24 de septiembre
NUESTRA
SEÑORA
SANTA
MARIA DE LA MERCED
El
nombre de Santa María de la Merced sonó por vez primera a orillas
del Mediterráneo, en el siglo XIII.
Eran
siglos de fe y de lucha. El sur y el levante de España estaban en
poder de los árabes. Las aguas del mar Mediterráneo estaban
infestadas de corsarios turcos y sarracenos, que lo mismo abordaban a
los barcos, que desembarcaban en las cestas, y entraban a sangre y
fuego por campos y caseríos, reduciendo a ceniza los pueblos, y
haciendo cautivos a sus habitantes.
La
esclavitud llegó a ser un hecho real, político, social y económico,
surgido de las guerras, del corso, y de la enemistad religiosa entre
cristianos y mahometanos.
Una
noche, la que va del 1 al 2 de agosto de 1218, hallándose Pedro
Nolasco en oración, se le apareció la Santísima Virgen rodeada de
ángeles y radiante de gloria, y no sólo le animó en sus intentos,
sino que le declaró la histórica revelación de su misión
mercedaria, y tal revelación fue la siguiente:
"Que
la obra de redimir cautivos, a la cual él se dedicaba, era muy
agradable a Dios, y para perseverar en ella y engrandecerla y
perpetuarla, le transmitía el mandato de fundación de una Orden
religiosa, cuyos miembros imitaran a su Hijo, Jesucristo, redimiendo
a los cristianos cautivos de infieles, dándose a sí en prenda, si
fuera menester, para completar la obra de libertad encomendada".
Diez
días más tarde San Pedro Nolasco se decidió a cumplir el mandato
divino, alentado y apoyado por el rey don Jaime el Conquistador, y
por el consejero real San Raimundo de Peñafort. A tal efecto, el día
10 de agosto de 1218, fiesta de San Lorenzo, ante el altar de Santa
Eulalia de la iglesia catedral de Barcelona, el obispo de la misma,
don Berenguer de Palóu, vistió canónicamente el hábito blanco al
Santo, y algunos de los jóvenes que con él trabajaban, y quedó
fundada la Orden de la Merced.
La
Virgen de la Merced, al fundar su Orden, echó los cimientos de una
obra en alto grado humanitaria y social. Por ella vino la redención,
la esperanza y la libertad. Por amor de ella, la caridad se hizo
sangre, sacrificio y martirio. Con su apoyo se llevaron a cabo los
mayores heroísmos.
A
lo largo de los siglos, la Orden de la Merced ejecutó centenares de
redenciones colectivas, unas anónimas y olvidadas, otras conocidas y
perfectamente documentadas. El número de los redimidos estuvo sujeto
a mil azares y condiciones de tipo social, económico, político y
hasta bélico.
Hubo
redención en que los frailes de María de la Merced arrancaron de la
esclavitud a más de cuatrocientas personas entre clérigos, mujeres,
niños, soldados y hombres de diversa edad.
Los
sufrimientos de San Pedro Nolasco, el apaleamiento y el candado en su
boca de San Ramón Nonato, la crucifixión de San Serapio, la horca
de San Pedro Armengol, que la Virgen milagrosamente suspendió; la
decapitación de San Pedro Pascual, y la innumerable historia de
víctimas mercedarias son el rastro de sangre y el honor de las
redenciones.
Oración:
Señor te pedimos que nos libres de las modernas esclavitudes que
sufrimos todos los días, para que bajo la protección de la Virgen
de la Merced podamos romper las cadenas que atan y condicionan
nuestra vida espiritual y material. Por nuestro señor Jesucristo por
siempre. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario