Segunda
Feria, 5 de febrero
SANTA
ÁGUEDA
Virgen
y Mártir
Patrona
de las enfermeras
Breve
Padeció
el martirio en Catania (Sicilia), probablemente en la persecución de
Decio [249-251]. Desde la antigüedad, su culto se extendió por toda
la Iglesia, y su nombre fue introducido en el Canon romano.
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Santa
Águeda, poseía todo lo que una joven suele desear: Una familia
distinguida, y belleza extraordinaria. Pero
atesoraba, mucho más que todo, su fe en Jesucristo.
Así
lo demostró cuando el Senador Quintianus, se aprovechó de la
persecución del emperador Decio (250-253) contra los cristianos,
para intentar poseerla. Las propuestas del senador, fueron
resueltamente rechazadas por la joven virgen, que ya se había
comprometido con otro esposo: Jesucristo.
Quintianus
no se dio por vencido, y la entregó en manos de Afrodisia, una mujer
malvada, con la idea de que ésta, la sedujera con las tentaciones
del mundo. Pero sus malas artes se vieron fustigadas por la virtud, y
la fidelidad a Cristo que demostró Santa Águeda.
Quintianus
entonces, poseído por la ira, torturó a la joven virgen cruelmente,
hasta llegar a ordenar que se le corten los senos. Es famosa
respuesta de Santa Águeda: "Cruel tirano, ¿no te da
vergüenza torturar en una mujer, el mismo seno con el que de niño
te alimentaste?".
La
santa fue consolada con una visión de San Pedro, quién
milagrosamente la sanó. Pero las torturas continuaron, y al fin, fue
meritoria de la palma del martirio, siendo echada sobre carbones
encendidos en Catania, Sicilia (Italia).
Según
la tradición, en una erupción del volcán Etna, ocurrida un año
después del martirio de Santa Águeda (c.250), la lava se detuvo
milagrosamente, al pedir los pobladores del área la intercesión de
la santa mártir.
Por
eso, la ciudad de Catania la tiene como patrona, y las regiones
aledañas al Etna, la invocan como patrona y protectora contra fuego,
rayos y volcanes.
Además
de estos elementos, la iconografía de Santa Águeda, suele presentar
la palma (victoria del martirio), y algún símbolo o gesto, que
recuerde las torturas que padeció.
Tanto
Catania como Palermo, reclaman el honor de ser la cuna de Santa
Águeda. En algunos lugares, el "pan de Santa Águeda" y el
agua, son bendecidos durante la misa en su honor.
La
Iglesia de Santa Águeda en Roma, tiene una impresionante pintura de
su martirio sobre el altar mayor.
Fuentes
antiguas
Su
oficio, en el Breviario Romano, se toma en parte de las Actas latinas
de su martirio. (Acta SS., I, Feb., 595 sqq.). De la carta del Papa
Gelasius (492-496), a un tal Obispo Víctor (Thiel. Epist. Roman.
Pont., 495), conocemos de una Basílica de Santa Águeda. Gregorio I
(590-604), menciona que está en Roma (Epp., IV, 19; P.L., LXXVII,
688), y parece que fue este Papa, quien incluyó su nombre en el
Canon de la Misa.
Solo
conocemos con certeza histórica, el hecho y la fecha de su martirio,
y la veneración pública con que se le honraba en la Iglesia
primitiva. Aparece en el Martyrologium Hieronymianum (ed. De Rossi y
Duchesne, en el Acta SS., Nov. II, 17) y en el Martyrologium
Carthaginiense que data del quinto o sexto siglo (Ruinart, Acta
Sincera, Ratisbon, 1859, 634).
En
el siglo VI, Venantius Fortunatus la menciona en su poema sobre la
virginidad, como una de las más celebradas vírgenes y mártires
cristianas (Carm., VIII, 4, De Virginitate: Illic Euphemia pariter
quoque plaudit Agathe Et Justina simul consociante Thecla. etc.).
Bibliografía
-Butler,
Vida de Santos, vol. IV. México, D.F.: Collier’s
International - John W. Clute, S.A., 1965.
