miércoles, 21 de septiembre de 2016

21 de septiembre

San Mateo


También conocido como Leví

Etim.: Del griego, mathhaios; del arameo, mattai, es una forma corta del hebreo, mattanyah, que significa "regalo de Yahvé".

Uno de los doce Apóstoles y autor del primer Evangelio.
Su símbolo: hombre con alas
Patrón de banqueros, contadores y fuerzas de seguridad

Nació en Cafarnaún, y, cuando Jesús lo llamó, ejercía el oficio de recaudador de impuestos. Escribió el evangelio en lengua aramea y, según la tradición, predicó en Oriente. Jesús lo vio y, porque lo amó, lo eligió.

San Mateo es llamado por dos Evangelistas: Levi, ambos nombres son de origen Judíos. El último lo obtuvo antes de su conversión, el otro lo tomo después, para mostrar la renuncia a su profesión, y que era un hombre nuevo. Hijo de Alfeo, vivió en Cafarnaun, en el lago de Galilea.

Fue por profesión un publicano, o colector de impuestos para los Romanos. Entre los Judíos, estos publicanos fueron más infames y odiosos, porque esta nación los miraba como enemigos.

Su oficio dice haber consistido particularmente en acumular un importante patrimonio cobrando impuestos a los que navegaban en los lagos de Genesareth o Tiberias; San Marcos dice que San Mateo trabajaba cerca del lago donde él se sentaba. Jesús, habiendo últimamente curado un paralítico famoso, salió de Cafarnaúm, y camino sobre los bancos del lago o mar de Genesareth, enseñando las personas que le seguían. Aquí él observó a Mateo que realizaba su trabajo de cobro de peaje a quien él llamo a venir y a seguirle.

El hombre era rico, disfrutaba de un sueldo lucrativo, era un hombre sabio y prudente, y entendía perfectamente lo que seguir a Jesús le costaría. Pero él no tuvo miramientos, y dejó todos sus intereses y relaciones para hacerse un discípulo del Señor.

No sabemos si él ya estaba relacionado con la persona o doctrina de nuestro Salvador, especialmente cuando estaba cerca de Cafarnaúm, ya que su casa parece haber estado en la ciudad, donde Cristo había vivido por algún tiempo, había predicado y hechos muchos milagros, por lo cual él estaba en alguna medida preparado a recibir el llamado de Jesús.

San Jerónimo dice que un cierto aire de majestad brillaron en el gesto de acercamiento de Nuestro Divino Redentor que traspasó su alma, y lo atrajo fuertemente.

Este apóstol, a la primera invitación, rompió todas ataduras; dejó sus riquezas, su familia, sus preocupaciones del mundo, sus placeres, y su profesión. Su conversión fue sincera y perfecta.

San Mateo nunca regresó a su oficio porque era una profesión peligrosa, y una ocasión de avaricia, opresión, y extorsión. San Mateo, al convertirse, para mostrar que no estaba descontento con su cambio, sino que lo miraba como su mas gran felicidad, entretuvo a Nuestro Señor y sus discípulos en una gran comida en su casa a donde invitó sus amigos, especialmente los de su última profesión, como si esperaba que por medio de la divina conversación de Nuestro Salvador, ellos también quizás sean convertidos.

Después de la ascensión de Nuestro Señor, San Mateo predicó por varios años en Judea y en los países cercanos hasta la dispersión de los apóstoles. Un poco antes de la dispersión escribió su evangelio, o pequeña historia de Nuestro Bendito Redentor. El Apóstol Bartolomé se llevo una copia con él a la India, y la dejó allí. San Mateo escribió su evangelio para satisfacer a los conversos de Palestina.

El Evangelio de San Mateo desciende a un detalle más particular y completo en las acciones de Cristo que los otros tres, pero desde el Capitulo V al XIV él frecuentemente se distingue de los otros en la serie de sus narrativas, ignorando el orden del tiempo, para que esas instrucciones que tienen más afinidad una con la otra, estén relacionadas juntas.

Este evangelista más bien enfoca sobre las lecciones de moralidad de Nuestro Salvador, y describe su tiempo o generación humana, en que las promesas hechas a Abraham y David respecto al nacimiento del Mesías de su semilla fueron realizadas; tal argumento inducía de manera particular a los Judíos para que creyeran en él.

Predicó entre los judíos por 15 años, incluyendo posiblemente a los judíos de Etiopía, África.

San Mateo, después de haber hecho una gran cosecha de almas en Judea, fue a predicar la fe a las naciones bárbaras e incivilizadas del Este. Él era una persona muy devota, dado a la contemplación celestial, y llevaba una vida austera, usando una dieta muy rigurosa; pues no comía carne, en vez satisfacía su apetito con hierbas, raíces, semillas.

San Ambrosio dice que Dios le abrió el País de los Persas. Rufinus y Sócrates nos dicen que él llevo el evangelio a Etiopía, probablemente las partes Sur y Este de Asia. San Paulino menciona que él terminó su curso en Parthia. Venantus Fortunatus relata que el sufrió el martirio en la ciudad de Nudubaz. Dorotheus dice que él fue honorablemente enterrado en Hierápolis en Porthia.

Sus reliquias fueron traídas al Oeste; el Papa Gregorio VII, en una carta al Obispo de Salerno en 1080, testifica que fueron guardados en una iglesia que tenía el nombre de la ciudad. Todavía están en este lugar.

Fuente Bibliográfica: Vidas de los Santos de Butler, Vol. III.


Oración: Señor te pedimos que a imitación de San Mateo sepamos abandonar nuestra zona de confort para servirte a Tí y sólo a Tí. Por nuestro Señor Jesucristo, Ayer, Hoy y Siempre. Amén.

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