Sábado
24 de Noviembre
Santa
Flora y Santa María
Mártires
mozárabes en Córdoba (+851)
Los
martirologios de Adón, Usuardo, Maurolico, del obispo Equilino y el
Romano, hacen memoria de estas dos vírgenes mártires de Córdoba,
lo que hace pensar, en la repercusión que debió tener, el doble
martirio en toda la España del siglo IX, y explicar la rápida
difusión de su culto.
Flora es
hija de madre cristiana, y padre musulmán. Fue educada por su madre
desde pequeña, en el amor a Jesucristo, y aprendió de sus labios,
el valor relativo de las cosas de este mundo. Tiene un hermano
—musulmán fanático— que la denuncia como cristiana, en
presencia del cadí. Allí es azotada cruelmente, para hacerla
renegar, pero se mantiene firme en la fe.
El cadí,
la pone bajo la custodia de su hermano, a fin de que la instruya en
la fe musulmana, y así la haga cambiar de actitud. Santa Flora se
somete a dicha tutela, durante algún tiempo, pero finalmente llega a
la conclusión, de la fortaleza y paz profunda de la Fe cristiana, y
huye en la noche.
María es
hija de cristianos. Sus padres han puesto a su hijo Walabonso, bajo
la custodia de un sacerdote, con el encargo de educarlo en un
monasterio, mientras ella, entra en el cenobio de Cuteclara. Muerto
mártir su hermano, se dirige ahora a la iglesia de San Acisclo,
después de haber tomado una firme resolución.
Las dos
jóvenes, coinciden a los pies de San Acisclo. El saludo de la paz,
les ha facilitado abrirse mutuamente las almas, y se encuentran en
comunión de sentimientos, deseos y resoluciones. Se
juran amistad para siempre, una caridad que dura hasta el Cielo.
Flora
decide presentarse al cadí, a fin de evitar más problemas
familiares con su hermano, que la estaba buscando. María la
acompaña. Se encaminan con valentía al palacio del cadí, y hacen
ante él, pública profesión de fe cristiana.
Encarceladas,
son condenadas por los jueces a morir decapitadas, no sin el
consuelo, ánimo y bendición de San Eulogio, que las conoció y
bendijo. Hecha la señal de la cruz, primero será la cabeza de
Flora, la cortada por el alfanje, después rueda la de María.
Sus
cuerpos quedan expuestos, para disuasión de cristianos, y
demostración del poder musulmán, a las aves y los perros. Al día
siguiente, los arrojaron al Guadalquivir.
Sus
cabezas se depositaron en la iglesia de San Acisclo.
Oración:
Te pedimos Señor y Dios nuestro, que por los méritos
y la intercesión de Santa Flora y María, cesen las persecuciones
religiosas, y se establezca una real amistad entre todos los credos,
en el espíritu de la Reunión de Asís, donde el Papa Juan Pablo II,
y todas las confesiones religiosas, dialogaron y acordaron mantenerse
unidas, luchando en común, por hacer accesibles a todos los hombres,
los tesoros del cielo.
Que
podamos recordar que Tú no rechazaste dialogar con los Samaritanos,
y enviaste al amado Apóstol San Pablo, a predicar la Fe a los
pueblos paganos, sin violencia de ninguna clase. A Tí Señor que
Vives y Reinas por Siempre. Amén.
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