12 De Mayo de 2024
Beato Álvaro del Portillo
Obispo y Prelado
de la Prelatura Personal de la Santa Cruz y del Opus Dei
(1914 –
1994)
Tras su muerte en 1994, miles de personas han
testimoniado por escrito, su recuerdo de monseñor Álvaro del
Portillo: su bondad, el calor de su sonrisa, su humildad, su audacia
sobrenatural, la paz interior que su palabra les comunicaba.
En
Roma, Italia, beato Álvaro del Portillo y Diez de Sollano, español,
obispo y prelado de la Prelatura Personal de la Santa Cruz y del Opus
Dei. ( 1994)
Hijo de Clementina Diez de Sollano (mexicana) y
de Ramón del Portillo y Pardo (español), Álvaro del Portillo nació
en Madrid el 11 de marzo de 1914. Era el tercero de ocho hermanos.
Después
de cursar el bachillerato en el Colegio El Pilar (Madrid), ingresó
en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en la que
terminó sus estudios en 1941. Posteriormente trabajó en diversas
entidades oficiales, con competencia en materia hidrográfica. A la
vez, estudió Filosofía y Letras (Sección de Historia) y se doctoró
en 1944 con la tesis, Descubrimientos y exploraciones en las costas
de California.
En 1935 se incorporó al Opus Dei, institución
de la Iglesia Católica, que había sido fundada siete años antes,
por San Josemaría Escrivá de Balaguer. Recibió directamente del
fundador, la formación y el espíritu propios de aquel nuevo camino
en la Iglesia.
Desarrolló una amplia labor de
evangelización, entre sus compañeros de estudio y trabajo, y desde
1939 realizó numerosos viajes apostólicos, por diferentes ciudades
de España.
El 25 de junio de 1944, fue ordenado sacerdote,
por el obispo de Madrid, Mons. Leopoldo Eijo y Garay, junto con José
María Hernández Garnica, y José Luis Múzquiz: son los tres
primeros sacerdotes del Opus Dei, después del fundador.
En
1946 se trasladó a Roma, pocos meses antes, de que fijara allí su
residencia San Josemaría, con el que convivió también en los años
siguientes. Se trata de un periodo crucial para el Opus Dei, que
recibe entonces las primeras aprobaciones jurídicas de la Santa
Sede.
Para Mons. del Portillo empieza también una época
decisiva, en la que, entre otras cosas, realizará con su actividad
intelectual junto a San Josemaría, y con su trabajo en la Santa
Sede, una honda reflexión sobre el papel y la responsabilidad, de
los fieles laicos en la misión de la Iglesia, a través del trabajo
profesional, y las relaciones sociales y familiares.
En un
hospital, escribirá años más tarde, para ejemplificar esta
realidad, la Iglesia no está solo presente por el capellán: también
actúa a través de los fieles que, como médicos o enfermeros,
procuran prestar un buen servicio profesional, y una delicada
atención humana a los pacientes; en un barrio, el templo será
siempre un punto de referencia indispensable: pero el único modo de
llegar a los que no lo frecuentan, será a través de otras
familias.
Entre 1947 y 1950, empujó la expansión apostólica
del Opus Dei en Roma, Milán, Nápoles, Palermo y otras ciudades
italianas. Promovió actividades de formación cristiana, y atendió
sacerdotalmente a numerosas personas. De la huella que su labor ha
dejado en Italia, hablan hoy las numerosas calles y plazas, que se le
han dedicado en distintos núcleos urbanos del país.
El 29 de
junio de 1948, el fundador del Opus Dei, erigió en Roma el Collegio
Romano della Santa Croce, centro internacional de formación, del que
Álvaro del Portillo fue primer rector, y en el que enseñó teología
moral (1948-1953). En ese mismo año (1948) obtuvo el doctorado en
Derecho Canónico, en la Universidad Pontificia de Santo
Tomás.
Durante sus años en Roma, los diversos Papas que se
suceden (desde Pío XII hasta Juan Pablo II), le llamaron a
desempeñar numerosos encargos, como miembro o consultor, de 13
organismos de la Santa Sede.
Participó activamente en el
Concilio Vaticano II. Juan XXIII le nombró consultor de la Sagrada
Congregación del Concilio (1959-66). En las etapas previas al
Vaticano II, fue presidente de la Comisión para el Laicado.
