Sábado
2 de Septiembre
San
Antolín de Pamiers
(453)
Mártir
Patrón
de Pamiers y Palencia
Patrón
también de los cazadores
Nació
en una familia adinerada, pero abandonó los honores y fortunas,
debido a su rechazo por la doctrina arriana, – que afirmaba que
Jesús sólo detentaba una naturaleza humana y no divina –, cuando
la teología de los Apóstoles, y los Padres Apostólicos enseñaron
la doble naturaleza divina y humana, – salvo en el pecado original
- de nuestro Salvador.
Predicó
y convirtió a Festus de Rouergue – sur de Francia –, y a
numerosas personas de ese lugar. La batalla contra el arrianismo, lo
llevó a ser encarcelado en Tolouse.
Sufrió
la prueba de inmersión en aceite hirviendo, como prueba de la verdad
de su Fe, saliendo ileso de la misma. Luego lo arrojan al río
Garona, con una pesada rueda de molino, saliendo nuevamente ileso,
convirtiendo este acto a numerosas personas que lo presenciaron.
Ésta
fue siempre la constante: ni el fuego, ni el agua, ni las fieras, ni
las aves de rapiña, han podido hacer nada contra las personas
santas, como un tributo de la propia naturaleza, hacia estas personas
de Dios. Sólo nuestra personal intervención puede quitarles la vida
terrena. Hoy ya no se usa la espada, pero sí la calumnia.
Y
así sucedió, cuando fueron liberados Antolín y sus compañeros.
Vivieron una vida eremítica, en un lugar llamada “Fuente del
Oriente”. Allí son nuevamente arrestado por otro rey llamado
Metopius, siendo martirizados a orillas del río Ariege, a filo de
espada.
Uno
de sus milagros cuenta que, en el lugar donde sus restos fueron
arrojados, las aguas se retiraron, y en ese lugar se levantó una
abadía. Una parte de sus restos se quedaron allí, y otra
fue trasladada a Palencia, España.
Allí
se produce otro milagro, la del rey cazador Don Sancho en Palencia,
cuyo brazo quedó tieso, cuando estaba cazando en ese lugar. El rey
comprendió que estaba realizando una actividad impropia en un lugar
consagrado, y le pidió al Santo su intercesión para curarse, y le
prometió una catedral en ese lugar. Don Sancho se curó, y cumplió
su promesa.
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Beato Bartolomé Gutiérrez
Beato Bartolomé Gutiérrez
Mártir
(1580-1632)
Nació
en México en 1580. Muy joven entró en la Orden de San Agustín. Ya
sacerdote, pidió ser enviado a las misiones. Con Fray Pedro Solís,
viajó en 1605 a Manila, en donde ocupó primero durante seis años
el cargo de maestro de novicios.
Por
fin, en el año 1612, se embarcó para Japón. En el año 1613, el
emperador Taicosama expulsó a todos los misioneros. Bartolomé
regresó a Manila, pero a petición de sus fieles, al cabo de cinco
años pudo volver disfrazado a Japón, donde trabajó quince años.
Al fin, traicionado, lo aprehendieron, y después de muy crueles
suplicios, lo hicieron morir a fuego lento en Omura, Japón, el 3 de
septiembre de 1632.
Fue
beatificado por el Papa Pío IX el 22 de mayo de
1867.
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Oración:
Dios Todopoderoso y Eterno, que por los méritos e intercesión de
San Antolín y Bartolomé Gutierrez, mártires, se vaya
expandiendo sin descanso el mensaje evangélico en toda la Tierra, y
fundamentalmente que esa palabra reine en nuestros corazones y
nuestras familias. Por nuestro Señor Jesucristo, ayer, hoy y
siempre. Amén.
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Recordamos
con Amor y Agradecimiento a:
-Santa Máxima y San Ansano, mártires, Roma, 304.
-Santas Diómedes, Julián, Felipe, Eutiquiana, Esiquio. Leónides, Filadelfo, Menalipo y Pantágapas.
-Santos Zenón, Concordio y Teodoro, mártires, Nicomedia, 303.
-San Justo, obispo de Lyón. Hizo de él un acabado elogio San Ambrosio, y además le dirigió varias epístolas, preguntándole la interpretación de algunos textos de la Escritura Sagrada. Renunció al obispado, y se fue a Egipto, donde vivió oculto algún tiempo, pero sus feligreses le devolvieron a su sede, que rigió hasta 390.
-San Elpidio, obispo de Lyón, 422.
-San Elpidio, abad, Ancona (Italia), s, V.
-San Nonnoso, abad del Monte Saracte. "Con sus oraciones trasladó de un lugar a otro un peñasco grandísimo", s. VI.
-Beatos Agustín Chevreux, Renato Massey, y Luis Barreau de la Touche, monjes de la Congregación de San Mauro, martirizados durante la Revolución francesa, París. 1794.
-Beato Gil de Cayaso, monje de San Martín de Castañeda, Bierzo. Fue abad del monasterio, pero renunció presto a su dignidad, retirándose con un hermano suyo al priorato de Cayaso, donde se ocupó muchos años en el ministerio parroquial. Murió hacia 1617.
-Santa Máxima y San Ansano, mártires, Roma, 304.
-Santas Diómedes, Julián, Felipe, Eutiquiana, Esiquio. Leónides, Filadelfo, Menalipo y Pantágapas.
-Santos Zenón, Concordio y Teodoro, mártires, Nicomedia, 303.
-San Justo, obispo de Lyón. Hizo de él un acabado elogio San Ambrosio, y además le dirigió varias epístolas, preguntándole la interpretación de algunos textos de la Escritura Sagrada. Renunció al obispado, y se fue a Egipto, donde vivió oculto algún tiempo, pero sus feligreses le devolvieron a su sede, que rigió hasta 390.
-San Elpidio, obispo de Lyón, 422.
-San Elpidio, abad, Ancona (Italia), s, V.
-San Nonnoso, abad del Monte Saracte. "Con sus oraciones trasladó de un lugar a otro un peñasco grandísimo", s. VI.
-Beatos Agustín Chevreux, Renato Massey, y Luis Barreau de la Touche, monjes de la Congregación de San Mauro, martirizados durante la Revolución francesa, París. 1794.
-Beato Gil de Cayaso, monje de San Martín de Castañeda, Bierzo. Fue abad del monasterio, pero renunció presto a su dignidad, retirándose con un hermano suyo al priorato de Cayaso, donde se ocupó muchos años en el ministerio parroquial. Murió hacia 1617.
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