que está
asentado en los "Anales de Ulster". Es probable que no haya
pasado mucho tiempo, antes que Armagh se convirtiera en un gran
centro de educación y administración.
San
Patricio, en el transcurso de 30 años de apostolado, convirtió al
cristianismo a "toda Irlanda". El propio santo
alude, mas de una vez, a las "multitudes", a los "muchos
miles" que bautizó y confirmó. "Ahí", dice San
Patricio, "donde jamás se había tenido conocimiento de
Dios; allá, en Irlanda, adonde se adoraba a los ídolos, y se
cometían toda suerte de abominaciones, ¿cómo ha sido posible
formar un pueblo del Señor, donde las gentes puedan llamarse hijos
de Dios?. Ahí se ha visto, que hijos e hijas de los reyezuelos
escoceses, se transformen en monjes, y en vírgenes de Cristo".
Sin
embargo, como es lógico pensar, el paganismo y el vicio, no habían
desaparecido por completo. En las "Confesiones",
que fueron escritas hacia el fin de su vida, dice el santo: "A
diario, estoy a la espera de una muerte violenta, de ser robado, de
que me secuestren para servir como esclavo, o de cualquier otra
calamidad semejante".
Pero
más adelante agrega: "Me he puesto en manos del Dios de
misericordia, del Todopoderoso Señor que gobierna toda cosa, y como
dijo el profeta: 'Deja tus cuidados con el Señor, y Él proveerá la
manera de aliviarlos".
En
esta confianza estaba, sin dudas, su incansable valor, y la firme
decisión de San Patricio, a lo largo de su heroica carrera. Su
fortaleza de no permitir a los enemigos del catolicismo, que
propagaran por allí sus herejías, fue una de las razones, para que
Irlanda se haya conservado tan católica.
La
obra del incansable misionero, dió muchos frutos con el tiempo: Lo
vemos en el maravilloso florecimiento de santos irlandeses. Logró
reformar las leyes civiles de Irlanda; consiguió que la legislación
fuera hecha, de acuerdo con los principios católicos, lo cual ha
contribuido a que esa nación, se haya conservado firme en la Fe por
mas de 15 siglos, a pesar de todas las persecuciones.
Según
un cronista de Britania, Nennius, San Patricio subió a una montaña
a rezar, y hacer ayuno, y "desde aquella colina, Patricio
bendijo al pueblo de Irlanda, y el objeto que perseguía al subir a
la cima, era el de orar por todos, y el de ver el fruto de sus
trabajos…Después, en edad bien avanzada, fue a recoger su
recompensa, y a gozar de ella eternamente. Amén".
Patricio
murió y fue sepultado en el año 461, en Saúl, región de Stragford
Lough, donde había edificado su primera iglesia.
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Del
oficio de lectura, 17 de Marzo, San Patricio, Obispo
Muchos pueblos renacieron a Dios por mí
De la Confesión de San Patricio
(Caps. 14-16: PL 53, 808-809)
Muchos pueblos renacieron a Dios por mí
De la Confesión de San Patricio
(Caps. 14-16: PL 53, 808-809)
Sin
cesar, doy gracias a Dios que me mantuvo fiel, el día de la prueba.
Gracias a Él, puedo hoy ofrecer con toda confianza a Cristo, quien
me liberó de todas mis tribulaciones, el sacrificio de mi propia
alma, como víctima viva, y puedo decir: ¿Quién
soy yo, y cuál es la excelencia de mi vocación, Señor, que me has
revestido de tanta gracia divina?. Tú me has concedido exultar de
gozo, entre los gentiles, y proclamar por todas partes tu Nombre, lo
mismo en la prosperidad que en la adversidad.
Tú
me has hecho comprender, que cuanto me sucede, lo mismo bueno que
malo, he de recibirlo con idéntica disposición, dando gracias a
Dios, que me otorgó esta fe inconmovible, y que constantemente me
escucha.
Tú
has concedido a este ignorante, el poder realizar en estos tiempos,
esta obra tan piadosa y maravillosa, imitando a aquellos, de los que
el Señor predijo que anunciarían su Evangelio, para que llegue a
oídos de todos los pueblos.
¿De
dónde me vino después, este don tan grande y tan saludable: conocer
y amar a Dios, perder a mi patria y a mis padres, y llegar a esta
gente de Irlanda, para predicarles el Evangelio; sufrir ultrajes de
parte de los incrédulos, ser despreciado como extranjero, sufrir
innumerables persecuciones, hasta ser encarcelado, y verme privado de
mi condición de hombre libre, por el bien de los demás?.
Dios
me juzga digno de ello, estoy dispuesto a dar mi vida gustoso, y sin
vacilar por su nombre, gastándola hasta la muerte. Mucho
es lo que debo a Dios, que me concedió gracia tan
grande, de que muchos pueblos, renacieron a Dios por mí. Y después
les dio crecimiento y perfección.
Y
también, porque pude ordenar en todos aquellos lugares, a los
ministros para el servicio del pueblo recién convertido; pueblo que
Dios había llamado desde los confines de la tierra, como lo había
prometido por los profetas:
A
Tí vendrán los paganos, de los extremos del orbe, diciendo: «Qué
engañoso es el legado de nuestros padres, qué vaciedad sin
provecho». Y también: «Te hago luz de las naciones, para
que mi salvación, alcance hasta el confín de la tierra».
Allí
quiero esperar el cumplimiento de su promesa infalible, como afirma
en el Evangelio: Vendrán de Oriente y Occidente, y se sentarán con
Abrahán, Isaac y Jacob. Amén.
Oración:
Oh Dios, que elegiste a tu obispo San Patricio, para
que anunciara tu gloria a los pueblos de Irlanda, concedenos por su
intercesión y sus méritos, a cuantos se glorían llamarse
cristianos, la gracia de proclamar siempre tus maravillas delante de
los hombres, y preserva a los pueblos de Irlanda, Escocia, Gales e
Inglaterra, firmemente junto a la Cruz de tu Hijo. Por nuestro Señor
Jesucristo, que Vive y Reina contigo, por los Siglos de los Siglos.
Amén.
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