Sexta
Feria, 29 de Septiembre
Santos
Ángeles Arcángeles
Visión
del Papa Leon XIII, y oración a San Miguel Arcángel
Según
las Sagradas Escrituras hay siete arcángeles:
"Yo
soy Rafael, uno de los siete ángeles que tiene entrada a la gloria
del Señor" (Tb 12:15)
"Reciban
gracia y paz de Aquel que Es, que Era y que Viene de parte de los
Siete Espíritus que están delante de Su Trono"
(Ap 1:4),
Las
Sagradas Escritura mencionan el nombre de solo tres: Miguel
(Ap 12:7-9), Gabriel
(Lc 1:11-20; 26-38) Rafael (Tobit
12:6, 15). Los nombres de los otros cuatro arcángeles (San
Uriel, San Barachiel ó Baraquiel, San Jehudiel, Saeltiel)
no aparecen en la la Biblia. Se encuentran en libros no canónicos de
Enoc, el cuarto libro de Esdras, y en la literatura rabínica.
La
Iglesia reconoce los nombres que se encuentran en las Sagradas
Escrituras. Los demás nombres pueden tenerse como referencia, pero
no son doctrina de la Iglesia, ya que provienen de libros que no son
parte del canon de la Sagrada Escritura.
Debemos
tener cuidado con otros nombres dados a los ángeles, algunos de los
cuales son de origen ocultista, o de la Nueva Era.
Se
recomienda rezar a los Siete Santos Arcángeles. A los arcángeles se
les llama los siete magníficos:
San
Miguel: (Ap 12:7-9) "quien
como Dios". Venció y expulsó a Satanás del
cielo.
Como individuos, como naciones, como Iglesia, estamos en gran una batalla espiritual. Es nuestro deber de amor, usar todas las armas espirituales para batallar con amor, fortaleza y astucia.
Como individuos, como naciones, como Iglesia, estamos en gran una batalla espiritual. Es nuestro deber de amor, usar todas las armas espirituales para batallar con amor, fortaleza y astucia.
La
Virgen dijo a la Venerable María Agreda: "Mi
hija, no hay palabras humanas, que puedan describir el horror del mal
que hay en Lucifer y en sus secuaces; y como sus dardos están
dirigidos a la destrucción del hombre. Su gran malicia, su astucia,
sus mentiras, sugerencias, sus insinuaciones y tormentos, se dirigen
a la mente y al corazón humano; él trata de aplastar toda obra
buena, de destruirla, de esconderla. Toda la malicia que su mente es
capaz de poseer, quiere inyectarla en las almas. Contra estos
ataques, Dios da su admirable protección, si el hombre tan solo
cooperara y correspondiera”.
Oración:
Amado San Miguel Arcángel, protégenos de las acechanzas
del demonio, y ayúdanos a superarnos todos los días en el combate
interior, para liberarnos de todo pecado, y servir sólo a Dios, como
Tú lo haces ayer, hoy y lo harás siempre. Amén. (Ver al final la
visión del Papa León XIII, y su oración. También se describe su
presencia en la Eucaristía, y su asistencia a los moribundos).
San
Gabriel: (Lc 1:11-20; 26-38) "el
que gobierna, o mensajero de Dios".
Él se le apareció al profeta Daniel, y le explicó una visión de eventos futuros, diciéndole, "Tú eres un hombre elegido especialmente".
Él se le apareció al profeta Daniel, y le explicó una visión de eventos futuros, diciéndole, "Tú eres un hombre elegido especialmente".
En
el Nuevo Testamento, se le apareció a Zacarías, para avisarle que
Isabel, su mujer, tendría un hijo al que llamaría Juan (Lucas
1:11-20). De igual manera, fue Gabriel quién se le apareció a
María, diciéndole que concebiría y daría a luz a un Hijo, a quién
pondría por nombre Jesús (Lucas 1:26-38).
A
San Gabriel se lo representa con una vara de perfumada azucena, la
que obsequió a María Santísima en la Anunciación, que representa
la Sublime Pureza Inmaculada de la Madre Virgen.
Oración:
Amado Arcángel San Gabriel, te pedimos que visites con frecuencia a
las mujeres embarazadas, para que el fruto de sus vientres, sea
siempre bendito. Ábrenos el entendimiento, para interpretar
correctamente las Sagradas Escrituras, y el Signo de los Tiempos, y
saber aceptar los Mandatos Divinos, tanto personales como del mundo,
con devoción filial, como lo hizo la Santísima Virgen. Amén.
San
Rafael: (Tobit 12:6, 15) "el
que cura o sana". Es el arcángel cercano a los
hombres para aliviarlos en su dolor y sufrimiento.