Ya
en el transcurso del Concilio (1962-65) fue secretario de la Comisión
sobre la Disciplina del Clero y del Pueblo Cristiano. Terminado este
evento eclesial, Pablo VI le nombró, consultor de la Comisión
postconciliar sobre los Obispos, y el Régimen de las Diócesis
(1966). Fue también, durante muchos años, consultor de la
Congregación para la Doctrina de la Fe.
La vida de Álvaro
del Portillo está estrechamente unida a la del fundador. Permaneció
siempre a su lado, hasta el mismo momento de su muerte, el 26 de
junio de 1975, colaborando con San Josemaría, en las tareas de
evangelización y de gobierno pastoral.
Con él viajó a
numerosos países, para disponer y orientar los diversos apostolados
del Opus Dei. Al advertir su presencia amable y discreta, al lado de
la dinámica figura de Mons. Escrivá, me venía al pensamiento la
modestia de San José, escribirá a su muerte, un agustino irlandés,
el Padre John O´Connor.
El 15 de septiembre de 1975, en el
congreso general, convocado tras el fallecimiento del fundador, don
Álvaro del Portillo fue elegido, para sucederle al frente del Opus
Dei. El 28 de noviembre de 1982, cuando el beato Juan Pablo II,
erigió el Opus Dei en prelatura personal, le designó Prelado de la
nueva prelatura. Ocho años después, el 7 de diciembre de 1990, le
nombró obispo, y el 6 de enero de 1991, le confirió la ordenación
episcopal, en la basílica de San Pedro.
A lo largo de los
años en que estuvo al frente del Opus Dei, Mons. Álvaro del
Portillo, promovió el comienzo de la actividad de la prelatura, en
20 nuevos países. En sus viajes pastorales, que le llevaron a los
cinco continentes, habló a miles de personas de amor a la Iglesia y
al Papa, y predicó con persuasiva simpatía, el mensaje cristiano de
San Josemaría acerca de la santidad en la vida ordinaria.
Como
Prelado del Opus Dei, Mons. Álvaro del Portillo estimuló la puesta
en marcha, de numerosas iniciativas sociales y educativas. El Centre
Hospitalier Monkole (Kinshasa, Congo), el Center for Industrial
Technology and Enterprise (CITE, en Cebú, Filipinas) y la Niger
Foundation (Enugu, Nigeria) son ejemplos de instituciones de
desarrollo social, llevadas a cabo por los fieles del Opus Dei, junto
a otras personas, bajo el impulso directo de monseñor del
Portillo.
Asimismo, la Universidad Pontificia de la Santa Cruz
(desde 1985), y el seminario internacional Sedes Sapientiae (desde
1990), ambos en Roma, así como el Colegio Eclesiástico
Internacional Bidasoa (Pamplona, España), han formado para las
diócesis, a miles de candidatos al sacerdocio enviados por obispos
de todo el mundo.
Son una muestra de la preocupación de
monseñor del Portillo, por el papel del sacerdote en el mundo
actual, tema al que dedicó buena parte de sus energías, como se
puso de manifiesto en los años del Concilio Vaticano II. “El
sacerdocio no es una carrera, escribió en 1986, sino una entrega
generosa, plena, sin cálculos ni limitaciones, para ser sembradores
de paz y de alegría en el mundo, y para abrir las puertas del Cielo,
a quienes se beneficien de ese servicio y ministerio”.
Mons.
Álvaro del Portillo falleció en Roma, en la madrugada del 23 de
marzo de 1994, pocas horas después de regresar, de una peregrinación
a Tierra Santa. La víspera, el 22 de marzo, había celebrado su
última misa, en la iglesia del Cenáculo de Jerusalén.
Álvaro
del Portillo es autor de publicaciones sobre materias teológicas,
canónicas y pastorales: Fieles y laicos en la Iglesia (1969),
Escritos sobre el sacerdocio (1970), y numerosos textos dispersos,
gran parte de ellos recogidos póstumamente, en el volumen Rendere
amabile la Verità. Raccolta di scritti di Mons. Álvaro del
Portillo, publicado en 1995 por la Libreria Editrice Vaticana. En
1992 se publicó el volumen Intervista sul Fondatore dell´Opus Dei,
fruto de sus conversaciones, con el periodista italiano Cesare
Cavalleri, sobre la figura de San Josemaría Escrivá, que ha sido
traducido a varias lenguas.
Tras su muerte en 1994, miles de
personas han testimoniado por escrito, su recuerdo de monseñor
Álvaro del Portillo: su bondad, el calor de su sonrisa, su humildad,
su audacia sobrenatural, la paz interior que su palabra les
comunicaba.
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