Domingo
28 de Mayo
LA
ASCENSIÓN DEL SEÑOR
La
ascensión es la fiesta de la entronización de Cristo
«He
aquí que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo».
La
Ascensión del Señor se celebra el jueves de la VI semana de pascua,
en algunas diócesis es transferido al Domingo VII de Pascua.
Homilía
- P. Jordi Rivero
Hoy
recordamos el día que Jesús ascendió al cielo. Él dijo que nos
prepararía un lugar para estar todos con Él. El cielo es estar
perfectamente unidos a Dios, por medio de Cristo.
¿De
verdad queremos ir al cielo?. Si entendemos que ir al cielo es ir a
Jesús, dependerá de cuanto amamos a Jesús. Cuando me despido de
personas que posiblemente no vuelva a ver en este mundo, suelo
decirles: "espero que nos encontremos en el cielo”.
Ellos
suelen responder algo así: "¡Espero que no sea pronto!".
La verdad es que muy pocas personas desean ir al cielo. Si les damos
a escoger entre cielo o infierno, dicen que prefieren el cielo. Pero
prefieren aún mas su vida en la tierra.
El
problema es que conocemos poco a Jesús, y por eso lo amamos poco.
Hay muchas cosas que anteponemos a Él.
No digo que despreciemos este mundo. Los santos deseaban ir al cielo,
y por eso vivían aquí con tanto amor. Porque
en el cielo se vive el amor, y se comienza a amar aquí.
Cuanto
más deseamos a Jesús, (estar con Él en el cielo), más vamos a
apreciar nuestra vida en la tierra. Él nos da el Espíritu Santo,
para que podamos amar a todos y todas las cosas en Cristo. Es como
una novia, que anhela por casarse con su novio. Cuanto más lo
anhela, mas goza el noviazgo con toda la preparación.
No
podemos imaginarnos el cielo, porque está fuera de nuestras
categorías de conocimiento. No puede una persona completamente ciega
de nacimiento imaginarse los colores.
El
cielo no es tanto un lugar, como un estado de vida muy superior al
nuestro. En el cielo no hay tiempo ni espacio. Solo
podemos anticipar el cielo basado en el amor. ¡En el cielo todo se
conjuga en el amor!. En la tierra empezamos a amar, pero todavía
tras velos y límites. En el cielo estaremos en la plenitud del amor.
Por eso, la ascensión NO es una fiesta triste y melancólica.
Al
partir hacia el cielo, Cristo comienza a comunicar el Espíritu Santo
a sus Apóstoles, y los frutos son inmediatos: Jesús los reviste de
fortaleza, como les había prometido (cf. Evangelio de hoy). Ellos
“se postraron ante Él (adoración), y se volvieron con gran
alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios
(alabanza)." (cf. Evangelio de hoy). Son hombres nuevos, llenos
de convicción sobre la realidad de Cristo, llenos de propósito.
La
ascensión es la fiesta de la entronización de Cristo. Sube
al cielo, y se sienta en Su trono a la derecha del Padre. Significa
que Jesús ha transcendido a todas las limitaciones de este mundo, y
está con Dios. Significa que en Jesús, todos los hombres que creen,
transcienden también, porque somos su Cuerpo.
Jesucristo
ejercita ahora soberanía sobre los suyos, dándoles la gracia para
llevar a cabo su misión en este mundo. A través de ellos, su
presencia se hace presente en la tierra. Esta verdad es el fundamento
de la nueva vida de los Apóstoles.
Esta
misma experiencia del Señorío de Jesús, es expresada por Pablo,
quien nos dice que Cristo se elevó por encima de todo. Señor
“Kyrios”. “puso todas las cosas bajo sus pies”. Frente
a Cristo debe doblarse toda rodilla: en los cielos, en la tierra, y
lo que está bajo la tierra (Cf. Flp. 2,9).
Jesús,
lejos de separarse de nosotros nos ha unido a Él para siempre. En
Cristo, nuestra humanidad es elevada hasta Dios. Nosotros
somos miembros de su Cuerpo, unidos a la Cabeza. Ya desde la tierra,
somos de su reino y no del mundo.
«He
aquí que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo».
En
la tierra podemos estar unidos a Cristo, pero hay diferentes
capacidades de unidad. Un novio conoce a su novia, y ambos se aman
ya. Pero anhelan el día de la boda. Nosotros conocemos a Jesús,
pero vivimos en la esperanza firme del cielo. Si no tuviésemos ya
los primeros frutos, no anhelaríamos la plenitud.
Ir
al cielo significa ir a estar "con Cristo" (Fi. 1,23)
Oración:
Te pedimos Señor que siempre permanezcas a nuestro lado en
medio de tantas dificultades y tentaciones, y ayúdanos a seguir
siendo parte de tu fiel rebaño. A Tí Señor que te elevaste hasta
el Cielo llevando al Padre todos nuestros anhelos y esperanzas, y
también el deseo de estar siempre contigo. Amén.
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PRIMERA
LECTURA
Lo
vieron levantarse
Lectura
del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 1-11
En
mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue
haciendo y enseñando, hasta el día en que dio instrucciones a los
apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y
ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles
numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante
cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una
vez que comían juntos, les recomendó:
-«No
os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi
Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de
pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»
Ellos
lo rodearon preguntándole:
-«Señor,
¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús
contestó:
-«No
os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas, que el Padre ha
establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda
sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del
mundo.»
Dicho
esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la
vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les
presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
-«Galileos,
¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?. El mismo Jesús que
os ha dejado para subir al cielo, volverá como le habéis visto
marcharse. »
Palabra
de Dios.
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Salmo
responsorial Sal 46, 2-3. 6-7. 8-9 (R.: 6)
R.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Pueblos
todos batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo; porque el
Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R.
Dios
asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas; tocad
para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. R.
Porque
Dios es el rey del mundo; tocad con maestría. Dios reina sobre las
naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. R.
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SEGUNDA
LECTURA
Lo
sentó a su derecha en el cielo
Lectura
de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios 1, 17-23
Hermanos:
Que
el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé
espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine
los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál
es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da
en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su
poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza
poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los
muertos, y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo
principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo
nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.
Y
todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre
todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
Palabra
de Dios.
Aleluya
Mt 28, 19. 20
Id
y haced discípulos de todos los pueblos -dice el Señor-; yo estoy
con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
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EVANGELIO
Se
me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra
+
Conclusión del santo evangelio según San Mateo 28, 16-20
En
aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que
Jesús les había indicado.
Al
verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban.
Acercándose
a ellos, Jesús les dijo:
-«Se
me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Id
y haced discípulos en todos los pueblos, bautizándolos en el nombre
del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo; y enseñándoles a
guardar todo lo que os he mandado.
Y
sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo.»
Palabra
de Dios
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