Es
uno de los tres arcángeles cuyo nombre aparece en la Biblia (Tobit
12:6, 15). Los otros son San Miguel y San Gabriel.
A
San Rafael se lo representa con un atuendo de caminante o peregrino,
con bastón y cantimplora, y el pez del que se obtuvo la hiel, para
curar al padre de Tobías;
Oración:
Amado Arcángel San Rafael, te pedimos también con todo el fervor de
nuestro espíritu. Haz que se dilate y extienda más el santo
evangelio, con la práctica de la moral. Que asistas al romano
pontífice y a los demás pastores católicos y ortodoxos, y concedas
unidad en la verdad a las autoridades y magistrados cristianos. Cura
nuestras heridas materiales y espirituales. Amén.
San
Uriel. Su nombre significa: "Fuego
de Dios"
Se
le representa con una espada en el jardín del Edén. Se lo considera
al Arcángel puesto por el Padre Eterno, a las puertas del Paraíso
con su Espada de Fuego, es Aquel que expulsó a Adán y Eva.
Combate
el espíritu de la ira, del odio y de la impaciencia, poniendo en el
corazón las virtudes de la dulzura, benignidad, paciencia y
mansedumbre. Con la dulzura y la paciencia, vencemos y
atamos al espíritu malvado. "Aprended de Mí que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso a vuestras almas"
(Mateo 11,29).
San
Uriel nos rodea con su corona ardiente de amor, de paciencia y de
bondad. Él cuida todos los lugares de las apariciones Marianas,
enriqueciéndolos de gracias. Jesús afirmó en unas de
sus revelaciones: "Cuando los ejércitos rojos avancen, ellos
atravesarán tan solo al precio de la muerte, y con la pérdida de
sus vidas, el cinturón de fuego colocado delante de los lugares de
las apariciones de mi Madre".
Pedimos
a San Uriel, nos libre de caer en la pasión del odio, la ira y la
impaciencia, y también nos proteja de personas malvadas, iracundas,
nerviosas; y derrame en nuestro corazón, y en el alma de los que nos
rodean, el Amor, dulce, suave y sereno. En la iconografía, se
representa a San Uriel mostrando su pecho y su corazón ardiente de
Caridad.
Oración:
San Uriel rodéanos con el Cinturón de Fuego, ven en nuestra ayuda
con tu Ejército Celestial. Y enséñanos a vivir y hacer como ha
hecho Jesús, aquí en la tierra. Amén.
San
Barachiel ó Baraquiel. Su nombre significa:
"Bendición de Dios".
Pedimos
a San Barachiel, nos proteja de caer en la pereza, la indiferencia a
las Cosas Santas, en la mortal tibieza; y liberen a las almas por las
que rezamos, o nos rodean, del pecado capital de pereza y la mortal
caída en la tibieza e indiferencia.
La
liberación de los pecados mencionados, abre el camino para la vida
espiritual, trayéndonos el Don de la Conversión y la fortaleza, y
la entrega total en sostener la vocación a la que nos llamó el
Padre Dios, por primero a Ser Hijos por adopción en la Sangre de
Jesucristo, y luego en la vocación particular de cada uno: vocación
religiosa, vocación al matrimonio, vocación a la soltería,
vocación en una carrera en bien de la humanidad, etc. San
Barachiel se lo representa portando un canastito lleno de flores y
frutos preciosos, los frutos de la Vocación
cumplida.
Oración:
"Santo Arcángel Barachiel, dános fuerzas para trabajar, y no
ser indiferentes al dolor de nuestro prójimo. Ayúdanos a crecer en
las buenas obras, y en el amor a Dios y a María. Amén".
San
Jehudiel. Su
Nombre significa: "Alabanza de
Dios". Combate el espíritu de la envidia y de
los celos. Todos nosotros somos llamados a recibir la corona, que
Jehudiel tiene en su mano, la señal de la recompensa divina, para
aquellos que son fieles a Dios y lo alaban.
San
Pablo a Timoteo: "ahora me corresponde la Corona de Justicia.
que el Señor, como Justo Juez, me dará en ese día. Pero no
solamente a mí., sino a todos aquellos que han esperado con amor su
venida" (2 Timoteo 4,8).
Pedimos
a San Jehudiel, nos impida caer en envidias y celos, que exterminan
toda serena paz del alma, y nos proteja de individuos obsesivos por
los celos, y con la pertinaz maldad de la envidia; y derrame en
nuestras almas, y en las de las personas que nos rodean, la
fidelidad a la Ley de Dios y de la Iglesia, y la Obediencia a las
Divinas Disposiciones.
