Cuarta
Feria, 6 de Julio
Santa
MARIA GORETTI
VIRGEN
MÁRTIR DE LA PUREZA
“Bienaventurados
los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”
“La
pureza de corazón, como toda virtud, exige un entrenamiento diario
de la voluntad, y una disciplina interior constante. Exige, ante
todo, el asiduo recurso a Dios en la oración”. Juan Pablo II, 6 de
julio de 2003
Breve
Nació
en Corinaldo, Italia, el año 1890, de una familia humilde.
Su
niñez, bastante dura, transcurrió en Nettuno -cerca de Roma-, y
durante ella se ocupó en ayudar a su madre en las tareas domésticas.
Era piadosa y asidua en la oración.
El
6 de Julio de 1902, a los once años de edad, fue amenazada con un
punzón por Alessandro Serenelli, un joven que trató de abusar de
ella.
Ella
prefirió morir antes que pecar. Durante su agonía perdonó a su
atacante, quién, tras años de cárcel, se convirtió.
Pío
XII, que la canonizó el 24 de junio de 1950, la definió «pequeña
y dulce mártir de la pureza».
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De
la homilía pronunciada por el Papa Pío XII en la canonización de
Santa María Goretti.
“De
todo el mundo es conocida la lucha con que tuvo que enfrentarse,
indefensa, esta virgen; una turbia y ciega tempestad se alzó de
pronto contra ella, pretendiendo manchar y violar su angélico
candor.
En
aquellos momentos de peligro y de crisis, podía repetir al divino
Redentor aquellas palabras del áureo librito “De la imitación de
Cristo”: "Si me veo tentada y
zarandeada por muchas tribulaciones, nada temo, con tal de que tu
gracia esté conmigo. Ella es mi fortaleza ; ella me aconseja y me
ayuda. Ella es más fuerte que todos mis enemigos".
Así,
fortalecida por la gracia del cielo, a la que respondió con una
voluntad fuerte y generosa, entregó su vida sin perder la gloria de
la virginidad.
En
la vida de esta humilde doncella, tal cual la hemos resumido en
breves trazos, podemos contemplar un espectáculo no sólo digno del
cielo, sino digno también de que lo miren, llenos de admiración y
veneración, los hombres de nuestro tiempo.
Aprendan
los padres y madres de familia cuán importante es el que eduquen a
los hijos que Dios que les ha dado, en la rectitud, la santidad y la
fortaleza, en la obediencia a los preceptos de la religión católica,
para que, cuando su virtud se halle en peligro, salgan de él
victoriosos, íntegros y puros, con la ayuda de la gracia divina.
Aprenda
la alegre niñez, aprenda la animosa juventud a no abandonarse
lamentablemente a los placeres efímeros y vanos, a no ceder ante la
seducción del vicio, sino, por el contrario, a luchar con
firmeza, por muy arduo y difícil que sea el camino que lleva a la
perfección cristiana, perfección a la que todos podemos llegar
tarde o temprano con nuestra fuerza de voluntad, ayudada por la
gracia de Dios, esforzándonos, trabajando y orando.
No
todos estamos llamados a sufrir el martirio, pero sí estamos todos
llamados a la consecución - acción y efecto de conseguir - de la
virtud cristiana.
Pero
esta virtud requiere una fortaleza que, aunque no llegue a
igualar el grado cumbre de esta angelical doncella, exige, no
obstante, un largo, diligentísimo e ininterrumpido esfuerzo, que no
terminará sino con nuestra vida.
Por
esto, semejante esfuerzo puede equipararse a un lento y continuado
martirio, al que nos amonestan aquellas palabras de Jesucristo: El
reino de los cielos se abre paso a viva fuerza, y los que pugnan por
entrar lo arrebatan.
Animémonos
todos a esta lucha cotidiana, apoyados en la gracia del cielo;
sírvanos de estímulo la santa virgen y mártir María Goretti; que
ella, desde el trono celestial, donde goza de la felicidad eterna,
nos alcance del Redentor divino, con sus oraciones, que todos, cada
cual según sus peculiares condiciones, sigamos sus huellas ilustres
con generosidad, con sincera voluntad y con auténtico esfuerzo.
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Juan
Pablo II, 6 de julio de 2003:
"Marietta,
como era llamada familiarmente, recuerda a la juventud del tercer
milenio que la auténtica felicidad exige valentía y espíritu de
sacrificio, rechazo de todo compromiso con el mal y disponibilidad
para pagar con el propio sacrificio, incluso
con la muerte, la fidelidad a
Dios y a sus mandamientos".
"Hoy
se exalta con frecuencia el placer, el egoísmo, o incluso la
inmoralidad, en nombre de falsos ideales de libertad y felicidad. Es
necesario reafirmar con claridad que la pureza del corazón y del
cuerpo debe ser defendida, pues la castidad "custodia" el
amor auténtico".
"Que
Santa María Goretti ayude a los jóvenes a experimentar la belleza y
la alegría de la bienaventuranza evangélica: "Bienaventurados
los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios".
"La
pureza de corazón, como toda virtud, exige un entrenamiento diario
de la voluntad, y una disciplina interior constante. Exige, ante
todo, el asiduo recurso a Dios en la oración".
Película:
- "Cielo sulla palude" (Cielo sobre el pantano). Director:
Augusto Genina. 1949
Documentary: "Fourteen Flowers of Pardon" -VHS, 1hora. Comprar: EWTN
Documentary: "Fourteen Flowers of Pardon" -VHS, 1hora. Comprar: EWTN
Oración:
Señor, fuente de la inocencia y amante de la castidad, que
concediste a tu sierva María Goretti la gracia del martirio en plena
adolescencia, concédenos a nosotros, por su intercesión, la
fortaleza de recobrar la pureza de corazón y así poder ver tu
rostro en el último día. Amén.
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