Segunda
Feria, 8 de enero
SANTA
GÚDULA
Virgen,
Patrona de Bruselas
(†
ca.712)
El
viajero que llega en tren a Bruselas puede, si quiere, en vez de
bajarse en la estación del Sur, situada en la periferia, continuar
tranquilamente sentado en su vagón, que le llevará a través de un
túnel subterráneo, al mismo centro de la ciudad.
Los
belgas han construido en el corazón de Bruselas, una estación
central subterránea, modelo de pulcritud, y de perfección técnica
en sus servicios. Por medio de una escalera mecánica, el viajero
sale a la superficie. Allí mismo, se encuentra la sede de la Sabena,
o Compañía Belga de Aviación, y un poco más abajo, la monumental
gran plaza de Bruselas, en que se ha logrado armonizar de un modo
realmente feliz, el gótico flamenco del hotel de Ville, con la regia
majestad del renacimiento español.
Bajando
de la estación central a la gran plaza, el viajero se encuentra con
la iglesia colegial de Santa Gúdula. Es sin duda, una de las mejores
iglesias góticas de Bélgica, y está dedicada a Santa Gúdula,
patrona de Bruselas.
Moreau,
en el Lexikon fuer Theologie und Kirche, nos habla de una vida de la
Santa, escrita en el siglo X, que nos ha llegado a nuestras manos. La
vida más antigua que poseemos sobre la Santa, es la de un tal
Hubert, monje de Lobbes, que debió escribirla, al parecer, en el año
1047.
Según
este escritor, la Santa nació en Brabante (Pagus Brachatensis),
región situada en la parte central de la actual Bélgica, y que ha
tenido a lo largo de la historia, un gran influjo en la historia del
país. Santa Gúdula nació el año 650, en el seno de una
aristocrática familia franca. Fue hija de Witger, duque de Lorena, y
de Santa Amalberga.
Puede
afirmarse sin exageración, que el ambiente en que vivió Gúdula,
fue un ambiente de santos. Es curioso comprobar en esta época, la
existencia de esas cadenas familiares de santos, pertenecientes a la
aristocracia feudal, que pone de manifiesto el original proceso de
cristianización, a partir de las clases más altas de la sociedad,
que es característico de este tiempo.
Santa
fue la madre de Gúdula, Amalberga. De ella sabemos, que cuando
perdió a su esposo, se recluyó en un monasterio de Maubege, en la
actual frontera entre Francia y Bélgica. Santos fueron también dos
de sus hermanos, Santa Reinalda, que vivió prácticamente como
monja, en una de sus propiedades de Brabante, cerca de Hal, y San
Emeberto, obispo que fue de Arrás y Cambrai. Santa finalmente, fue
su madrina, Gertrudis. Nació en 626, y fue hija de Pipino el Viejo,
antepasado directo de los carolingios.
Su
madre, Santa Iludega, fundó el monasterio de Nivelles, al sur de
Bruselas, del que Santa Gertrudis, fue la primera abadesa a la muerte
de su madre en el año 652. La formación escriturística y litúrgica
de Santa Gertrudis, así como su piedad y caridad, debieron ser muy
notables.
En
el monasterio de Nivelles, y bajo la tutela de su santa madrina, fue
educada la niña Gúdula, según la costumbre de las familias
aristocráticas de esa época. Muerta Santa Gertrudis en 659, se
volvió Gúdula a la casa paterna. Según algunos, vivió recluida en
el oratorio de San Salvador de Moorsel, a pocas millas de su pueblo
natal. Según otros, permaneció en casa de sus padres, llevando una
vida extraordinaria de piedad y recogimiento.
Cuenta
la tradición que le gustaba a Santa Gúdula, dirigirse todas las
mañanas antes de la aurora, a la capillita de madera dedicada a San
Salvador, en Moorsel, y que un día el demonio, furioso de verla tan
devota, le apagó la linterna que llevaba en la mano. Gúdula se puso
en oración, arrodillada en el barro, y la lámpara volvió a
encenderse milagrosamente.