-The Catholic Encyclopedia
-Kirsch, J. P., Saint Agatha, Catholic Encyclopedia, Encyclopedia Press. 1913,
-Sgarbossa, Mario y Giovannini, Luigi. Un Santo Para Cada Día. Santa Fe de Bogotá: San Pablo. 1996.
-The Catholic Encyclopedia
-Kirsch, J. P., Saint Agatha, Catholic Encyclopedia, Encyclopedia Press. 1913,
-Sgarbossa, Mario y Giovannini, Luigi. Un Santo Para Cada Día. Santa Fe de Bogotá: San Pablo. 1996.
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Del
oficio de lectura, 5 de Febrero, Santa Agueda, Virgen y mártir
Su
bondad provenía del mismo Dios, fuente de todo bien
Del sermón de San Metodio, Obispo de Sicilia, sobre Santa Agueda
Analecta Bollandiana 68, 76-78
Del sermón de San Metodio, Obispo de Sicilia, sobre Santa Agueda
Analecta Bollandiana 68, 76-78
Hermanos,
como sabéis, la conmemoración anual de esta santa mártir, nos
reúne en este lugar, para celebrar principalmente su glorioso
martirio, que pertenece ya al pasado, pero que es también actual, ya
que también ahora, continúa su victorioso combate, por medio de los
milagros divinos, por los que es coronada de nuevo todos los días, y
recibe una incomparable gloria.
Es
una virgen, porque nació del Verbo inmortal, (quien también por mi
causa gustó de la muerte en su carne) e indiviso Hijo de Dios, como
afirma el teólogo Juan: “A cuantos le recibieron, les da poder
para ser hijos de Dios”.
Esta
mujer virgen, la que hoy os ha invitado a nuestro convite sagrado, es
la mujer desposada con un solo esposo, Cristo, para decirlo con el
mismo simbolismo nupcial, que emplea el Apóstol Pablo.
Una
virgen, que con la lámpara siempre encendida, enrojecía y
embellecía sus labios, mejillas y lengua, con la púrpura de la
sangre del verdadero y divino Cordero, y que no dejaba de recordar, y
meditar continuamente, la muerte de su ardiente enamorado, como si la
tuviera presente ante sus ojos.
De
este modo, su mística vestidura, es un testimonio que habla por sí
mismo, a todas las generaciones futuras, ya que lleva en sí, la
marca indeleble de la sangre de Cristo, de la que está impregnada,
como también la blancura resplandeciente de su virginidad.
Águeda
hizo honor a su nombre, que significa «buena»; ella fue en verdad
buena, por su identificación con el mismo Dios; fue buena para su
divino Esposo, y lo es también para nosotros, ya que su bondad
provenía del mismo Dios, fuente de todo bien.
En
efecto, ¿cuál es la causa suprema de toda bondad, sino Aquel que es
el sumo bien?. Por esto, difícilmente hallaríamos algo que
mereciera, como Águeda, nuestros elogios y alabanzas.
Águeda,
buena de nombre y buena por sus hechos; Águeda, cuyo nombre indica
de antemano la bondad de sus obras maravillosas, y cuyas obras
corresponden a la bondad de su nombre; Águeda, cuyo solo nombre, es
un estímulo para que todos acudan a ella, y que nos enseña, también
con su ejemplo, a que todos pongamos el máximo empeño, en llegar
sin demora al bien verdadero, que es sólo Dios.
Oración:
Te rogamos Señor y Dios nuestro, que por los méritos y la gloriosa
intercesión de la virgen Santa Agueda, nos alcance tu perdón, pues
ella fue agradable a tus ojos por la fortaleza que mostró en su
martirio, y por el mérito de su castidad. Que ella siempre le lleve
alivio y consuelo a todas las enfermeras y enfermeros del mundo, en
medio de tantas pruebas, y hasta ingratitudes que sufren a diario. A
Tí Señor, que curaste a tantas personas en tu paso por la tierra.
Amén.
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