Oración:
"Santo Arcángel Jehudiel, fuerte ángel y gran opositor
de los espíritus malignos, ven en nuestra ayuda con todo tu ejército
angelical. Asístenos en la lucha contra los tremendos ataques del
Infierno, que amenazan destruir a la Iglesia. Quita de nuestros
corazones toda envidia, y haz que el Decreto Divino llegue a ser para
nosotros alabanza eterna y viviente en Dios. Amén".
San
Saeltiel. Su Nombre significa: "Plegaria
a Dios":
Se
lo representa con las manos juntas en oración profunda, o con el
incienso de adoración, representando así su unión gozosa con Dios;
Combate
el espíritu de la intemperancia, la gula, y del exceso en la bebida.
La intemperancia, lleva a toda clase de pecados y de delitos. El
Salvador nos advierte: "Estén alerta, no sea que se
endurezcan sus corazones por los vicios, borracheras, y
preocupaciones de la vida. No sea que ese día, caiga de repente
sobre ustedes" (Lucas 21,34).
Sealtiel
como distribuidor de gracias, lleva en sus manos una cesta de flores
(también frutos), o bien, va derramando flores y frutos; señal de
la gloria, de la vida con Dios, de la práctica de las Santas
Virtudes. Así lo vió la Venerable Sor Josefa Menéndez, Hermana
Coadjutora de la Congregación del Sagrado Corazón, fundada por
Santa Magdalena Sofía Barat, y confidente de las revelaciones del
llamamiento de amor del Corazón del Salvador.
La
alegría de la vida, en la vida de los niños de Dios, se refleja en
Sealtiel. El saberse escondidos completamente en la bondad paternal
de Dios, en el ardiente amor de María, y el valor de luchar por Dios
y por María. El amor de entrega a Dios, también se refleja en
Sealtiel. Lo invocamos con sus ángeles para los esposos, para que
ellos puedan siempre decir sí a toda nueva vida, confiada por Dios,
y por Él obsequiada.
Oración:
Santo Arcángel Sealtiel, que siempre estemos alegres en el Señor.
Te pedimos conservar siempre en pureza, el espíritu de niño o niña
que llevamos adentro, para dar gloria a Dios en cada momento de
nuestra vida. Amén.
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La
oración a San Miguel del Papa León XIII
El
13 de Octubre de 1884, el Papa León XIII, experimentó una visión
horrible. Después de celebrar la Eucaristía, estaba consultando
sobre ciertos temas con sus cardenales, en la capilla privada del
Vaticano, cuando de pronto se detuvo al pie del altar, y quedó
sumido en una realidad que solo él veía.
Su
rostro tenia expresión de horror y de conmoción. Empezó a
pañidecer. Algo muy horrible había visto. De repente, se incorporó,
levantó su mano como saludando, y se fue a su estudio privado. Lo
siguieron los cardenales, y le preguntaron: “¿Qué le sucede su
Santidad?, ¿Se siente mal?”
Él
respondió: "¡Oh, que imágenes tan terribles se me han
permitido ver y escuchar!", y se encerró en su oficina.
¿Qué
vió León XIII?. "Vi demonios y oí sus crujidos, sus
blasfemias, sus burlas. Oí la espeluznante voz de Satanás
desafiando a Dios, diciendo que él podía destruir la Iglesia, y
llevar a todo el mundo al infierno, si se le daba suficiente tiempo y
poder. Satanás le pidió permiso a Dios, de tener 100 años para
poder influenciar al mundo, como nunca antes había podido hacerlo".
También
León XIII pudo comprender, que si el demonio no lograba cumplir su
propósito en el tiempo permitido, sufriría una derrota humillante.
Vió a San Miguel Arcángel aparecer, y lanzar a Satanás con sus
legiones, en el abismo del infierno.
Después
de media hora, llamó al Secretario para la Congregación de Ritos.
Le entregó una hoja de papel, y le ordenó que la enviara a todos
los obispos del mundo, indicando que bajo mandato, tenía que ser
recitada después de cada misa, la oración que ahí él había
escrito.
Oración
del Papa León XIII:
"San
Miguel Arcángel,
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo
contra la perversidad y asechanzas
del demonio.
Reprímale Dios, le pedimos suplicantes,
y tú Príncipe de la Milicia Celestial,
arroja al infierno con el divino poder
a Satanás, y a los otros espíritus malignos,
que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas.
Amén."
San
Miguel y la Eucaristía
Se
nos enseña en la Tradición, que San Miguel preside el culto de
adoración que se rinde al Altísimo, y ofrece a Dios las oraciones
de los fieles, simbolizadas por el incienso que se eleva ante el
altar.
La
liturgia nos presenta a San Miguel como el que lleva el incienso, y
está de pie ante el altar como nuestro intercesor, y el portador de
las oraciones de la Iglesia, ante el Trono de Dios. En el Canon #1 de
la Misa: "que tu ángel presente ante Tí las oraciones de tu
Iglesia".