Esta
leyenda, ha dado lugar al distintivo iconográfico de la Santa: una
linterna, a veces reemplazada por un cirio, que la Santa lleva en la
mano, mientras el demonio da señales de rabia a sus pies, y un ángel
lateral enciende de nuevo el cirio.
Hubert,
el antiguo cronista de Lobbes, nos presenta a Santa Gúdula, como una
mujer consagrada en cuerpo y alma al socorro del prójimo. Volviendo
un día de la capilla de Moorsel, encontró a una pobre mujer, que
llevaba en brazos un niño de diez años
paralítico de pies y manos. Gúdula lo tomó en sus manos, lo
acarició y rogó fervorosamente a Aquel que dijo: "Todo lo que
pidiereis a mi Padre en mi nombre, os lo concederá".
Inmediatamente el niño se sintió curado, y comenzó a dar saltos de
alegría.
En
otra ocasión vino a su encuentro, una leprosa llamada Emenfreda. La
Santa examinó sus llagas, la consoló con dulces pensamientos, y
después la curó. La noticia de estos prodigios, se extendió
rápidamente por toda la región. Y una multitud de desgraciados,
acudía a ella en busca de socorro.
Tras
breve una enfermedad, Gúdula murió, probablemente el 8 de enero de
712. Hubert nos describe la desolación de las pobres gentes de la
comarca, que estaban acostumbradas a ver en ella una especie de hada
protectora. Y nos transmite las grandes alabanzas, que las gentes
hicieron de la Santa, con motivo de su muerte. Fue enterrada en
Vilvoorde.
Después
de algún tiempo, fue trasladado el cuerpo de Santa Gúdula a
Moorsel, donde se estableció un monasterio de religiosas, que duró
poco tiempo. Más tarde, sus restos mortales fueron confiados a
Carlos de Francia, hijo de Luis, duque de la Baja Lorena,
probablemente en el año 977.
Durante
unos sesenta años, el cuerpo de Santa Gúdula reposó en la iglesia
de San Géry de Bruselas, entonces simple capilla castrense,
construida junto a la residencia condal. Por fin, el conde de
Lovaina, Lamberto II, hizo trasladar en 1047, el precioso depósito a
la iglesia de Molemberg, dedicada a San Miguel, que fue probablemente
la primera parroquia de Bruselas, y que después cambió su nombre
por el de Santa Gúdula. Al mismo tiempo, el príncipe erigió allí
un capítulo.
Una
antigua nota, que se conserva en los Archivos Generales del Reino de
Bruselas, relata la historia de esta fundación. Puede ser, que con
motivo de esta última y definitiva traslación del cuerpo de Santa
Gúdula, se escribiera la Vita Iª. Gudulae, del monje Hubert.
El
martirologio romano, celebra la fiesta de Santa Gúdula el 8 de
enero, mientras que en la archidiócesis de Malinas, y en la diócesis
de Gante, se celebra el 19 del mismo mes.
Se
comprende el mimo con que los belgas, han tratado siempre a Santa
Gúdula, la patrona de Bruselas, si tenemos en cuenta su antigüedad,
que se remonta al período, que podríamos llamar de estructuración
del pueblo belga, y a la extraña ausencia de santos modernos, como
es fácil constatar en un país, que por otra parte, tanto ha
merecido de la Iglesia, en todos los órdenes.
ANTONIO
HORTELANO, C. SS. R.
Oración:
Te pedimos Señor y Dios nuestro, que por los méritos y la
intercesión de Santa Gudula, nuestra Fe siempre se mantenga
encendida, al igual que el Amor y la Misericordia, en nuestros
corazones, y así podamos librarnos de la parálisis espiritual, y la
lepra repugnante del pecado. A Tí Señor que eres Camino, Verdad,
Vida, y la Luz del mundo. Amén.
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