lunes, 5 de octubre de 2020

 5 de Octubre

Santa Faustina Kowalska



Apóstol de la Divina Misericordia

Alma Víctima

Visión del Purgatorio, del Infierno y del Cielo

Nacida el 25 de agosto de 1905

Muere el 5 de octubre de 1938

Canonizada el 30 de abril del 2000, año jubilar.

Breve

Santa Faustina nació en la aldea de Glogoviec, en Swinice Varckie, Polonia, el 25 de agosto de 1905. Fue bautizada dos días después, con el nombre de Elena Kowalska, en la Iglesia de San Casimiro.

Sus padres tuvieron 8 hijos (Elena es la tercera), a quienes criaron con mucha disciplina, siendo ambos, un gran ejemplo de vida espiritual.

A muy temprana edad, Elena fue llamada a hablar con el cielo. Una indicación de este hecho, fue un sueño que ella tuvo a la edad de 5 años. Su madre recuerda que en esa época, Elena dijo a su familia. “Yo estuve caminando de la mano de la Madre de Dios, en un jardín precioso”.

Alma Víctima

Durante su tercer año de noviciado, le fue revelado lo que era ser Alma Víctima. Anota ella en su diario: "El sufrir es una gracia grande; a través del sufrimiento, el alma se hace como la del Salvador; en el sufrimiento el amor se cristaliza, mientras más grande es el sufrimiento, más puro es el amor". (57)

Sor Faustina se ofreció como víctima por los pecadores, y con este propósito, experimentó diversos sufrimientos, para salvar a las almas a través de ellos.

Durante una hora particular de adoración, Dios le reveló a Santa Faustina, todo lo que ella tendría que sufrir: falsas acusaciones, la pérdida del buen nombre y mucho más. Cuando la visión terminó, un sudor frío bañó su frente. Jesús le hizo saber, que aún cuando ella no diere su consentimiento a esto, ella se salvaría, y Él no disminuiría sus gracias, y seguiría manteniendo una relación íntima con ella. La generosidad de Dios no disminuiría para nada.

Consciente de que todo el misterio dependía de ella, consintió libremente al sacrificio, en completo uso de sus facultades. Luego escribió lo siguiente, en su diario: “De repente, cuando había consentido a hacer el sacrificio, con todo mi corazón, y todo mi entendimiento; la presencia de Dios me cubrió; me parecía que me moría de amor a la vista de su mirada”.

Durante la Cuaresma de ese mismo año, en 1933, experimentó en su propio cuerpo y corazón, la Pasión del Señor, recibiendo invisiblemente los estigmas.

Únicamente su confesor lo conoció. Ella lo narra así: "Un día durante la oración, vi una gran luz, y de esta luz salían rayos, que me envolvían completamente. De pronto, sentí un dolor muy agudo en mis manos, en mis pies y en mi costado, y sentí el dolor de la corona de espinas, pero esto fue sólo por un tiempo bien corto".

Tiempo más tarde, cuando Santa Faustina se enfermó de tuberculosis, experimentó nuevamente, los sufrimientos de la Pasión del Señor, repitiéndose todos los Viernes, y algunas veces cuando se encontraba, con un alma que no estaba en estado de gracia. Aunque esto no era muy frecuente, los sufrimientos eran dolorosos y de corta duración, y no los hubiera soportado, sin una gracia especial de Dios.

Visión del Purgatorio

Mientras estaba en Skolimow, casi al final de su Postulantado, Santa Faustina le preguntó al Señor, por quién mas debía orar, y la noche siguiente tuvo esta visión. "Esa noche vi a mi ángel de la Guarda, quien me pidió que lo siguiera. En un momento, me vi en un lugar lleno de fuego y de almas sufrientes. Estaban orando fervientemente por sí mismas, pero no era válido; solamente nosotras podemos ayudarlas. Las llamas que las quemaban, no podían tocarme. Mi ángel de la guarda no me dejó sola, ni por un momento. Yo pregunté a las almas, que es lo que más las hacía sufrir. Ellas me contestaron, que era el sentirse abandonadas por Dios...Vi a Nuestra Señora, visitando a las almas del Purgatorio; la llamaban Estrella del Mar. Luego mi ángel guardián, me pidió que regresáramos; al salir de esta prisión de sufrimiento, escuché la voz interior del Señor que decía: ‘Mi Misericordia no quiere esto, pero lo pide mi Justicia".

Visión del Infierno

Durante un retiro de ocho días, en octubre de 1936, se le mostró a Sor Faustina, el abismo del infierno, con sus varios tormentos, y por pedido de Jesús, ella dejó una descripción, de lo que se le permitió ver: "Hoy día fui llevada por un Ángel, al abismo del infierno. Es un sitio de gran tormento. ¡Cuán terriblemente grande y extenso es!.