Es
muy interesante notar, en las apariciones marianas que han incluido
manifestaciones de San Miguel, en su relación con la Eucaristía, y
con la adoración debida a Jesús Eucarístico, y a la Santísima
Trinidad:
Fátima:
En 1916 se les aparece el ángel por primera vez. Se
arrodilla en tierra inclina la frente hasta el suelo, y pidió que
oraran con él: "Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo.
Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Te
aman".
Segunda
aparición: "¡Rezad, rezad mucho. Los corazones de
Jesús y María, tienen sobre vosotros designios de misericordia.
Ofreced constantemente oraciones y sacrificios al Altísimo!".
Tercera
aparición: Se aparece con un cáliz en sus manos, sobre el
cual está suspendida una Hostia, de la cual caían gotas de sangre
al cáliz. Dejando el cáliz y la hostia suspendidos en el aire, se
postró en tierra y repitió tres veces:
"Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente y te
ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro
Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en
reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él
mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sagrado
Corazón, y del Corazón Inmaculado de María, te pido la conversión
de los pobres pecadores".
Después
se levantó, y dio la Hostia a Lucía, y el contenido del Cáliz a
Jacinta y Francisco, diciendo al mismo tiempo: "Tomad el
Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por
los hombres ingratos. Reparad sus crímenes, y consolad a vuestro
Dios”.
Oración:
Amado Arcángel San Miguel, que la Eucaristía nos mantenga siempre
unidos al Cuerpo Místico de nuestro Señor, en Amor, Paz y Fidelidad
a sus mandatos Divinos. Amén.
San
Miguel, defensor de los moribundos:
San
Miguel continua su ministerio angélico, en relación a los hombres,
hasta que nos lleva a través de las puertas celestiales. No solo
durante la vida terrenal, San Miguel defiende y protege nuestras
almas, él nos asiste de manera especial a la hora de la muerte, ya
que su oficio es recibir las almas de los elegidos, al momento de
separarse de su cuerpo.
En
la liturgia, la Iglesia nos enseña que este arcángel está
dispuesto para custodiar el paraíso, y llevar a él a aquellos que
podrán ser recibidos ahí. A la hora de la muerte, se libra una gran
batalla, ya que el demonio tiene muy poco tiempo para hacernos caer
en tentación, o desesperación, o en falta de reconciliación con
Dios.
Por
eso es que en estos momentos, se libra una gran batalla espiritual
por nuestras almas. San Miguel, está al lado del moribundo,
defendiéndole de las asechanzas del enemigo.
Anécdota:
San Anselmo cuenta de un religioso piadoso, que a punto de morir
recibía grandes asaltos de demonio. El demonio se le apareció,
acusándole de todos los pecados que había cometido antes de su
bautismo (tardío).
San
Miguel se aparece, y le responde que todos esos pecados quedaron
borrados con el Bautismo. Entonces Satanás le acusa de los pecados
cometidos después del Bautismo. San Miguel le contesta que estos
fueron perdonados en la confesión general, que hizo antes de
profesar.
Satanás,
entonces, le acusa de las ofensas y negligencias de su vida
religiosa. San Miguel declara que esos han sido perdonados por sus
confesiones, y por todos los buenos actos que hizo durante su vida
religiosa, en especial la obediencia a su superior, y que lo que le
quedaba por expiar, lo había hecho a través del sufrimiento de su
enfermedad vividos con resignación y paz.
En
los escritos de San Alfonso de Ligorio encontramos:
"Había
un hombre polaco de la nobleza, que había vivido muchos años en
pecado mortal, y lejos de la vida de Dios. Se encontraba moribundo, y
estaba lleno de terror, torturado por los remordimientos, lleno de
desesperación. Este hombre había sido devoto de San Miguel
Arcángel, y Dios en su misericordia, permitió que este arcángel se
le apareciera.
San
Miguel le alentó al arrepentimiento, diciéndole que había orado
por él, y le había obtenido más tiempo de vida para que lograra la
salvación. Al poco rato, llegan a la casa de este hombre 2
sacerdotes dominicos, que dijeron se les había aparecido un extraño
joven, pidiéndoles que fueran a ver a este hombre moribundo. El
hombre se confesó con lágrimas de arrepentimiento, recibió la
Santa Comunión y en brazos de estos dos sacerdotes murió
reconciliado con Dios”.
Oración
Final: Amado Arcángel San Miguel, protege mediante tu poder
a los moribundos que agonizan en todas partes, especialmente en
hospitales y campos de batalla, de todas las acechanzas del demonio,
y ayudálos a morir en la Paz del Señor. Amén.
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