Las clases de torturas que vi:

La primera es la privación de Dios;
la segunda es el perpetuo remordimiento de conciencia;
la tercera es que la condición de uno nunca cambiará;
la cuarta es el fuego que penetra en el alma sin destruirla -un sufrimiento terrible, ya que es un fuego puramente espiritual, que se mantiene encendido por la ira de Dios.
La quinta es una oscuridad continua, y un olor sofocante y terrible. A pesar de la oscuridad, las almas de los condenados se ven entre ellos;
la sexta es la compañía constante de Satanás;
la séptima es una angustia horrible, odio a Dios, palabras indecentes y blasfemia.

Estos son los tormentos que sufren los condenados, pero no es el fin de los sufrimientos. Existen tormentos especiales, destinados para algunas almas en particular. Estos son los tormentos de los sentidos. Cada alma pasa por sufrimientos terribles e indescriptibles, relacionado con el tipo de pecado que ha cometido.

Existen cavernas y fosas de tortura, donde cada forma de agonía, difiere de la otra. Yo hubiera fallecido, a cada vista de las torturas, si la Omnipotencia de Dios, no me hubiera sostenido.

Estoy escribiendo esto por orden de Dios, para que ninguna alma encuentre una excusa, diciendo que no existe el infierno, o que nadie ha estado ahí, y por lo tanto, nadie puede describirlo".

El Señor fue preparando de esta forma, el corazón de Santa Faustina, para que por medio de su intercesión, se salvaran muchas almas.

Visión del Cielo

El 27 de noviembre de 1936, cuando la debilidad la llevó a la cama, escribió la siguiente visión del cielo: "Hoy día, estuve en el cielo en espíritu, y vi sus bellezas incomparables, y la felicidad que nos espera para después de la muerte. Ví como todas las criaturas alaban, y dan gracias a Dios sin cesar...Esta fuente de felicidad, es invariable en su esencia, pero es siempre nueva, derramando felicidad para todas las criaturas. Dios me ha hecho entender, que hay una cosa de un valor infinito a Sus Ojos, y eso es, el amor a Dios; amor, amor y nuevamente amor, y nada puede compararse, a un solo acto de amor a Dios.

Dios en su gran majestad, es adorado por los espíritus celestiales, de acuerdo a sus grados de gracias y jerarquías, en que son divididas; no me causó temor ni susto, mi alma estaba llena de paz y amor, y mientras más conozco la grandeza de Dios, más me alegro, de que Él sea Él que es. Me regocijo inmensamente en Su grandeza, y me alegro de que soy tan pequeña, ya que siendo tan pequeña, Él me carga en Sus brazos y me aprieta a Su corazón" (777-780).

Al final de la Canonización de Santa María Faustina, el Santo Padre, Juan Pablo II, el 30 de Abril de 2000, declaró el segundo domingo de Pascua, como el “Domingo de la Misericordia Divina”, estableciendo la Fiesta de la Divina Misericordia, que Jesús tanto pedía a Santa Faustina.

El Santo Padre dijo: “En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua, recibirá el nombre de Domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne, para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas, que esperan al género humano en los años venideros”.

Y después de su visita a Polonia, en junio del 2002, “para hacer que los fieles, vivan con intensa piedad esta celebración, el mismo Sumo Pontífice ha establecido, que el citado domingo se enriquezca con la indulgencia plenaria, para que los fieles reciban, con más abundancia, el don de la consolación del Espíritu Santo, y cultiven así, una creciente caridad hacia Dios y hacia el prójimo, y una vez obtenido de Dios el perdón de sus pecados, ellos a su vez, perdonen generosamente a sus hermanos”.

Podemos encontrar un paralelo, entre los poderosos mensajes, que Jesús revela a Santa Faustina sobre la Divina Misericordia, y a Santa Margarita María Alacoque, sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. A través de ellas, Dios nos manifestó, y nos dio a conocer Su Misericordia, encerrada en Su Sagrado Corazón.

Santa Faustina, fue canonizada el 30 de abril del 2000, siendo la primera canonización del año jubilar.

Oración: Dios Todopoderoso y Eterno, que por intercesión de Santa María Faustina, meditemos siempre en nuestro corazón, la necesidad de conversión de nuestra Vida, a fin de poder nosotros sentir por Tí, Misericordia ante tu Pasión y Muerte, que se renueva en cada minuto, y así ser también merecedores de vuestra Misericordia.


A Tí Señor, que insuflaste tu Espíritu sobre los Apóstoles en la Pascua, y Les y Nos regalaste tu Misericordia, cuando Les y Nos dijiste: “A Quienes Ustedes les perdonen sus pecados, les serán perdonados en el Cielo, y a quienes les retengan, les serán retenidos”. Amén.

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